Abrams ve su reloj y siente que el mundo se le pone un poco chiquito. Siente un sudor frío. Se pasa uno de sus dedos por su axila derecha y luego se lleva el dedo a la nariz. Arruga la cara al sentirse hediondo. Hurga en su recuerdo un momento de gloria y en silencio se repite: "ya estoy como los líderes de la oposición en Venezuela. Prometo, prometo y nada. Vuele a mirar el reloj y se percata que son las 013:30 del 30-A. Suponía que todo debía estar cuadrado y le faltan los detalles más importantes. A esta hora se decía, los militares tenían que tener agarrado a Maduro por el pescuezo. Echa su cabeza hacia atrás para tratar atenuar la molestia que tiene ahora en la cervical. Cierra los ojos y se observa asimismo con una sonrisa tipo vampiro, al ir repasando sus momentos de gloria en Centroamérica y al contabilizar sus matanzas. Sus colmillos muestran las caries y la suciedad que tienen.
En eso suena su teléfono y sale obligado de esos recuerdos de glorias. Toma el teléfono y del otro lado, oye una voz de mujer, que le dice en ingles raro: "Doctor, llamo a los teléfonos de esos hijos er´diablos, pero no dicen ni pió". Abrams pregunta: ¿Llamó a los militares? La mujer responde: " Si estoy llamando a los militas y los teléfonos fuera de servicio".
Al momento, Abrams le pide a la mujer llamar Marcos Rubio. En seguida, la mujer le pone con Marcos Rubios y habla Abrams: ¿Qué pasa marquitos? y Marcos sin rodeos expresa: ¡Nos fregaron! Abrams replica ¿fregados marquitos? ¿Mopped? Si mi señor, ¡fregados!. Nos chulearon pues. Los venezolanos tiene una vaina que llaman viveza criolla, con eso nos han chuleados toda la oposición y los militares que usted dijo que le dio dólares también nos fregaron.
Marcos pregunta: ¿Abrams usted dio los dólares? Hay un silencio y al rato, Marcos sólo atina a oír: ¡Mierda!
Angustiado porque ya se ve como Guaidó cualquiera, Abrams toma se teléfono y llama al militar1: Rin, rin, rin. Suena la contestadora: Deje su mensaje
Llama al militar 2 y sale una voz de mujer: Soy Lilian, luchadora por la libertad en Venezuela, deje sus dólares para la libertad. A Abrams los ojos se le voltean y atina a decir ¡Ver…!