Las alarmas de guerra se encienden en el escenario internacional cuando se reúne el presidente colombiano con Donald Tump, los ingleses realizan maniobras militares de gran envergadura en El Caribe, la Casa Blanca pone en juego la intervención militar a Venezuela, los brasileños mantienen varios batallones en la frontera con Venezuela y el grupo de Lima se queda mudo, pero en el fondo piensan enviar tropas apoyando la invasión imperialista.
Maduro no da señales de unir al movimiento revolucionario, ni de preparar las condiciones políticas administrativas del Estado para la guerra. Elabora la brillante idea de recoger millones de firmas contra la intervención (Esto es viejo, ya lo hizo anteriormente y no tuvo huevos para entregarlo a Obama en Panamá) y simultáneamente agrede a la izquierda revolucionaria. (bloqueo a aporrea, persigue a los opositores de izquierda y todo huele a traición).
La imagen que mandan es que Venezuela es un pueblo pacifista dispuesto a inmolarse por la patria.
Roque Dalton decía en un poema que las cosas van a cambiar cuando se esté dispuesto no a morir por la revolución, sino a matar por la revolución. Y esto se organiza, se lleva a la práctica uniendo a todo el pueblo, movilización y educación constante, propaganda revolucionaria permanente, valentía y dignidad como base moral de los líderes y del pueblo.
¿Cuánto de esto posee el Psuv y los maduristas?
No se debe menospreciar al enemigo, la invasión está encaramada desde El Caribe, Panamá, Colombia, Brasil y la retaguardia de los derechistas del grupo de Lima.
