¡Ladrones!

¡Ladrones! Quieren robarse la revolución. ¿Para qué? Para destruirla, y después entregar el país a los sátrapas que están con la boca abierta, como un tiburón, esperando para la gran mordida. La mortal mordida que destruiría a mi país, como ha sucedido en Irak, en Libia e intentan hacerlo en Siria. El mayor sátrapa es el tiburón mayor. Ese mismo que ha mantenido a América Latina bajo su amenaza constante. El que amenaza de mil maneras, el que manipula, y el que miente descaradamente cuando cometen atropellos y agresiones contra otro país. Mienten sobre ser la mejor democracia del mundo. Mienten cuando de condenar terroristas se trata. Para ese tiburón hay terroristas buenos y terroristas malos. Es el criterio el “amo” del mundo… ¡Que se jodan!

¡Ladrones! Quieren robarse a la revolución, después de habernos costado tanto. No han podido con votos, no han podido con “salidas”, ni con guarimbas. Y no podrán con drones drogados, ni con bombas yanquis. Esta es una revolución blindada. Ustedes mismos, con sus torpezas, han dado pie para la consolidación, o radicalización del proceso, en sus propias narices, torpes.

Ustedes, ladrones, son unos buenos para nada. Son flojos. Brutos y faltos de hidalguía para aceptar que no sirven para nada. Parecen bobos, indeseables. Los cazan con las manos en la masa, y, a pesar de las contundentes evidencias, dicen que no estaban allí. Que andaban besándole el trasero a Trump, a Santos, Rajoy y a los demás satanás que atacan a Venezuela, de manera gratis, porque les da la gana. Venezuela: un país, noble y solidario de toda la vida, sólo porque unos traidores se arrodillan ante ese poder extranjero para pedir que les ayuden a salir de Maduro, sea como sea. Están obsesionado con Nicolás Maduro, y él, como un hombre indestructible, los enfrenta y les está dando más palos que a una piñata boba, barrigona y manflota.

¡Ladrones! Vayan a robarle los planos del muro que Trump aspira construir en la frontera con México. Róbenles, la corona de mierda que ostenta la viejita reina Isabel, y regálensela a María Corina Machado, para ver si se levanta del piso. Vayan, vayan, corriendo, los pocos que quedan de ese mierdero, tomen un fúsil y váyanse a las montañas. Sean hombres. Aprendan de los coñazos.

¿Quieren robarse la revolución chavista? ¿Quieren ver con las patas para arriba a Nicolás Maduro?, entonces, salgan de sus guaridas, dejen el despecho y la tragaderas de uisquí, y tomen los fusiles, para ver si son arrechos, tal como lo aparentan frente a un micrófono.


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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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