Fracasa el Manual de Negociación de Trump con Venezuela

Donald Trump, tuvo que deshacerse de Rex Tyllerson, ex directivo de la Exxon, quien fungía como Secretario del Departamento de Estado, quien en las primeras de cambio le tocó llevar la batuta de las primeras líneas de ataque contra Venezuela, su Gobierno, FANB y pueblo todo. No pudo Tyllerson, y sencillamente Trump lo despidió. Se decidió por el entonces jefe de la CIA, Mike Pompeo, quien se vanagloriaba de ser el autor de las políticas de sanciones contra funcionarios gubernamentales, además, se ufanaba de los maravillosos resultados que venían obteniendo por la aplicación de las mismas. Lo concreto era, que el Gobierno Bolivariano -producto de esas sanciones- venía reforzando su apoyo popular y obteniendo victorias electorales importantes, cinco en total, en menos de seis meses. Contradictoriamente, Trump se decide por Pompeo para suceder a Tyllerson, también con intereses económicos en el sector petrolero. Lo que dice mucho, en donde residen los intereses de la Administración Trump con relación a Venezuela. Pompeo, fue más furibundo que Tyllerson en sus planes de agresión contra Venezuela y hoy, sencillamente, mantiene bajo perfil y su protagonismo lo ocupa el senil John Bolton, un guerrerista de primera línea, quien siendo Asesor de Seguridad Nacional de la Administración Trump, se ha colocado a la cabeza de la diplomacia de guerra que caracteriza al gobierno de Trump. Sí, el propio presidente Trump, quien hace apenas unos meses de finales del año pasado, afirmaba que fue un error las invasiones de Irak, Libia y Afganistán. El mismo presidente, que ordenó la retirada de las tropas estadounidenses de Siria. El mismo Trump, que colocó al planeta en clima de alto estrés en su confrontación contra Kim, por la posesión de armas nucleares y que al final, tuvo que ir a conversar y negociar una salida respetable frente al avispero en que lo habían metido sus halcones, Pompeo entre ellos. El propio Trump, que desencadenó una guerra comercial contra China y que tuvo, al final de todo, que negociar con esa potencia económica, ya que la propia economía estadounidense, venía resintiéndose de sus pérdidas. En fin, no le ha ido nada bien a Trump en implementar el libreto de su libro, en la realidad mundial. ¿Qué garantía podría tener Whitedog, que le va a ir bien con Trump? ¡Ninguna, evidentemente!

En "The Art of the Deal", escrito supuestamente por Donald Trump en 1987, recomienda: "No te aferres a un enfoque o a un punto en la negociación. Mantén la mayor cantidad de opciones abiertas, sabiendo que muchas de ellas no servirán". En todo momento, con relación a Venezuela, Trump siempre afirma: "Tenemos muchas opciones para Venezuela, incluida una posible opción militar si es necesario", agosto 2017, indicaba durante una rueda de prensa desde su complejo de golf, ubicado en Nueva Jersey (EE.UU). Éste, ha sido un discurso recurrente en Trump, quien lo ha acompañado recrudeciendo las sanciones, desde las aplicadas a funcionarios de gobierno hasta llegar al punto que desea alcanzar, léase: PDVSA. Tal cual, lo plantea en su manual guía: "Mi estilo de negociación es bastante simple y directo. Apunto muy alto y luego sigo presionando, presionando y presionando para conseguir lo que busco. A veces me conformo con menos de los que busqué, pero casi siempre consigo lo que quiero". No logrado en su totalidad, PDVSA, bien pudiera conformarse con menos, en este caso: CITGO. Su confrontación contra Venezuela, la asume nada más y nada menos, como una oportunidad de negocios, una manera de aumentar su capital propio. Él, lo aprecia como un juego, una negociación, en la que su contraparte: el Presidente Nicolás Maduro, no accede a sus deseos de sumisión y obediencia y por lo tanto, hace lo que recomendaba Obama, "torcerle el brazo, hasta que le obedezca". Le ha salido rebelde Nicolás, sin duda.

