“Almirante Jorge Anaya –miembro de la junta militar que sustituyó a Roberto Viola- … propuso la recuperación de las Malvinas mediante la acción militar como solución al largo conflicto por la soberanía. La Junta aprobó el plan, entre otras razones, por el efecto que podría tener para desviar la atención social de los problemas del momento, como por las posibilidades de recuperar el crédito perdido entre muy amplios sectores del país que serían sensibles ante una acción de interés patriótico como esa”... Wikipedia, pero son de conocimiento público las razones por las cuales la junta militar presidida por Leopoldo Galtieri en Argentina (1981) se buscó un conflicto militar con los ingleses por la recuperación de las Malvinas: había que distraer al país del fracaso de las dictaduras para sostener al capitalismo, era el momento de la democracia representativa y ellos, los militares, se resistieron al cambio.
Es exactamente lo que ahora está haciendo Pedro Carreño con sus mensajes guerrerista a nombre de la defensa de la patria, pero al revés: distraer a la gente del fracaso de la democracia representativa, ya agotada, y abriéndole el camino “sin querer queriendo” a la dictadura fascista, a fin de dar continuidad al capitalismo por métodos más adecuados a los tiempos.
La idea que a todos nos viene a la cabeza es si Pedro Carreño va a estar, ese día, en la primera fila de combate junto a los defensores de la patria, en la vanguardia. Al estallar la invasión, cuando comiencen las primeras escaramuzas veremos al diputado nervioso, patrocinando la paz, pero desde Cuba, desde Bolivia, o desde un país desconocido, para no ser expuesto a los ataques del enemigo –cuidado si no se va a los Estado Unidos.
Por estos bocazas es que sentimos vergüenza, pena ajena, de este gobiernito de quinta categoría. Las guerras son siempre serias y en ellas mueren, generalmente, gente inocente de la guerra, quienes no las declararon, no las buscaron, quienes nunca las sintieron, los más pobres. Son un recurso fascista de enfrentar a los pueblos, uno contra otro, mientras, tras escenario, los ricos se divierten, apuestan y se quedan con todo, de forma directa, sin sindicatos, sin partidos políticos que molesten, sin asambleas populares y manifestaciones. Los ricos, no los ricos colombianos, o los ricos venezolanos, los RICOS (…del mundo uníos), que no tienen nacionalidad, que son internacionales. Los nacionalismos tontos son para los pobres dominados, la carne de cañón, para los sometidos por la barriga, cultural y mentalmente; luchar por La Patria donde tú no eres nada ni nadie para ella: de eso se trata esta y todas las entelequias, que no esté rellena de nada y le sea indiferente todo.
Ya quisiera ver al partido “Somos Venezuela” organizando sus milicias para defender la patria comandados por el presidente Maduro, frente al puente Simón Bolívar, como Fidel en Playa Girón, o a Delcy con su uniforme y su AK 103 comandando a un grupo de la Misión Chamba Juvenil… ¿Con qué y con quienes cuenta el gobierno en caso de una invasión desde Colombia? Cuando no hay razones sagradas para defender al país, como dice Toby; lo más probable es que los pilotos de los Sukhoi huyan con su aparato para Colombia o para Aruba o Panamá, como lo hicieron los pilotos de Hussein en la guerra del golfo, escapando hacia Irán, guardándose de no ser derribados inútilmente, y asqueados de tanta hipocresía.
Pedro Carreño se muestra más peligroso que Maduro, más patriota que Maduro (que es bastante decir) representa al casquillero, al que tira la piedra y esconde la mano, al aprovechador mayor, instigador de oficio, al que susurra al oído e incita para que otros se inmolen por ellos, los más “cara dura”. Maduro debería callarle la boca porque lo está llevando al matadero directamente. Un conflicto militar con Colombia va acabar con Maduro, con su gobierno, pero lo peor es que acabará con todos nosotros de una vez. No hay manera que un ejército desilusionado venza, que desmoralizado venza a nada ni a nadie.
Chávez, un político, jamás hubiera tenido una muestra de debilidad como ésta, y de haberse embarcado en un conflicto bélico de seguro lo hubiese hecho para defender a los más débiles, hubiese contado con otro ejercito distinto, más unido, más motivado, mucho más moralizado, acompañado de pueblo ¿Qué pueblo va acompañar a Maduro o a Carreño en esta locura guerrerista en medio de este desastre de país?
Para los que crean en que esta es una causa nacional y digna véanse en el espejo de Argentina, cómo los jóvenes argentinos fueron manipulados, usados y abandonados, en una guerra perdida mucho antes de que comenzara, con burócratas por oficiales, con asesinos por generales. No es caso de Venezuela, pero, por encima de nuestra Fuerza Armada se colocan estos políticos de segunda, ex militares con espíritu fascistoide, a buscar en un conflicto bélico la “salida” a un despelote político, al debacle del gobierno.
Este que está aquí no va para la guerra a pelear por nada que no sea el socialismo. Nuestra patria es la patria socialista, no hay otra, y la defendemos del capitalismo y de los capitalistas, la entelequia de Patria se la regalo a los Carreños y Maduros para que la manoseen como quieran, para que la usen a su antojo. No se les ocurre otra idea más original que la de incitar a la población a una guerra con Colombia; se les va disolver el cerebro de tanto pensar. ¡Cómo son valientes para la guerra pero mansitos para confiscar una empresa de ladrones, para poner presos a los banqueros y mercachifles de la otra guerra, de la infausta guerra económica, de la que tanto ha hablado y no acaban de ganar!. No han vencido en una y ya quieren sacrificar a gente crédula, incauta, en otra. Maduro advierte que los gringos vienen por nosotros, pero no dice que ya están dentro en al Arco minero y “recuperando” PDVSA, furtivos, esperando a que caiga la presa.
