Al igual que Cipriano Castro, a inicios del siglo XX, tanto Hugo Chávez como Nicolás Maduro, han sufrido el acoso de las potencias resentidas por la política independiente, soberana, nacionalista y popular de estos revolucionarios.
En los últimos días, el gobierno de Donald Trump ha afianzado su ataque feroz sobre el gobierno venezolano. El 25 de agosto de 2017, aprobó un decreto ejecutivo con un nuevo paquete de sanciones que va directamente a nuestro principal pulmón económico: la industria petrolera. Ha prohibido a las instituciones y empresas estadounidenses, así como a sus aliados, adquirir nuevos bonos o refinanciar la deuda de la República y de PDVSA.
También, prohibió que Citgo u otras empresas propiedad directa o indirecta del Estado venezolano, ubicadas en Estados Unidos, repatrien sus dividendos al país. Cerca de unos 500 millones de dólares quedarán secuestrados este año. Prácticamente les confiscó a todos los venezolanos sus activos comunes petroleros invertidos en ese país. De manera inmediata, la Cámara de Compensación estadounidense suspendió la liquidación de nuestros bonos; y el Departamento del Tesoro advirtió a sus aliados en el mercado europeo, que cualquier transacción indirecta de bonos con Caracas, violarían sus sanciones.
Ahora, en su desafiante discurso ante la Organización de las Naciones Unidas, el regente de la Casa Blanca, Donald Trump, profirió una serie de acusaciones contra los países que no le siguen el juego a los intereses del Imperio del Norte, entre ellos nuestra amada Venezuela.
La mayoría de los países del mundo han rechazado esa acción imperial contra nosotros. Pero el imperio actúa libre e impune en función de sus ambiciones de derrocar o intervenir militarmente la patria de Bolívar. Ante ese hecho, la llamada Mesa de la Unidad Democrática emitió un comunicado que no tiene precedentes en la historia contemporánea venezolana, al respaldar abiertamente las sanciones y solicitar una intervención militar para nuestro país.
Pero, realmente, ¿quiénes están detrás de todo esto? ¿Qué intereses ocultos están presionando para que el imperio más hostil de la historia de la humanidad ataque al país con las mayores reservas petroleras del mundo, con inmensas riquezas en minerales, oro, coltán, torio, agua, biodiversidad y otras fuentes potenciales de energía.
Investigaciones han demostrado que Venezuela está siendo atacada ferozmente por los grupos más poderosos del mundo: nada más y nada menos, que por los "illuminatis del siglo XXI", que son los que dominan el sistema financiero global, los dueños de la Reserva Federal; que deciden a que países ayudar con préstamos, que proyectos empresariales públicos o privados financiar, adquirir sus bonos o activos financieros en todo el planeta.
Los que están atacando a la economía venezolana en tiempos de revolución son los descendientes de los llamados "Illuminatis bávaros originales", que son sociedades secretas, de la época de la Ilustración de finales del siglo XVIII, banqueros de la dinastía Rothschild, acusados de controlar los asuntos mundiales, planificar eventos catastróficos, invasiones, guerras y ser agentes de siembra de odio en diversos gobiernos y empresas, con el fin de establecer su Orden y Hegemonía Mundial, aumentando su poder político.
Son los artífices de la mayoría de las conspiraciones que se conocen para derrocar gobiernos no aliados a los intereses imperiales. Y ahora, están mandando desde la Casa Blanca a través de los grupos petroleros saqueadores históricos de nuestras riquezas como es la transnacional Exxon Mobil, uno de los grandes enemigos de la revolución desde que Hugo Chávez llegó al poder y, específicamente, desde que aprobó la Ley de Hidrocarburos vigente desde el 2001. Recordemos, que luego, en el año 2007, Chávez revirtió la Apertura Petrolera donde las norteamericanas Exxon Mobil, Conoco Phillips y la Chevron Texaco salieron derrotadas.
Hoy, los representantes de estas empresas están aplicando toda su furia contra el país por medio de su vocero principal que es Rex Tillerson, actual Secretario de Estado del gobierno de Donald Trump, pero que fue presidente de la Exxon Móbil cuando Chávez les revirtió sus contratos que saqueaban al país en el año 2007.
Estamos inmerso en la aplicación plena de la teoría de la conspiración. Los descendientes de los Iluminados de Baviera se han representado como un grupo político, económico y esotérico al acecho y en las sombras, que constantemente tiran de las cuerdas y palancas del poder mundial. Esto no es cuento, ni novela de ficción, no es película, nos es Hollywood o videojuegos. Esto es la real politic. Y esos grupos financieros son los verdaderos artífices de la Guerra económica contra Venezuela.