Estoy convencido de que no es para nada inusual el plan de amenazas que ha diseñado el Departamento de Estado gringo, el Pentágono y la CIA, apuntando al corazón de las elecciones para nuestra Asamblea Nacional, el venidero 6 de diciembre del presente año.

Los yanquis no van a disparar. Ya lo están haciendo. El recurso militar armado es parte de los disparos intimidatorios contra el valiente pueblo patriota de Venezuela. Pero también persigue ofrecer confianza a las bandas de la derecha oposicionista y a sus jefes lacayos agolpados en la MUD, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, AD, Copei y tanta otra canalla remunerada desde la USAID y otros organismos de financiamiento a las bandas fascistas y golpistas que, en Venezuela, trabajan cada día para borrar la memoria Bolivariana y Chavista, nuestra Revolución y el gobierno valiente que encabeza el camarada Nicolás Maduro.

Desde el nacimiento político de la Revolución Bolivariana, específicamente con la rebelión popular y militar del 4 de febrero de 1992, todo el movimiento que, en torno a esos hechos, comenzó a conformarse con fines libertarios, patrióticos, independentistas y, hoy, claramente socialistas, los ataques de todo tipo, con fines de exterminio, han estado presentes y se han incrementado.

Primero centraron su objetivo en un hombre, en el líder Comandante Hugo Chávez. Luego en sus ideas, en su capacidad organizativa y de estratega en su visión antiimperialista, nuestroamericanista y mundialmente socialista. En fin, al imperialismo yanqui le empezó a preocupar el crecimiento de una "amenaza inusual" contra sus intereses. De allí que la larga lista de ataques, intentonas golpistas, de magnicidio, mediáticamente terroristas, de infiltraciones, de paramilitarismo, de alianzas con el narcotráfico asentado en Colombia bajo la conducción del capo Álvaro Uribe Vélez. De allí la movilización de la transnacional Exxon Mobil y de otras similares en el mundo con intereses en el poder enérgetico venezolano y en sus reservas probadas, en materia petrolera, lo que les lleva también a desarrollar otro foco de conflicto fronterizo, estableciendo la alianza política con el gobierno títere de Guyana.

La consolidación consciente del pueblo patriota y soberano de Venezuela, en sus objetivos de desarrollo, de independencia, de productividad con sentido social, de conformación como potencia multipolar y de Patria socialista, es lo que preocupa al imperio de pensamiento único y poderío militar estadounidense. Por ello trabajan de cara a la desestabilización, a la siembra del caos, al saboteo del proceso electoral definido para la elección de diputadas y diputados el próximo 6 de diciembre, pero, sobre todo, al derrocamiento del gobierno popular y constructor de su socialismo bolivariano y chavista, que preside el camarada Nicolás Maduro.

Para conseguir sus objetivos, las fuerzas imperiales en sus departamentos de inteligencia y militares, han arreciado en los últimos meses una serie de ataques contra Venezuela y, especialmente, han colocado su acento en la desestabilización económica, mediante el acaparamiento, la manipulación de las referencias en divisas y el bachaqueo, entre otras expresiones.

Las campañas de rumores y, también, ahora las incursiones en el espacio aéreo venezolano, violando nuestro espacio soberano y el pronto emplazamiento de una flota militar con fines intimidatorias en aguas vecinas a nuestras fronteras, revelan la decisión imperial de detener a la Revolución Bolivariana y Chavista.

Por ahora, no creo que vayan a disparar. Ellos saben de lo que este pueblo es capaz de resistir y vencer. Ellos saben que Venezuela no está sola. Saben que para nosotros la Patria es Nuestramérica y que todos estos pueblos están artillados, amurallados, atrincherados de paz y voluntad de vencer.

Ellos saben que este pueblo patriota duerme siempre con un ojo abierto y bien despierto y que, el 6 de diciembre va a asegurarse una Asamblea Nacional con absoluta mayoría Revolucionaria que, en el próximo período parlamentario, solidificará de leyes antiimperialistas, soberanas, independentistas y socialistas, al Estado venezolano.