Derrocado el Presidente Constitucional del Estado Plurinacional de Bolivia, el Hno. Evo Morales Ayma, hoy asilado en la República de México, la conclusión más razonable es que se trató de un vulgar golpe fascista, inédito en sus formas de ejecución y no menos inédito por la multiplicidad de gobiernos de otras naciones que participaron en el mismo: EEUU, Brasil, Argentina, Colombia, Ecuador, Chile, Paraguay y Perú. Unos, aportando mercenarios que actuaron sobre el terreno, secuestrando familias enteras de los líderes políticos del partido gobernante, el MAS, para obligarlos a dimitir y renunciar a sus cargos, y mediante esa vía, crear el vacío de poder que los elevara a ellos a asumirlo, una vez que las Fuerzas Armadas bolivianas se manifestaran a favor de la dimisión del Presidente Constitucional, Evo Morales Ayma, y se incorporaran –conjuntamente- con la policía a la ejecución de la represión contra el pueblo en resistencia contra el golpe fascista, Made in USA. Los hechos posteriores, nos hablan del libreto de los presidentes autoproclamados que ha venido cosechando y ejecutando el gobierno de Donald Trump, como nuevo paradigma de los golpes de Estado en el planeta. Evo, ante las amenazas contra su vida y la de su familia, se ve obligado a abandonar Bolivia, en resguardo de su integridad física y AMLO, le ofrece la salida diplomática del asilo, acción humanitaria que intentó serle imposibilitada por los gobiernos de Ecuador y Perú, al negarle el sobrevuelo del avión de la Fuerza Aérea de México que trasladaba al Presidente derrocado sobre esos territorios, en procura del Pacífico para enrumbarse hacia territorio mexicano. Un hecho a destacar, es que senadores demócratas como republicanos, de EEUU, estaban al tanto del golpe y actuaron -en conjunto- para que se realizara, con la excepción del Senador Bernie Sanders, quien ha repudiado el crimen fascista.
¿Qué convierte a Evo en una amenaza "inusual y extraordinaria" -no declarada- por la Administración Trump? Sin duda, la primera mirada se dirige hacia sus reservas de gas y litio, que convierten a Bolivia en un apetitoso botín de guerra. No obstante, esa primera mirada no logra quitar las suficientes ramas de los árboles para poder apreciar la sábana a plenitud. Evo, encabeza una Revolución de nuevo tipo que ha reivindicado a los invisibilizados de toda la vida en Bolivia, y que son la mayoría de la población en ese territorio del corazón de la América: los indios, la población originaria de ese vasto territorio, que entre 1814-1817, enfrentó con valentía, las fuerzas colonialistas españolas, mediante técnicas guerrilleras o "indiadas", como le denominaban entonces, los colonialistas del virreinato del Río de la Plata. Con Simón Bolívar, el Padre Libertador de la América, llegarían los ejércitos regulares libertadores a Bolivia y, con ellos, nuevos héroes como la mestiza Juana Azurdui, Bartolina Siza y Tupac Catari (Julián Apaza) quienes sitiaron La Paz. Historia heroica, llena de grandezas, lleva esa República, obra primigenia de Simón Bolívar y el Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, pero también, obra de la gallardía de sus indios guerreros que resistieron con sobrada valentía la colonización española. Se preguntaba el Padre Libertador, Simón Bolívar, en su discurso ante el Congreso Constituyente de Bolivia de 1826: "¿Qué quiere decir Bolivia?", y, se responde de inmediato: "Un amor desenfrenado de libertad, que al recibirla vuestro arrobo, no vio nada que fuera igual a su valor…"
Evo Morales Ayma, digno heredero de aquellas glorias, recibe una Bolivia en extremada pobreza y la encumbra hacia la modernidad, convirtiéndola en la primera economía del continente americano, con crecimientos anuales -constantes y consecutivos- durante la última década, siendo ese, quizás, su mayor crimen; viéndolo, desde el punto de vista del imperialismo. Por lo demás, Evo, devolvió la propiedad de los recursos naturales, mineros y energéticos, al pueblo boliviano, lo que, sin duda, es inaceptable para la potencia imperial que se abroga el derecho de ver los recursos de los pueblos de nuestra América como suyos propios, y de las empresas estadounidenses. Desde el punto de vista de los supremacistas de