Con un inusitado retardo de 4 años, cercano más a la entronización de la impunidad que al impartir justicia, se reabre el juicio contra el delincuente y golpista Capriles Radonsqui, alcalde del rico municipio Baruta, quien dirigiera la turba de fascistas que atacó la embajada de Cuba los días 10, 11, 12 y 13 de abril de 2002, en el marco del golpe ultra derechista organizado por el gobierno fascista norteamericano.
El fascismo criollo, representado en expresiones políticas como el grupo Primero Justicia, ha estado orquestando la creación de matrices de opinión que predispongan a la opinión pública contra el ministerio público y el tribunal que lleva la causa de los acontecimientos de la brutal agresión a la embajada cubana aquellos aciagos días del abril golpista, y cuya figura responsable de la violación del derecho internacional lo es el precisamente –pero no la única, naturalmente– el asustado Capriles Radonsqui, quien deliberadamente permitió aquel acoso brutal y las agresiones a la sede de la embajada y a sus bienes.
Una pertinaz y costosa campaña mediática –¿quién la paga, los vecinos de Baruta con sus impuestos que son desviados para esa campaña; la mafia terrorista cubano/mayamera; el gobierno norteamericano a través de su embajada en Venezuela o a través de la CIA? – de páginas en colores por la prensa, radio y tv promoviendo un cd deliberadamente editado para alterar la verdad y, en trabajo de laboratorio mediático, predisponer a la opinión pública extrayendo partes de las declaraciones del embajador de Cuba, Germán Sánchez Otero, y acomodándolas en lo que va a ser la estrategia de Radonsqui, quien se va auto defender.
La estrategia del fascista alcalde baruteño y de su equipo de primeros injusticieros, la mafia terrorista cubano mayamera y del gobierno yanqui es tratar de contrarrestar con la guerra mediática, la acción de la justicia venezolana, que deberá caer con todo su peso no sólo contra Radonsqui sino contra todos los que están involucrados en aquel intento fascista de asaltar la embajada cubana, único en el mundo desde que en 1959 llegó al poder la Revolución cubana con la guerra mediática.
A la acción mediática, Radonsqui une la ridícula payasería, propia de los adolescentes, de hacerse en la parte de atrás de la cabeza un tatuaje de pelos con la palabra justicia, o de ir en carrera maratónica a la primera audiencia del nuevo juicio. Pero todo ese accionar forma parte del tinglado mediático con el cual pretende predisponer a la justicia, abrir la posibilidad de convertir a los medios en los jueces que sustituyan a los tribunales, y que según los jueces medios, ya lo absolvieron.
Pero Cuba no se quedó de brazos cruzados ante las arteras y bajas maniobras de Radonsqui y el equipo de fascistas que lo secundan y coordinan su accionar, y en la voz digna del embajador Sánchez Otero habló la nación ayer agredida, y una a una de las mentiras y falacias de Radonsqui fueron desmontadas en programa transmitido por la televisión revolucionaria.
No es sólo Capriles el que debe pagar con prisión sus graves delitos, muchos son los delincuentes y terroristas, de origen cubano y venezolano, que esos días pretendieron asaltar la embajada cubana y asesinar a los que allí se encontraban. Allí, como prueba incontrastable, están los videos de los propios medios golpistas.
(11-06-06)
(caracola@cantv.net)