Con su dedo acusador, cual santa inquisición, el inestable presidente del imperio más sanguinario del planeta, Donald Trump, agredió en vivo y directo al periodista Jim Acosta, arriesgado corresponsal de CNN en la tenebrosa Casa Blanca.
Perdiendo la total compostura, con sus sandeces de siempre, Trump increpó al periodista, en plena rueda de prensa, ante docenas de medios y luego llamó a Acosta un tipo "maleducado y una persona terrible". Para rematar la bravuconada, a la salida de Acosta de la Casa Blanca, agentes del Servicio Secreto le retiraron la credencial de acceso, desatando una andanada de críticas por parte de colegas, gremios y otros medios de comunicación.
CNN demandó a Trump ante tribunales, alegando el amedrentamiento y la violación a la "libertad de expresión" y el derecho a "no ser considerado culpable sin un juicio previo". El caso es de tal nivel de injusticia y abuso que, hasta la cadena más alineada con Trump, Fox News, respaldó a CNN señalando que los "pases del Servicio Secreto para los periodistas que trabajan en la Casa Blanca nunca deben usarse como un arma".
Como parte de una novela de terror de la mafia que habita en la Casa Blanca, un juez ordenó la devolución temporal de la credencial al periodista Acosta hasta que el juicio finalice. Sin embargo, un Trump exultante e incontenible, manifestó por las redes sociales, que esto no terminaría allí. Casi como una amenaza de la camorra napolitana.
Este trágico episodio es parte de una trama mayor. De una cadena de predisposiciones, ataques y agresiones por parte de Trump contra diferentes medios de comunicación sobre los cuales ha desatado su ira llamándolos furibundamente con los epítetos de "enemigos del pueblo"; "La prensa de noticias falsas es el partido de oposición"; y que su sola existencia "Es muy malo para nuestro gran país". Los medios objeto del odio de Trump son invariablemente la CNN, el New York Times, NBC News, ABC y CBS. Los medios han respondido de manera contundente al inestable inquilino de la Casa Blanca, señalando que: "Los verdaderos enemigos del pueblo -y de la democracia- son los que intentan sofocar la verdad vilipendiando y satanizando al mensajero".
Metido en este berenjenal de ataques a la prensa, nadie en la Sociedad Interamericana de Prensa, en la OEA o en las bulliciosas ONGs palangristas llaman tirano, déspota o violador de la libertad de prensa a Trump. No pueden, hacen mutis. Deben cuidarse, no pueden morder la mano del amo que los alimenta. Tienen que pasar agachados y seguir viendo para otro lado.
Elecciones de medio tiempo
Pasando al tema mediático electoral destaca que, en medio del proceso comicial norteamericano para elegir gobernadores, senadores y la mitad de los miembros de la Cámara de representantes, el propio presidente Trump, jefe de la banda de Republicanos, especialistas en hampa electoral, hayan puesto sus maliciosos ojos sobre los votos de Florida, recordando inmediatamente a las marramucias del clan Bush, para lograr que George W. Bush llegara al poder en el año 2.000, ganando la presidencia por una diferencia de apenas 5 votos electorales (271 a 266). Este logro se ejecutó mediante la exclusión de miles de electores, principalmente de minorías étnicas como los afroamericanos, la exclusión de miles de votantes con antecedentes penales o la destrucción de las "papeletas mariposas" durante el proceso de recuento.
Algo huele mal (otra vez) en Florida. Tanto así que Trump tuvo que soltar una andanada de amenazantes mensajes en las redes sociales, acusando a los Demócratas de estar "tratando de robar" las elecciones" y luego señaló que "Un recuento honesto de los votos ya no es posible, puesto que las papeletas han sido degradadas en gran parte". Este es un evidente caso de amedrentamiento al ente electoral. Trump en persona exigió que finalizaran inmediatamente el reconteo de votos y que declararan vencedores a sus huestes Republicanas. Durante este nuevo exabrupto no apareció el Chapulín Almagro ni nadie de la OEA recordando que intimidar al árbitro no es muy democrático que se diga; ni siquiera cuando Trump suelta sus atorrantes amenazas: "Lo estamos observando de cerca". Que temor para los pobres funcionarios electorales.
A pesar de todo esto, se dio un suceso importante en Florida, especialmente en el Distrito 27, el "Centro Financiero de Miami", y reino perpetuo e inexpugnable de la amargada congresista Republicana Ileana Ros-Lehtinen, activa enemiga de Cuba y Venezuela.
En efecto, este reducto reaccionario de los Republicanos quedó ahora en manos del partido Demócrata, gracias a que su candidata Donna Shalala (de origen libanés y secretaria de Salud de Clinton), sacó más del 51% de los votos, para derrotar vergonzosamente a la delfín y aspirante a sucesora de Ros-Lehtinen, la periodista María Elvira Salazar (CNN, Univisión, Telemundo, MegaTV). Esto es un zarpazo directo a las logias conservadoras y reaccionarias del sur de Florida. Quizás a esta candidata-periodista le cayó la mavita (pava brava) desde el mismo instante en que el nefasto Álvaro Uribe le ofreció apoyo, empavando mortalmente su candidatura. Esto debe haber asustado a muchos de sus electores. Es una tremenda derrota para la derecha reaccionaria.