Los rotativos: The Washington Post, the Wall Street Journal y el Financial Times, estan como plancha e chino con los viajes y encuentros, que mantiene el presidente con los pueblos del mundo. Con “finura” diplomática, para envidia del otrora diputado Carlos Berrizbetía, estos especialista en dar medias noticias y trampear la verdad, señalan que "El antiamericanismo irreflexivo de Hugo Chávez no haría más fácil la ya de por sí difícil búsqueda de consenso en la ONU”. Este dardo venenoso lanzado desde los laboratorios del pentágono, buscan afanosamente intimidar en primer lugar a los pueblos que nos encontramos ubicado desde el río grande hacia abajo del continente; y por supuesto, detener la firme voluntad de mas de mil millones de chinitos que representados por su gobierno y como miembro permanente en el Consejo de seguridad de la ONU, votaran por la incorporación de Venezuela, como miembro no permanente ante el Consejo de seguridad.
Así de simple es la ecuación de la derrota que sufrirá el señor Bush ante esta tribuna mundial. Ya Rusia, Malasia, Irán, Siria y la mayoría de los países del medio oriente han comprometido su palabra de meterle el hombro a los venezolanos en este propósito; pero además, de este lado del globo, encabezan la lista de apoyos: Brasil, Bolivia y Argentina; de tal forma, que la tan cuestionada estrategia diplomática, impulsada cuerpo a cuerpo por el mismísimo Hugo Chávez, ha resultado un éxito, y las intenciones aislacionista de la señorita Condoleza, aun sin contar los votos en la ONU, quedaron reducidas a las amenazas y las opiniones editorialistas de los rotativos y caga tintas del imperio.
La confrontación es aquí y en el ámbito internacional, allí es donde más le duele a Mister Danger; por eso Chávez fue a China, a Vietnam y Kuala Lumpur, a probar el arroz que posee los secretos de las derrotas vergonzantes, propinadas a ese tigre de papel, llamado imperialismo, en los tiempos de Mao y Ho Chi Min.
El presidente, regresará victorioso y con las alforjas llenas de votos, acuerdos y convenios internacionales; mientras tanto, Negro Ponte en la CIA, llama desesperadamente al Vaquerito de Brownfield, porque le angustia saber como andan las encuestas con el que se atrevió aquí; porque allá afuera, la masa no está pá bollo, y Chávez hasta con los malayos esos, los tiene loco. De nada le valdrán las angustias a Negro ponte y sus caga tintas, ni las declaraderas a la Rice; porque en definitiva, Chávez viene victorioso y experto en comer el arroz que ya derrotó en una oportunidad al imperio; y que de seguro cuando le nombren a rosales, como buen llanero va a pedir que le sirvan piro piro en arroz.