Quinto malo

¿Dónde se fabrican los arrepentidos?

Pudiera responderse de una vez que en el seno de eso que llaman “la clase media”. También es obvio que los arrepentidos, en una sociedad como la que padecemos, son fabricados por los aparatos ideológicos del capitalismo o en el mismísimo Departamento de Estado yanqui, donde existe profundo interés por mantener bajo su dominio a los pueblos del mundo, de modo que jamás puedan avanzar en rebeldía ni representar peligro alguno para ellos.

La categoría de los arrepentidos, tiene un origen anterior al capitalismo y, más bien religioso. Durante el período esclavista y, mucho más durante el feudalismo, sembrar sentimiento de cupla en las clases bajas llevaba, a éstas, a ser sumisas ante sus dominadores “por temor a Dios” por el riesgo de terminar en “las pailas del infierno” o, sencillamente, por el rechazo social que generaba ser calificados de “pecadores”. Total que había que “arrepentirse”, de ser pobres y querer mirar hacia arriba o salir de esa condición de tales. Arrepentirse de cualquier “mala tentación” de rebeldía contra lo establecido.

En la actualidad, el fenómeno del arrepentimiento ha reaparecido como plaga sembrada desde los aparatos de control político, mediático, ideológico, pero también militar, que se manejan desde la CIA y el Pentágono. Parte de la desestabilización económica, política y social, está apuntalada en el forjamiento de sectores de arrepentidos por su pecado de querer cambiar al sistema de dominación capitalista, de querer sobrepasarlo, superarlo y oponerle otro, diametralmente opuesto, como el socialismo. O, la Patria socialista, como es la propuesta vigente en Venezuela dentro de la Revolución Bolivariana y Chavista.

El imperio está empeñado en que los blandengues de la mal llamada “clase media”, que no es otra sino ese sector ambiguo de los pequeñoburgueses, quienes piensan como ricos, pero viven socialmente explotados (aunque algunos puedan tener un poco de dinero, pero sin llegar a ser poseedores de los medios de producción, lo cual acentúa la contradicción en la que viven), se arrepientan de cualquier pecado atentatorio contra el dominio del capital o de pretensiones de cambiar el sistema o dar un vuelco a las relaciones de producción en el capitalismo.

Es –para mí- el poeta nuestroamericano, Mario Benedetti, uno de quienes más claramente observó críticamente esa realidad de los arrepentidos, al señalar y fustigar a la ”clase media”, como lo hace en uno de sus poemas, dedicado desde el mismo título, a cuestionar los devaneos, vacilaciones e inconsistencias de ese sector social, que creó el propio capitalismo, para que se creyeran que, siendo pobres y explotados, podían llegar a ser ricos y explotadores. Por eso lo de “media”, que “no es ni media clase ni es nada”, como indica el poeta de origen montevideano.

Pero más tarde, en un ensayo que hoy cobra perfecta vigencia, Mario Benedetti aborda el tema bajo el título de “La industria del arrepentimiento”, publicado como artículo de pensamiento crítico, hace, aproximadamente unos 30 años. Allí, Benedetti, en una revisión que parece a la medida de los ataques contra la Venezuela de hoy, para lograr el derrumbe de su Revolución Bolivariana y Chavista, y del Gobierno que preside el camarada Nicolás Maduro, finaliza su artículo diciendo: “Es cierto que el arrepentimiento se ha convertido en una industria lucrativa. Todos los días nos enteramos de que algún político, algún intelectual, algún politólogo, algún economista y sobre todo algún oportunista concurren al confesionario del Imperio, o a alguna de sus parroquias de moda, con toda su filatelia de pecados. En vez de elaborar el duelo de algún legítimo desencanto, reniegan allí de su pasado solidario, de su faena por causas justas, de su defensa de los derechos humanos, de su asco hacia la tortura. El mundo consumista los recibe con los brazos abiertos, y de paso les roba la billetera. No obstante, los privilegiados del canibalismo económico nunca los admitirán verdaderamente entre los suyos. Saben, como cualquier hijo de vecino, que en el mercado de la deslealtad el arrepentimiento no es la más fiable de las garantías”.

Hora de mirarse en ese espejo, de saber dónde se fabrican los arrepentidos y de si, acaso, usted se está sintiendo tentado de arrepentirse.



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Iván Padilla Bravo

Director del semanario cultural "Todos Adentro", medio adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. http://www.mincultura.gob.ve/

 ivanpadillabravo@gmail.com      @IvanPadillaB

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