Al contrario de lo que muchos ingenuamente pensaban, las guerras y cualquier manifestación de violencia no han sido socavadas después del fin de la Guerra Fría (1945-1991). Por el contrario hay quienes opinan que existía mayor grado de "estabilidad política" cuando prevalecían los dos grandes bloques del occidente capitalista vs el oriente comunista. Hoy hasta quienes celebraron la caída de la Unión Soviética y el auge del proceso globalizador están reflexionando sobre las consecuencias de estos sucesos y sus repercusiones en el mundo actual.
Los sucesos del 11 de septiembre del 2001 en los Estados Unidos, el derribamiento de las Torres Gemelas en Nueva York y el ataque al Pentágono donde murieron mas de 2 mil personas, sacudieron al mundo, la muerte de inocentes en cualquier espacio geográfico del planeta no puede ser aceptada ni justificada bajo ningún pretexto. Pero no es menos cierto que la comprensión de lo que implica esa terrible realidad no puede estar sesgada por la visión de las dramáticas imágenes que a cada momento se nos repitieron en los poderosos medios de información. La comprensión de lo ocurrido nos obliga a traspasar los hechos de esta fecha y buscar las causas que hacen posible que en un mundo en el que a diario se enarbolan discursos sobre la paz mundial y la tolerancia, al mismo tiempo este plagado de odios. Para traspasar la inmediatez de lo noticioso (los muertos, heridos, destrucciones materiales), nos hicimos- en el 2001- las siguientes preguntas que aun tienen validez: ¿Quiénes tuvieron la capacidad para burlar la defensa de la potencia más grande del mundo?, ¿Cómo es posible realizar esto sin contar con el apoyo interno? De estas preguntas simples debemos pasar a otras más complejas: ¿Qué justifica este odio de una organización, o de hasta una región completa hacia el máximo representante del capitalismo mundial? Pero la que nos pareció aun más importante es ¿Cuáles serian las secuelas de estos sucesos para la humanidad, a mediano y largo plazo?
En lo inmediato pudimos presenciar la declaración de una guerra hacia un país, Afganistán, a cuyo gobierno -talibanes- se acusan de ser protectores de la organización Al-Qaeda liderizada por Osama Bin Laden al cual se adjudico la responsabilidad de los sucesos del 11 de septiembre. Pero lo cierto es que estos mismos medios de información, que a diario nos repitieron las dolorosas imágenes de la tragedia, poco sirvieron para aclarar sobre las pruebas de quiénes llevaron a cabo tal hecho. Cierto también es que después de varias semanas de guerra fueron centenares de victimas inocentes las que también fallecieron y fue diez años después cuando se consiguió el objetivo fundamental: atrapar a Bin laden (2 de mayo del 2011). Recordemos que buena parte de las armas y de la preparación militar con la que hoy cuenta este hambriento pueblo se las suministró los Estados Unidos en apoyo a la guerra frente a los soviéticos, a igual como tiempo atrás lo hizo con Hussein en Irak cuando el enemigo era Irán .
Después de la declaración de guerra a Afganistán, el terror se generalizó en el mundo, la amenaza creciente del gobierno norteamericano contra todas aquellas naciones que según sus preceptos sean considerados aliados de los terroristas: EJE DEL MAL. Como si esto fuera poco, en el Medio Oriente, mayor escenario de conflictos en las últimas décadas, se han agudizado los enfrentamientos entre palestinos e israelíes, que nuevamente han favorecido la expansión territorial de los segundos sobre los primeros.
A nuestro modo de ver, sean o no culpables Osama Bin Laden , su organización y los talibanes estos se convirtieron en el pretexto para darle continuidad al proceso iniciado a comienzo de la década de los noventa, (en el contexto de lo que se ha hecho llamar la globalización) como lo fue la guerra del Golfo de 1991, como una política destinada a lograr el control político-militar y económico sobre la zona que más dificultades representa para los intereses de las grandes potencias (por sus diferencias ideológicas, culturales y religiosas) pero también por representar esta región el reservorio fundamental del energético y la materia prima mas importante del mundo: el petróleo, pero también el gas, agua y los tesoros culturales de estas antiquísimas culturas.
Desde nuestra perspectiva, los países desarrollados perciben que su principal adversario ya no es el comunismo de la guerra fría sino los países pobres del tercer mundo y fundamental la región del Medio Oriente, que por su riqueza petrolera ha sido el punto de interés principal de las grandes potencias, pero a su vez, esta misma riqueza ha hecho posible que estas naciones, algunas de las cuales han sido aliadas en ciertos momentos, pero cuya diferencia cultural se ve repotenciada cuando sus altos ingresos les ha permitido contar con una tecnología armamentística de primer orden. Más allá del compromiso de darles a los judíos la tierra prometida y cumplir con los designios de Dios a los herederos de Moisés, lo cierto es que la existencia del Estado israelí se debe fundamentalmente a tener un aliado estratégico en el seno de esta región.
La pretensión de achacarle todos los males de la humanidad y de convertir a los árabes y a los musulmanes en dueños absolutos del terrorismo no es nada nuevo. Hasta los años setenta el cine y la televisión nos "enseñaban" que los enemigos de la humanidad eran los "perversos soviéticos" los "malvados japoneses" y luego los vietnamitas. Habiendo perdido importancia política-militar estas naciones, los países desarrollados ven focalizado el terrorismo fundamentalmente en la región llamada Medio Oriente, donde las naciones luchaban por su liberación y luego por la nacionalización de sus recursos naturales en manos de estas potencias, desde entonces hasta nuestros días se ha configurado una imagen perversa sobre esta región, sobre la cultura árabe y la religión islámica. Continuará..