Debemos insistir sobre el único "plan b" (Socialismo) con que cuenta la humanidad para contener la autodestrucción de toda forma de vida en nuestra Madre Tierra que ha generado el capitalismo salvaje. En materia económica sólo una economía planificada socialista, bajo el control democrático de la clase trabajadora, puede ofrecer un camino a seguir. Si abolimos el afán de lucro y la tiranía de la "economía de mercado" podemos usar el talento y los recursos de la sociedad para el bienestar de todos.
Las amenazas de Donald Trump personifican la crisis del sistema. Como en la década de 1930, el sistema capitalista descenderá catastróficamente. En estos maltrechos escenarios la transformación socialista de la sociedad puede salvar a la humanidad de semejante desastre.
Hemos entrado en un período convulsivo de cambios bruscos y repentinos. El aumento previsto de aranceles del 25% sobre las importaciones de acero y del 10% sobre el aluminio provocará represalias de otros países, incluidos China y la Unión Europea. Canadá, Brasil, Corea del Sur y México serán los más golpeados.
Trump amenaza con derrumbar todo el sistema de comercio mundial construido desde la guerra. El Fondo Monetario Internacional (FMI) lanzó una declaración instando a la calma. "Las restricciones de importación anunciadas por el presidente de EEUU probablemente causarán daños no solo fuera de EEUU, sino también a la economía estadounidense incluidos sus sectores de fabricación y construcción, que son los principales usuarios de aluminio y acero", dijo Gerry Rice, portavoz del FMI.
Estas acciones pueden convertirse en el catalizador de una recesión mundial. Han pasado diez años desde el comienzo de la recesión mundial de 2008, que fue la más profunda desde la década de 1930, y todavía nos afecta en la actualidad. Los capitalistas superan esta contradicción invirtiendo las ganancias del trabajo no remunerado de la clase trabajadora. Esto sirve para expandir el mercado. Sin embargo, el aumento de la inversión simplemente da como resultado una mayor capacidad productiva y una mayor producción de productos básicos para la venta.
Como el capitalismo está motivado por la maximización de las ganancias, la caída de las ventas tendrá como resultado el desmoronamiento de las ganancias, lo que provocará una catarata. "La última causa de todas las crisis reales sigue siendo la pobreza y el consumo restrictivo de las masas en comparación con la tendencia de la producción capitalista a desarrollar las fuerzas productivas de tal manera que solo el poder absoluto del consumo de la sociedad sería su límite", advirtió Carlos Marx.