Para no escaparse de la realidad

Con el pasar de los días se nos hace más evidente lo que para muchos es la única salida que tiene el Imperio sobre el caso llamado Chávez. Aquí que no venga ningún recalcitrante rebushnario de la reacción, nacional o internacional, a jurar inocencias afirmando que su pupilo, Manuel Rosales, peleará hasta el último round de manera limpia y democrática. A este personaje todo el mundo lo conoce, le ha sido frecuente y obligado que al primer momento de las chiquitas deje el pelero, con todo y la amarilla, declarando posteriormente y sin vergüenza alguna “yo no fui”. La campana recién ha sonado y este enclenque púgil del imperio ya ha ido presuroso a preguntar en la esquina del Pentágono, indicaciones sobre cómo defenderse o como arrojar la toalla e iniciar los consabidos y acostumbrados planes “B” que desde hace bastante rato sueñan los señores del norte (Plan Balboa).

En Barinas verdaderamente hicieron la cómica y dieron lástima. La capacidad de arrastre y convocatoria de este candidato fue tal que seguramente su comando de campaña, en los United States, de manera alarmadamente presurosa alertaron sobre la inconveniencia de que en sus posteriores giras don Manuel se atreviera salir en las tarimas a capela. Debía de acompañar en sus futuras intervenciones en público algún aditivo adicional, como por ejemplo la melódica actuación del grupo Calle 13, cantando lo que pretenden que sea su himno de guerra: atrevetetete, salte del closet. Así resolverían el seguro aburrimiento que genera este candidato cuando habla por más de 05 minutos seguidos.

La verdad es contrastante y fulminante, este monosilábico candidato de la oposición padece del mismo tormento de su igual norteamericano, son incapaces de mantener por mucho tiempo la concentración de lo que dicen o hacen. Tanto habrán sido tomadas en consideración estas observaciones que inclusive en las mismas propagandas televisivas observamos como este candidato no mantiene por mucho tiempo el discurso y es rellenado por gente, que ellos llaman, común que, a simple vista, representan mayor nivel de interés.

Todos sabemos que lo que está en juego es demasiado importante para imperdonables jugadas. El Imperio desde el mismo comienzo ha estado conciente de ello, y el hecho de haber entregado los guantes a Rosales no es más que una formalidad que pretende guardar las acostumbradas apariencias, la tranquilidad para que los verdaderos y desestabilizadores planes vayan concatenándose. Hechos como la mal llamada “valija“ diplomática y la misteriosa caja que logró ingresar a la embajada de Estados Unidos, la adinerada fuga del ludópata y sus compinches, las recientes movilizaciones de los paracos supuestamente desmovilizados en la hermana Colombia, la no menos agresiva y continua campaña mediática nacional e internacional en contra de Venezuela y su Presidente, el descubrimiento de una cantidad considerable de armas cortas, supuestamente, con destino a Colombia; nos hacen presumir que la presencia de Manuel Rosales como candidato presidencial no es considerada ni siquiera para los Estados Unidos, mucho menos para los Venezolanos. Algo se está cocinando a fuego lento, los ruidos a lo adentro de PDVSA, algunas posturas de algunos camaradas hacen ver que pronto el imperio vendrá con todo. Para nadie es un secreto que el grado de infiltrados existente en nuestras filas raya en lo intolerable. La depuración se nos hace urgente.


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Waldo Munizaga


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