La guerra

Madres de Estados Unidos

W. Bush mira desde su oficina en la “casaguai”. ¿Qué cosa pasará, por la mente de este psicópata? ¡Más soldados para Irak y Afganistán ha ordenado! Vich Ohara sonríe desde el pasillo exterior que da a la puerta principal de su casa. La mira de arriba abajo. Esa fachado azul cielo la pintó él el último diciembre. Pinkie el perro puddle mueve la cola y ladra, viendo a Vic a través del vidrio de la ventana. Jimie, el hermano menor de Vic ha pasado la noche llorando. Su hermano mayor, el pecoso y travieso Vic el que le enseñaba a jugar pelota, con el cual salía todas las mañanas a dar vuelta por el sector en bicicleta, se va a la guerra…perdón lo envían a la guerra. Jimie se pregunta, ¿ cuántos hijos, hermanos, primos, amigos de W. Bush han muerto en la guerra? Las lágrimas le empañan el rostro y sus pequeños ojos ven en el espacio diversas figuras que se mueven grotescas, de bocas gigantescas, corazones al aire, lanzando sangre al viento…Jimie se acuesta sobre el colchón y grita. Vic¡…Vic¡ Sus padres se han ido con Vic… a despedirlo, mientras un gigantesco avión se lo lleva en su vientre a la distancia. Vic fue uno de esos 2.760 soldados que jamás regresaron de Irak vivo a seguir con sus sueños. Un hombre despiadado, unos padres idiotas, que aún creen en aquello de “fue a salvar al mundo del terrorismo”, les han matado la alegría a Vic, a Jimie y a miles de Jimie en ese país que se dice desarrollado y es todo lo contrario, porque dejar que se asesine a la juventud, es algo inhumano y cruel, ¿para qué carajo se habla de Herodes y su accionar contra Jesús y los otros niños? ¿Es W. Bush la reencarnación de ese siniestro personaje? En Irak “Juba”, el francotirador se mueve como una pluma bajo los escombros. Su fusil apunta y su cámara filma. Gregory Smith, un soldado negro de Alabama, tiembla mientras camina en la parte lateral del Hunvee. ¿Qué carajo hago aquí? Se pregunta. ¿Para qué pasé tantos años estudiando, respetando las leyes, creyendo en patriotismo? Entre sus pensamientos está Hilary, su prima de 20 años. La visualiza en el poco espacio. Va con Sony y Michael, sus hermanitos menores… ¿serán enviados alguna vez a morir a un país extranjero? Gregory aprieta el gatillo de su arma y comienza disparar a diestra y siniestra. Una repentina locura lo atrapa. El que conduce el tanque se detiene, e igualmente el que va bajo el cañón. Gregory corre alocadamente. “Juba” está sorprendido. El objetivo se ha movido de su visión. El sol cae inclemente sobre el camino. “Juba”, el francotirador de Irak, lanza una imprecación. “Estúpido invasor de mi tierra…de mi país…asesino de mi pueblo, de mis niños, de mi gente”…Aprieta firmemente el arma. Gregory se ha detenido jadeante y lloroso arrodillado sobre el suelo. El cabo Bob García está de pie ante él. Trata de darle ánimo. El pecho de Bob es una catedral en la mira de “Juba” y el estruendo se estrella contra el firmamento bañado de luz y tierra ardiente….y sangre. Bob cae violentamente. Bajo los escombros hechos por los bombarderos, “Juba” se desliza y anota. En algún lugar de Estados Unidos el dolor traspasa las ventanas y se entierra en el desconcierto. Otros Bob, otros Vic, esperan por la muerte, y ustedes madres de esos jóvenes ¿qué hacen?


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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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