Como todo manual, no considera los llamados imponderables o aquellos factores sobre los cuales no puede incidir, sencillamente por tratarse de un simple ser humano. Trump, desde 2017, viene considerando la opción militar contra Venezuela, y desde esa fecha, el propio Pentágono o verdadero poder real en EEUU, le ha desmentido: "El Pentágono no ha recibido ninguna orden sobre Venezuela", afirmó Pahon, para después subrayar que "si se nos pide, estamos preparados para ayudar al Gobierno a proteger nuestros intereses nacionales y salvaguardar a nuestros ciudadanos", afirmaba el Departamento de Defensa de EEUU, en agosto de 2017, fecha en la cual, Trump colocó sobre la mesa "todas las opciones, incluida la militar". Interesantes, los elementos que pondera el Pentágono a la hora de considerar sus decisiones: protección de los intereses nacionales y protección de los ciudadanos estadounidenses, ninguno de los cuales, está en riesgo en Venezuela. Por lo demás, hay un elemento fundamental en toda decisión del Pentágono, como bien lo expresa el propio Trump, en su manual-guía: "Mantén los costos bajo control. Gasta lo que tengas que gastar, pero mide tus cuentas. No te sobrepases". Vaya recomendación, sobre todo en las actuales condiciones en que la Administración está cerrada, y sus funcionarios tienen más de un mes que no cobran sus sueldos. Los Republicanos, han perdido su holgada mayoría que tenían años antes, en la Cámara de Representantes e incluso en gobernaciones fundamentales, con pesos claves en los Consejos Electorales, que son los que eligen al presidente de la república, cuyas elecciones están estipuladas para el año próximo, y todo lo que se haga este año, tendrá repercusiones en dicho proceso electoral. Razón de peso, para que Trump evalúe en profundidad cualquier decisión que implique el movimiento de tropas contra determinado país. Por lo demás, el golpe de Trump contra Venezuela, ha dividido en dos bandos la opinión pública estadounidense. Y no solo la estadounidense, sino incluso Europa, y no hablemos de América.

Ahora, esa imposibilidad en lo interno de actuar con libertad contra Venezuela, ha obligado a la Administración Trump la procura de una tercerización del conflicto y por ello, EEUU crea el grupete de Lima, activa sus 12 colonias. Quienes han demostrado una total incapacidad para hacerle frente a Venezuela. En Brasil, Bolsonaro, no logra convencer a las fuerzas armadas brasileñas, quienes le dijeron no a su tentativa de establecer bases militares estadunidenses en territorio brasileño. Colombia, es objeto de innumerables presiones imperialistas, que le consideran como la primera opción de agresión a Venezuela. En 2018, ante el emplazamiento del Fiscal General de la República Bolivariana de Venezuela, Tarek William Saab, quien denunció "un bombardeo e invasión militar desde el vecino país", se ve obligado a desmentirlo el propio general Alberto José Mejía, Comandante de las Fuerzas Militares Colombianas: "Tenemos tantos problemas en nuestro país que estamos dedicados y focalizados. Solo nos interesa solucionar los problemas del pueblo colombiano", expresó en una rueda de prensa, desde la sede del Ministerio de Defensa de ese país. Lo peor, es que esos problemas que acusa el general mencionado, se han agudizado y la sociedad colombiana se ha polarizado, como pudo constatarse en la votación presidencial del año pasado. No es poca cosa, que el candidato Petro haya obtenido 8 millones de votos. Como tampoco es poca cosa, que la oligarquía bogotana haya tenido que recurrir a una política de exterminio de su oposición política. Valga decir, la realidad crítica que vive el pueblo colombiano, se impone como un imponderable no considerado por los deseos de Trump, al querer imponer una solución militar tercerizada. Finalmente, el mundo cambió y los costos de una intervención militar, ya sea directa o indirecta, del imperialismo de EEUU contra Venezuela, serían catastróficos, no solo para Venezuela sino para toda la región y en especial, para el propio pueblo estadounidense, sobre el cual, el síndrome de Vietnam todavía, pasados todos estos años, resplandece, recordándoles que hoy por hoy, los EEUU no juegan solos en el tablero de la geopolítica internacional y que nuevos actores, ya definen el juego. Venezuela, es uno de ellos. Así que, Mr. Trump, recuerde su recomendación para ser exitoso en su "negociación" con Venezuela: "Hay personas que califico como perdedores de la vida, que obtienen su sentido del logro al intentar detener a otros. Si tuvieran alguna habilidad real, no estarían peleando conmigo, estarían haciendo algo constructivo" ¡Deje quieto a Venezuela, y póngase hacer algo constructivo por el pueblo estadounidense! 40 millones de pobres estadounidenses no son una concha de ajo…



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Henry Escalante


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