La lucha en contra del imperialismo no se libra en una sola batalla, aunque cada esfuerzo en contra de las injusticias que se generan por la pretensión hegemónica de una superpotencia es importante para la humanidad y, sobre todo, para garantizar un futuro mejor para las generaciones por venir.
La situación que se está presentando en la ONU, con motivo de la aspiración de Venezuela de ocupar un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad, es realmente digna de análisis en muchos sentidos.
VENEZUELA LES DA PAVOR
Para los funcionarios del Departamento de Estado de los Estados Unidos, de un tiempo a esta parte, escuchar el nombre de Venezuela les da pavor. La cosa comenzó en la Cumbre de Québec, en el año 2001, cuando nuestro país fue el único que se negó a firmar el documento que ponía como fecha límite para concretar el ALCA, el mes de Diciembre de 2005.
En ese momento, los funcionarios del gobierno de George W. Bush comenzaron a encender las alarmas, cuando reportaron que había un país de los que ellos consideran su “patio trasero”, que se les estaba saliendo del cascarón y que no decía amén cuando el imperio roncaba. “¿Cómo es eso de que Venezuela no acepte el ALCA, si por aquello del destino manifiesto, a América Latina no le queda más remedio que vendernos sus materias primas y consumir nuestros productos?”, decían los funcionarios en el medio de su confusión.
La cosa se siguió complicando cuando, reunión tras reunión, Venezuela planteaba posiciones independientes y que se distanciaban de los intereses imperiales, ante el escándalo de aquellos que de manera indigna se venden y venden los intereses nacionales por un plato de lentejas.
… Y RODÓ LA CABEZA DE ROGER NORIEGA
El momento cumbre de esta situación fue cuando Venezuela y Estados Unidos se enfrentaron para elegir al nuevo Secretario General de la OEA. Estados Unidos había propuesto a un candidato salvadoreño y Venezuela apoyaba al ex ministro chileno José Miguel Insulsa. A pesar de las grandes presiones de Estados Unidos, su candidato no logró avanzar y decidieron entonces apoyar al mexicano Luis Ernesto Derbez. La situación llegó al nivel que Estados Unidos también tuvo que renunciar a esta candidatura, pues sabían que si la mantenían perderían y quedarían en evidencia.
Además, en la Asamblea General de la OEA de ese mismo año, que se celebró en Fort Lauderdale, Venezuela logró que los países miembros de la organización aprobaran las ocho resoluciones que nuestro país había presentado, a pesar de los grandes esfuerzos que hizo la diplomacia estadounidense para evitarlo. El extremo fue que el documento final de esa Asamblea, que había sido presentado inicialmente por Estados Unidos, en su condición de país sede, fue transformado tanto durante las negociaciones a favor de los intereses latinoamericanos, que el único país que tuvo que salvar su voto en la aprobación de dicho documento fue justamente Estados Unidos.
Esta derrota contundente en el marco de la OEA significó que el Departamento de Estado sacara de su cargo al Subsecretario de Asuntos Hemisféricos, Roger Noriega.
EL MERCOSUR FRENTE AL IMPERIO
El otro momento trascendental, fue la Cumbre de las Américas celebrada en Mar del Plata, en Noviembre de 2005. Nunca antes se había visto una presión tan grande por parte de los Estados Unidos en contra de los países latinoamericanos, como en esa oportunidad. El imperio necesitaba desesperadamente consolidar el acuerdo del ALCA antes de la reunión de la Organización Mundial de Comercio, que sería unas semanas después en Hong Kong.
Sin embargo, el MERCOSUR y Venezuela se negaron rotundamente a las pretensiones de imponer un esquema comercial único por parte del imperio, y el mismísimo presidente Bush, quien había ido en persona a la mencionada reunión, en la cual la CIA increíblemente había llevado hasta submarinos a las playas de Mar del Plata para custodiarlo, tuvo que retirarse tímidamente con las manos vacías.
DUEÑOS DE LA ONU
En la ONU la situación es diferente a lo que sucede a nivel hemisférico. Allí, Estados Unidos sí cuenta con un control mucho mayor, pues muchos pequeños países reciben presiones escandalosas por parte de ellos. Cuando los gobiernos de esos países no se doblegan a los intereses de la super potencia, aplican un plan B mucho más pragmático. Directamente presionan, compran o a chantajean a los embajadores que las distintas naciones tienen acreditados en Nueva York.
En la ONU el descaro es absoluto y este tipo de presiones se realizan sin ningún pudor por parte de los diplomáticos estadounidenses, quienes se sienten con el derecho darle instrucciones a los representantes de otros países, como si fueran sus empleados.
EL CONSEJO DE SEGURIDAD: UN EJEMPLO DE DIGNIDAD
La lucha que se está librando en este momento por el puesto no permanente en el Consejo de Seguridad se ha convertido en una situación simbólica, que ha evidenciado las manipulaciones constantes que la diplomacia estadounidense realiza en un organismo que, en teoría, pertenece a todos sus miembros, pero que en la práctica es dominado por ellos.
En primer lugar, ha quedado claro a los ojos del mundo cómo Estados Unidos viola el derecho internacional y la reglamentación de la propia organización, cuando aplica una especie de derecho a veto encubierto, al oponerse pública y escandalosamente a cualquier aspiración de Venezuela. Estados Unidos tiene derecho de apoyar a quien quiera, lo que no tiene derecho es a utilizar su poder, su fuerza, su capacidad de amenazar, para ir en contra del derecho legítimo que tiene otro miembro de la ONU.
Por otra parte, también ha quedado claro que los funcionarios de ese país ni siquiera se sonrojan cuando son puestos en evidencia, al momento de presionar y de manipular.
El descaro llegó a tal punto que colocaban a algunos de sus oficiales en las bancadas de los países más débiles, para cerciorarse de que efectivamente estaban votando de acuerdo a sus órdenes. Más de doscientos diplomáticos envió el Departamento de Estado a Nueva York para cumplir las funciones de capataces.
Sin embargo, lo que ha sucedido tiene connotaciones históricas. No es cierto que Venezuela está luchando sola en contra de las pretensiones hegemónicas del gobierno de Bush. Son un grupo de setenta y tantas naciones que se han mantenido firmes después de una veintena de votaciones. Son casi ochenta naciones que le están gritando al imperio y al mundo que no aceptan presiones, que no cumplen órdenes de ningún país, por muy poderoso que este sea, por muchas armas nucleares que este tenga, por mucho poder económico que disponga. Son siete u ocho docenas de naciones que se han parado con firmeza y dignidad sobre sus propios pies, que no se han dejado amedrentar y que no se han quebrado en su voluntad de enviarle un mensaje al emperador.
ORGULLO DE SER VENEZOLANOS
Frente a esta situación ¡Qué orgullo da ser venezolana!, ¡Qué alegría estar viviendo este momento histórico, en el que la patria le pertenece a los venezolanos y no al gobierno de turno de los Estados Unidos! ¡Qué orgullo da sentirse dignos herederos de Bolívar! ¡Qué orgullo saber que nuestro país es libre, independiente y soberano! ¡Qué orgullo tener un presidente que no se arrodilla y que tiene como único jefe al pueblo venezolano!
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