Washington, que ven a los pueblos del sur como "animales", objetos de ser domesticados, les resulta inaceptable que, en Bolivia, se concrete un experimento económico de alto calado, un ejemplo de desarrollo económico, sin la tutela del FMI. Hecho, que les revuelve el odio de sus conciencias negativas y, menos aún, que al frente de tamaña "ofensa" contra la supremacía imperial, se encuentre un indio aymara, lo que, sin dudas, colocó a Bolivia en la lista de "virus" por erradicar, antes que "contagie" a los demás pueblos del sur de la América. EEUU, no le perdona a Bolivia, al igual que nunca le ha perdonado a Haití, haber sido la primera república en haber alcanzado su independencia del imperio francés, en 1804. Una nación de negros y negras, habrase visto, considerados entonces como "animales". Todavía, pasados 215 años, no le perdonan tamaño atrevimiento de haber sido "la primera nación de hombres y mujeres libres de América". Y, al igual que en la Bolivia de los tiempos que transitamos, EEUU, se unió a Francia para castigar la negritud que amenazaba su seguridad interior del "virus" de la libertad.
El gobierno imperialista de los EEUU, ¿Qué pudiera ofrecerle, distinto a lo que ha logrado Evo, al pueblo boliviano? Más allá de robarles sus recursos naturales, sencillamente nada. Solo sometimiento, represión, muertes, dictadura y un régimen de gobierno de minorías blancas, valga decir, un régimen de apartheid. Un régimen de segregación racial, como hoy viven las comunidades indígenas en EEUU, reducidas a pequeños territorios denominados "reservas", vulgares "ghettos" análogos a los que reducía el régimen nazista hitleriano a los judíos. Para lo cual, los gobernantes "democráticos" estadounidenses tuvieron que encauzar una política de exterminio indígena, que les permitió apropiarse de sus territorios y luego, someterlos a sus dictámenes, como si se tratara de animales, no reconociéndolos como ciudadanos o ciudadanas de EEUU. Tal historia de conquista y sometimiento, se desarrolla en la actualidad, sobre el territorio boliviano. Mediante, una feroz represión de parte de las Fuerzas Armadas y la policía boliviana contra el pueblo indígena, minero, campesino, estudiantil y obreros, que en las calles ha decidido no dejarse "civilizar" por parte de quienes, biblia en mano y una pistola, pretenden exterminarlos y quienes queden vivos, "reeducarlos" en el servicio a la falsa "democracia" estadounidense y el respeto a las minorías blancas, que ejercerán el gobierno de la república de apartheid proyectada para Bolivia por la Administración Trump. Es la reedición de la historia vivida por el pueblo de Sudáfrica, una vez que en 1948, el Partido Nacional, asumiera el gobierno y una minoría blanca, racista y fascista, clasificara la población en blancos, mestizos y negros. Quedando negros y mestizos, sin derechos ciudadanos, obligados a vivir en zonas alejadas de los blancos, prohibiendo el casamiento entre unos y otros, y siendo esa minoría la que decidiera el destino de esa nación en exclusividad, muy similar al régimen universitario autonómico venezolano, en que los profesores se han abrogado la representatividad del régimen político universitario, y tan solo permiten a los estudiantes un nivel de participación, reducido a tan solo el 25 por ciento de la posibilidad de tomar decisiones. Para fortuna de los venezolanos y venezolanas, tal régimen de apartheid, como toda vergüenza, se acerca a su final en 2020. Mientras, que en Bolivia, el gobierno de EEUU, se enrumba a encumbrarlo como un régimen de futura "democracia", en una nación en que las grandes mayorías serán minorías, en términos de las decisiones políticas para la conducción democrática. Un régimen, que esperábamos superado por la humanidad. Un régimen que, sin dudas, así como EEUU declaró a Mandela como "terrorista" y fue objeto de una extremada vigilancia en sus actividades por la CIA; al igual, el gobierno de Trump, declarará a Evo Morales Ayma, "terrorista" por su abnegada defensa del Estado Plurinacional de Bolivia, hoy sentenciado a muerte por las fuerzas imperialistas de EEUU y sus agentes: Bolsonaro, Macri, Piñera, Narco Rubio, Ted Cruz, Bob Menéndez, Duque, Guaidó y demás terroristas a sueldo de Donald Trump.
