"Hoy, 23 de enero de 2019, cuando son las 10 de la mañana, montado sobre esta silleta, roída por el tiempo, y con una abrumadora asistencia de súbditos, donde destacan adecos disfrazados (con ganas de ponerle las manos al coroto, cosa no lo vamos a permitir ni que fuéramos locos) , y cumpliendo órdenes del loco mayor que habita en la Casa Blanca, en los Estados Unidos, y con la anuencia de otros locos destacados como Iván Duque, Jair Bolsonaro, y el más loco de todos, Luis Almagro, juro, y me auto proclamo, solemnemente, como el rey de los locos de este país, donde nací, pero con mi corazón sembrado en gringolandia, y que asumiré la presidencia de este manicomio, desde donde haré cumplir la ley, tal como lo manda nuestra Constitución, y si no cumplo me someteré a los designios del SEBIN, con la entereza que me caracteriza de pelar el trasero a los guardias nacionales bolivarianos, para ver si los encandilo y puedo fugarme hacia la embajada de Colombia, aunque pensándolo bien, mejor cojo los caminos verdes, son más seguros, para irme a reunir con mi Fiscal y el "Tesejota" en el exilo, integrado por una cuerda de locos que deberían, según los chavistas, estar encerrados desde hace buen rato".
"Señor Trump, perdóneme, me estoy juramentado y a la vez me estoy pirando (¡cosa rara, no!), como se dice en el argot hamponil, pero por si la tortilla no se me voltea en estas horas cruciales, le envío la lista de mis deseos: es decir, de mis ministros para su debida aprobación: ministra para asuntos especiales de locas, María Corina Machado. Ministro de la Secretaría, Leopoldo López (enchironado, pero lo sacaré mediante un decreto, si me da tiempo), ministro de asuntos exteriores, el Chivuo que tiene un programa en Globovisión, ministro de Cultura, yo mismo, es decir, ejerceré cuatro cargos: el de presidente de la nación, el de Comandante en jefe de las nuevas Fuerzas Armadas, como ministro de Cultura, y presidente de la Asamblea Nacional, entre otros nombres que le haré llegar cuando el habitante de Miraflores desaloje… O cuando se aplaque este vainón que esta que arde… Ahora estoy despachando desde un rancho que me prestó un loco del barrio El mamón, de San Agustín. Señor Trump: he decidido nombrar como asesores en materia de exilio dorado a Julio Borges y Antonio Ledezma".
"Mire, señor Trump, voy a cortar esta comunicación porque estoy oyendo disparos, no vaya a hacer que han detectado mi guarida, y me han venido a buscar los locos del SEBIN, obedeciendo órdenes al último reducto del extinto régimen, aunque todavía no es extinto, porque Maduro es más duro que sancocho e pato. Vienen por mí, y no quiero entregarme como hizo Leopoldo López. Yo llamé a Diosdado, pero no para entregarme… Mejor me piro por los caminos verdes hacia Colombia… Allá, Iván Duque me ha ofrecido protección y una mansión para vivir cómodamente con mi familia. Adiós, señor Trump, pienso que esta vaina se jodió. Este chavismo lleva en sus venas la sangre de Simón Bolívar, de Sucre, Urdaneta, Zamora y el loco Chávez. Sé que usted no ha leído sobre ellos, pero fueron unos vergatarios, lo reconozco… Señor, hemos quemado el último cartucho, con un grupo de fracasados que disparan con pólvora húmeda, y huyen cuando suena un triquitraque".
"Por último, señor Trump, le confieso, que fue una loquera de marca mayor haber seguido sus consejos. Me jodí para siempre. Ni los adecos, ni los copeyanos me quieren. Hasta Primero Justicia me sacó el cuerpo, cuando me estaba con el agua al cuello. Ahora, me encuentro, en estos mismos momentos en que le escribo, en la maleta de un carro con rumbo desconocido. Le juro, señor, que me arrepiento el haberle oído… Siento que traicioné a mi patria. Siento que le he hecho un grave daño a mi país… Pido a usted, que deje tranquilo a mi país, para que seamos los venezolanos quienes soluciones nuestros problemas. Ya hemos fracasados en todos los intentos por derrotar a Maduro, pero no hemos podido. Es bueno, señor Trump, parar… Dejarnos quietos, por favor. No siga haciéndole daño a Venezuela… Me arrepiento mil veces, me arrepiento de haberlo oído. En realidad, me porté como lo que soy, un "muchacho" loco, descarriado y sin memoria. Me merezco el calificativo de traidor…¡Qué mal hijo he sido!, al oír los cantos de sirenas de usted y los demás locos de este continente, y sobre todo los locos de mi entorno, incluyendo la loca María Corina… Pienso que me llevan para Colombia. Buena suerte, señor. Que logre ablandarles los corazones a los demócratas para que le aprueben los dolaritos para el muro… Que Dios me lo acompañe…. Suyo: Juan Guaidó, o como me bautizó Diosdado Cabello: "Whaitedog"… ¿Suena mejor, verdad?".