Después de los sucesos del 11 de septiembre del 2001 ya es común decir que la historia ha cambiado, que el mudo ya no es igual, como si las manifestaciones del terrorismo estuvieran apareciendo por primera vez en la humanidad. Sin pretender justificar lo injustificable de la atrocidad que representa la muerte de inocentes, lo cierto es que esto ha sido una constante en nuestra historia, lo que cambio es que fue afectada la potencia más grande del mundo, país que hasta ayer se creía invulnerable,sufrió un severo golpe que además de afectar la estabilidad emocional de sus pobladores, ha creado un desequilibrio en el resto del mundo, por la influencia que tiene los Estados Unidos. Quizás lo más grave para la nación norteamericana, además de evidenciar el resentimiento que otras poblaciones le tienen, es comprobar que en el interior de su territorio ha existido complicidad y apoyo a estos sucesos. Lo que desde la Guerra de Secesión (1861-1865) es una realidad, que en los Estados Unidos existen profundas diferencias no solo entre el norte y el sur que amenazan su unidad, sino también de orden socio-racial, se ha agudizado en los últimos años, tal como lo demuestran los movimientos separatistas en algunos estados sureños, la rebelión de los negros en Los Ángeles en 1992, el atentado en Oklahoma City de 1995, la voladura de la aeronave de PanAmericam, entre otros.
Antes de continuar debemos responder ¿qué entendemos por terrorismo y quiénes a nuestro modo de ver son los responsables.?. Terrorismo no es mas que la expansión del terror, ¿quiénes han sufrido mas del miedo que aquellas naciones que producto de la violencia imperialista y colonialista han sido victimas –fundamentalmente en América, Asia y África- del genocidio de etnias enteras, despojo de sus propiedades e imposición de culturas.?. ¿Quiénes pueden moralmente hablar de terrorismo cuando al mismo tiempo han sido los principales generadores de guerras, máxima representación del terrorismo, quiénes produce y comercializan las armas que hacen posible estos enfrentamientos, quienes han generado conflictos, golpes de Estados para ampliar sus influencias.?. A lo que comúnmente se llama terrorismo, lamentablemente, sin pretender justificarlo, sino comprenderlo, se ha convertido en la única manifestación de algunas naciones, culturas, para debilitar a quienes de forma desmedida y durante siglos han impuesto sus intereses al resto.
El terrorismo no es una pertenencia única del tercer mundo, de las guerrillas campesinas e indígenas que luchan en Latinoamérica por el reconocimiento de sus legítimos y ancestrales derechos, y tampoco el terrorismo es una propiedad del pueblo palestino y de los árabes que han sido agredidos, divididos arbitrariamente para debilitar su cultura y dominar sus recursos naturales, ni para enfrentar las agresiones del poderoso Estado israelí, creación estratégica de las potencias occidentales. El terrorismo también le pertenece a los españoles, cuyo pueblo vasco exige su reconocimiento, en el sur-este italiano, en la Chechenia Rusa, en la Irlanda de Inglaterra, en los estados sureños de Norte América. Los ataques en España del 11 de marzo del 2004, y en Noruega, 22 de julio 2011, donde un racista de derecha asesina a mas de 80 personas, es demostración del terrorismo europeo. ¿Han sido menos terroristas los israelitas que desde 1948 han triplicado su territorio asesinando palestinos?, ¿son menos terroristas los norteamericanos que asesinan inocentes en Afganistán, Irak, Libia, como lo han hecho y siguen haciendo en otros países, utilizando diversas estrategias, como auspiciar golpes de estados (léase Venezuela)? . Por qué unos son terroristas y los otros se autocalifican como baluartes de la paz? ¿Por qué unos muertos son más importantes que otros si somos todos iguales antes los ojos de Dios?
Quizás el terrorismo más común y al final tan agresivo como el terrorismo armado es el terrorismo informativo, porque al final alimenta al primero. Hacer uso de los mas poderosos medios de información para propagar a diario, aunque con aparente sutileza, que los enemigos son los árabes, los islámicos, los negros africanos pero también norteamericanos, los campesinos indígenas latinoamericanos, es en el fondo una nueva dimensión de la guerra, que sin dejar de utilizar lo mas sofisticado de la tecnología militar mundial, hace uso de la globalizada revolución tecnológica de la información para etiquetar a éstos como los responsables de los males de los países del primer mundo. Esto es terrorismo, como terrorismo es también los millones de seres humanos que mueren de hambre y enfermedades, en la ignorancia, males que pudieran ser resueltos con un pequeño porcentaje de los que se gasta en armamento
Pero lo cierto es que después de lo ocurrido el 11 de septiembre del 2001 se ha creado toda una campaña, aunque en apariencia se diga lo contrario, de construir la imagen de un enemigo amenazante para la estabilidad no solamente norteamericana sino de la humanidad como un todo. A pesar de que se acusó directamente a Osama Bin Laden, Al Qaeda, a los talibanes y a la nación de Afganistán, luego a Hussein, Ahora Irán, Libia, Siralo cierto es que cuando se advierte que la guerra contra el terrorismo será de larga duración, cuando se publica una lista de los enemigos norteamericanos y de perseguir el terrorismo en cualquier parte del mundo, constantemente se refleja – y así nos lo han repetido los poderosos medios de información- que el enemigo fundamental se parece mucho a los árabes y a quienes profesan el islamismo.La guerra contra Afganistán (2001), luego contra Irak (2003), Libia (2011), la amenaza a Siria e Irán, y todos los supuestos terroristas mundiales (guerrilla colombiana, indígenas latinoamericanos, gobiernos socialista como los de Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, entre otros) no solo sirven para sacar del camino a los viejos enemigos, a los “estorbos del mundo”, sino que además representa un excelente negocio para quienes viven de la guerra, fundamentalmente los países desarrollados que son los principales productores armamentista del planeta, quienes venden unos cuatro billones de dólares en este sector, y que son a su vez los mayores violadores de los acuerdos de disminución de armamentos.
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