Las amenazas de guerra contra el gobierno legítimo del Presidente Maduro, dirigida desde los E.U. y que pasa por el reconocimiento como presidente interior del lacayo apátrida Juan Guaidó, (apoyado por un minúsculo grupo de los países del mundo), por la profundización de la política genocida del bloqueo económico, la instigación y el asesoramiento permanente de invasión militar por parte de los países limítrofes, y sobre todo, el financiamiento y dirección de las acciones violentas en Venezuela, ha sido develada por el gobierno venezolano y denunciada a través de los medios de información del mundo.
Pero hay algo más. Lo constituye el reclutamiento de militares (de todo rango) activos o en condición de retiro para que realicen acciones de espionaje a la FANB, el llamado a la deserción, el robo de equipos militares incluyendo fusiles, granadas, lanzagranadas y hasta aviones rusos, además de la compra de efectivos para que se pronuncien contra el gobierno legítimo y participen en actividades de la oposición tratando de legitimar con su presencia las protestas contra el Pte. Maduro y al írrito Juan Guaidó. Proceso que está en pleno desarrollo.
Igualmente con el llamado a la desobediencia y desacato de los empleados públicos que se concreta en la inacción y parálisis en los entes del estado. Hablamos del sabotaje a la acción del estado y del gobierno a través del deterioro exprofeso de las instalaciones públicas y los equipos de trabajo (energía eléctrica, inseguridad, vialidad, suministro de agua potable, gas doméstico, gasolina, internet, transporte público, aseo urbano, salud, entre otras.) y al no seguimiento y control de las actividades que están bajo su responsabilidad contando además con la ausencia de medidas efectivas (o de su no aplicación) para sancionar y corregir dichas fallas.
Pero lo más importante. Es la dejadez, la falta de compromiso, la inacción por parte de aquellos que incumplen con sus funciones lo cual afecta directamente a la población, comunidades, enfermos, escolares, personas en condiciones especial y dejan en entredicho el impacto social y político de la revolución bolivariana sin que nadie haga algo por evitarlo.
Las acciones tomadas por el gobierno de los E.U. y la derecha nacional e internacional y las amenazas de una intervención armada han nucleado a la mayoría población venezolana alrededor del gobierno legítimo de Venezuela representado por Nicolás Maduro y sus instituciones (ANC, TSJ, Ministerios), igualmente han fortalecido la moral revolucionara del pueblo que ha dado muestras públicas y masivas de apoyo a sus decisiones soberanas como lo son la elección de la ANC, Presidente de la República, Gobernadores, Alcaldes y Concejales.
Sin embargo la inconformidad por la poca efectividad de las medidas tomadas por el gobierno para contrarrestar la guerra económica, la inflación galopante, el bachaqueo, contrabando, inseguridad, corrupción, mal funcionamiento del estado, del gobierno constituyen una especie de detonante que puede, en cualquier momento, explotar ya que si bien es cierto el pueblo venezolano apuesta por la patria, su soberanía, por la revolución, también apuesta por la corrección de las desviaciones del gobierno, de los desaciertos, de los errores que han permitido que esta guerra económica haga más estragos en la maltrecha economía familiar, salud, ingesta, empleo, educación, oportunidades de desarrollo social y cultural.
El enemigo endógeno, ese que está anquilosado en las estructuras del estado, del gobierno, el que permanece escondido pero erosionando el funcionamiento de las instituciones públicas, que viene deteriorando los objetivos, las metas de la revolución socialista bolivariana, que actúa como un cáncer incontenible contaminando, degradando la patria, las esperanzas del pueblo, hay que extirparlo de raíz y para ello hay que dar un estremezón al gobierno, a sus instituciones, sus metas, sus funcionarios, de lo contrario los 20 años de revolución serán devorados por la derecha, por el capitalismo salvaje y amenaza con el retorno de la cuarta república, del puntofijismo hacia lo cual apunta el imperialismo y sus acólitos.
La acción es para hoy. No para mañana.