"No faltarán los que traten de aprovechar coyunturas difíciles para, bueno, mantener ese empeño de la restauración del capitalismo, del neoliberalismo, para acabar con la Patria. No, no podrán, ante esta circunstancia de nuevas dificultades -del tamaño que fueren- la respuesta de todos y de todas los patriotas, los revolucionarios, los que sentimos a la Patria hasta en las vísceras como diría Augusto Mijares, es unidad, lucha, batalla y victoria". Chávez en su discurso del 8 de diciembre de 2012:
Todo el mundo odia, eso parece tan natural como comer. Desde el 98, hay odios de todo tipo. Y sobre todo cuando se trata de política, cualquier excusa es buena para manifestarlo. Todo este río revuelto de descontento con el gobierno nacional, por las razones que fueren o por las que se “matrizan” en la opinión pública, puede traer ganancias a quienes, desde hace tiempo, en complicidad con factores nacionales tratan de tomar nuevamente a Venezuela para sí. Con esto no se niega, que sí tenemos problemas que resolver, pero no de la forma como todo el mundo quiere, como cada quien piensa, como cada quien opina.
Odia el que cree, supone, sabe o le consta que hay corrupción en el gobierno, sin mostrar pruebas. Odia el que no logró con el gobierno lo que quería y comienza a despotricar del mismo. Odia el que fue parte del gobierno, alguna vez, pero no fue informado de la decisión que tenía Chávez cuando le tocó elegir a su sucesor o defensor de su legado. Afloró el egoísmo hacia el hijo preferido. Odian los que se han sentido rechazados en sus propuestas al gobierno. Odian los que son alimentados, permanentemente, a través de las informaciones de los medios de comunicación que no están de acuerdo con el gobierno. Odian los que repiten, día a día, lo que cualquier opositor regó a través de las redes. Odia y lo manifiesta, quien utiliza los espacios de televisión privada para contar y dejar saber su antipatía al gobernante de turno, dizque siendo chavista. En fin, muchos odian, a veces, sin saber por qué.
Lo malo de todo esto, es que esos odios convergen en un momento en el cual, desde el norte atizan y siguen atizando el fuego y, mientras más lo hacen, salen más personajes que sin tener nada que ver con Venezuela también meten sus narices. Y entonces, quienes odian tanto la situación que aquí pasa, no se dan cuenta que su ceguera y su lengua está siendo aprovechada, puede ser recibiendo alguna paga por hacerlo o quizás no, pero en ese vaivén, cuando despertemos del odio, ya estaremos entregados a Obama y luego, la lengua de quien hablaba tanto, ya no valdrá de nada, porque entonces la represión verdadera, la que se vivió aquí en otros tiempos, aflorará y, la lengua que tanto odio botó, ya no servirá de nada, porque Obama la pisará con su bota gringa.
Y como si el tiempo hubiese retrocedido, recomenzaríamos con un nuevo ciclo de gobiernos en donde los mismos de esa época, posiblemente comiencen a contar 40 años más de opresión y desesperanza. Y eso que no estoy hablando, de que lo que ha pasado en Argentina y, ahora comienza en Brasil, que pueden ser el espejo en el cual ningún venezolano querrá verse. Solo pensar en esa posibilidad, podría deshacer el odio actual y, unir a los venezolanos para resolver sus problemas, sin injerencia de quienes nos quieren, en verdad, robar la patria.