Evo Morales Ayma, es un símbolo de liberación nacional. "Bolivia políticamente estaba sometida al imperio Norteamericano. En Bolivia decidía la Embajada de Estados Unidos. Especialmente para ser Ministro de Defensa o de Gobierno, tenía que tener aval de la Embajada de Estados Unidos. Hasta para ser comandantes de la policía, comandantes de las fuerzas armadas, si no tenía el aval del visto bueno de la Embajada de Estados Unidos, no podía ser comandante. En lo económico, para ser ministro de economía o de finanzas, tenía que tener el aval del Fondo Monetario Internacional o del Banco Mundial y especialmente del Fondo. Es decir, allí no había soberanía política, ni soberanía económica…" (Discurso del Presidente el Estado Plurinacional de Bolivia, S.E. Evo Morales Ayma, en ocasión de su participación en el plenario de 38ava Conferencia General de la Unesco). ¿Qué trajo de bueno Evo al pueblo boliviano? Trajo estabilidad política. En el quinquenio previo a su llegada al gobierno, Bolivia contó con cinco presidentes: Banzer, 2001; Tuto Quiroga, 2002; Sánchez de Lozada, 2003; Carlos Meza, 2004; Eduardo Rodríguez, 2005. Era el país, donde EEUU había concretado más golpes de Estado de la América y el mundo. Pero, llegó Evo y mejoró sustancialmente la redistribución de la riqueza nacional, hizo propietarios de sus recursos naturales al pueblo boliviano, nacionalizó los recursos básicos: el agua, la electricidad, las telecomunicaciones, el gas, que estaban en manos privadas, inaccesibles para el pueblo todo. Redujo, sustancialmente, la pobreza que para 2005 se estimaba en un 38 por ciento, ya para 2013 se estimaba en apenas un 18 por ciento. Y, se enfocaba Evo, hacia una reducción propuesta del 7 por ciento para el 2020. Por tales "crímenes", imperdonables para un régimen criminal y guerrerista, como es el que gobierna los EEUU, Evo, se convirtió en una "amenaza inusual y extraordinaria" para la seguridad del imperio. En el "virus" ejemplar a seguir por los pueblos al sur del río Bravo, y su salida estaba más que cantada. Hoy, se ha concretado el crimen y ese imperialismo criminal, y sus agentes, arremeten ferozmente contra un pueblo armado de dignidad y su bandera unificadora: la whipala.
El proyecto de recolonización de Bolivia de Donald Trump, solo es factible de concretar, prohibiendo y proscribiendo al principal partido político boliviano, el partido de Evo: el MAS, interviniendo sindicatos, amordazando la prensa independiente e implantando el terror más profundo que haya conocido la sociedad boliviana. Miles de desaparecidos y detenidos, decenas de muertos, creando campos de concentración que recordarán a Pinochet y los tiempos del Plan Cóndor, en los que no entrará ningún juez, abogado, periodista u observador internacional. Ya la Bachelet, se presta para no opinar sobre el terror boliviano, anulando la agencia de Derechos Humanos de Naciones Unidas, que se distraerá con Venezuela, como ya está ocurriendo. El Fondo Monetario Internacional, volverá a regir los destinos económicos de esa nación y la pobreza volverá a crecer exponencialmente; mientras, el masivo endeudamiento del país será una realidad tan dura como lo es hoy en la Argentina. Sin dudas, es devolver a Bolivia a los tiempos en que era considerada la nación más pobre de Suramérica en eso se resume el plan Trump.
"Y los Estados Unidos parecen destinados a plagar la América de miserias a nombre de la libertad…" Simón Bolívar, en carta a Patricio Campbell, 05 de julio de 1829…