Colombia siempre ha tenido en la mira a Venezuela y que arranca desde la época de la gesta emancipadora; desde el momento que aquel oscuro personaje llamado el "hombre de las leyes", Francisco de Paula Santander se asomo al escenario de la historia, proclamándose como representante de la oligarquía colombiana; recordemos los asesinatos del coronel Leonardo Infante, el general José Antonio Anzoátegui, el mariscal José Antonio Sucre y el intento de asesinato al Libertador. Detrás de estos crímenes estuvo la sombra de Santander. Luego se despertaría en el ánimo de algunos de sus mandatarios una animadversión hacia Venezuela, que nunca han ocultado; entre ellas sus aspiraciones expansionistas, hacia el nuestro y países vecinos. Por la vía de la fuerza se ha apoderado de territorios de Venezuela, Perú, Ecuador y Nicaragua. Al Perú le arrebataron la población de Leticia, en un conflicto armado que duro de 1932 – 1933; donde la ONU tercio a favor de Colombia en el Tratado de Rio de Janeiro (1933). Con Ecuador, país que mantenía problemas limítrofes con las regiones de Pasto, Popayán y Buenaventura, sede la soberanía de estas provincias a favor de Colombia bajo el Tratado de Pasto (1932). A Nicaragua le quitaron las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Ya Santander defiende en 1830 los derechos de estas islas como puerto libre. Recordemos que estas islas están a 110 km de Nicaragua y a 720 Km de Colombia; además se encuentran ubicadas dentro de la zona económica de Nicaragua. En 1891 Valiéndose de su poderío armado y la debilidad de Nicaragua, se anexo las islas como Departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Colombia a lo largo de todo su historia se ha apoderado de territorios venezolanos, extensiones que podrían comprender dos veces el estado Bolívar. Eduardo Santos en 1941, siendo presidente de Colombia, bajo amenazas le quito parte de esa gran extensión al papanatas de Eleazar López Contreras, sin disparar un solo tiro; no salió ni siquiera en defensa de los legítimos derechos. No tuvo el valor de su antecesor y paisano Cipriano Castro, que se enfrento por allá en 1908 a la invasión de varios países imperialistas.
El 13/08/1987 siendo presidente Jaime Lusinchi en un asomo de nacionalismo le dio un parao a la corbeta Caldas de la armada colombiana, dentro de una forma provocadora se había estacionado frente a Castillete, en aguas territoriales con no tan santas intensiones de invadir al Golfo de Venezuela. Es bueno señalar que este Golfo en los libros de instrucción escolar colombiana aparece como Golfo de Coquivacoa. Luego de varios días de dimes y diretes, salieron de ahí con el rabo entre las piernas. Recordemos que en esta área existe petróleo y grandes reservas de gas natural sin explotar; que es lo que le quita el sueño a la oligarquía colombiana. Maduro en días pasados coloco a esta región como Zona Operativa de Defensa Integral Marítima e Insular. El 09/04/2004, sorprendió a la prensa nacional y al mundo internacional la captura de 153 paramilitares colombianos, en una finca en las adyacencias de Caracas llamada Daktari, cuya finalidad era asesinar al presidente Chávez. El presidente en un gesto de magnanimidad los puso en la frontera. La última intentona invasora fue la Operación Gedeón el tres de mayo pasado en las playas de Macuto y Chuao donde salieron sin chivo y sin el mecate.
José Rubén Churion en su libro La economía al alcance de todos, nos refiere que "En 1988 el ex presidente de Colombia López Michelsen declaro al canal de TV de Caracas, que en un futuro entre Venezuela y Colombia solo habría una sola nacionalidad y que esta sería la colombiana, posteriormente en 1991, la Asamblea Constituyente de Colombia aprobó la modificación de la constitución para incluir un artículo en el que se establece que los colombianos que residan en el exterior en caso de haberse nacionalizado seguirán siendo colombianos y sus hijos también tendrían la nacionalidad colombiana, pero con los mismos derechos de los venezolanos por nacimiento, todo esto conforma un cuadro de invasión por la vía civil donde se persigue apoderarse de Venezuela".
Durante las últimas décadas hemos tenido de parte de Colombia una inmigración silenciosa; algunos entendidos han dicho que han estado por el orden de los 5.500.000; como resultado de la persecución de los paramilitares, narcotraficante, el ejército y el conflicto armado que se ha dado en ese país y tiene más de 60 años.
Lo último, fue el anuncio que hizo el propio Trump a finales del mes de mayo del arribo al país de 800 miembros de las fuerzas armadas que llegarían al país a comienzos de mes de junio, anuncio que debió ser emitido por el sub presidente Ivan Duque y que ha ocasionado cierto resquemor en el pueblo y en algunos senadores, como el señor Ivan Cepeda que ha condenado el arribo de ese contingente a Colombia sin el consentimiento del Senado de la Republica, que mantiene preocupados al pueblo colombiano. Ha declarado Cepeda que "esa presencia ilícita e ilegitima viola la soberanía nacional, es una amenaza a los sectores populares y una agresión a esas extensas regiones pobladas de campesinos". Otros senadores que también mostraron su inconformidad fueron Antonio Sanguino y Gustavo Petro. Este ultimo señalo que "EEUU disfraza la acción con la lucha al narcotráfico; mientras que la guerra es por el petróleo venezolano". Otros historiadores mas acuciosos han dicho que esas intensiones invasoras esta la mano maquiavélica del gobierno colombiano, recordemos aquella infeliz declaración de Uribe cuando dijo una vez que había abandonado la presidencia: "me falto un poquito de tiempo, para haber invadido a Venezuela". Ellos le tienen el ojo puesto al Golfo de Venezuela, la media luna venezolana que comprende los estados de Zulia, Táchira y Barinas. No lo han podido hacer, pero si uno deshoja la margarita se percata de algunos detalles históricos que apuntan hacia allá. Los colombianos han sido capaces de todo; hasta del robo de nuestra bandera, lo único que nos dejaron fue las estrellas y el escudo.
Tenemos que decir que la popularidad de Iván Duque, está de capa caída, en una posición muy baja, que presidente alguno haya tenido. Una acción descabellada y ojala este equivocado, de invadir al Golfo de Venezuela u otra incursión invasora de la mano del gobierno gringo le brindaría una aliento de oxigeno por parte de la ultra derecha, la rancia oligarquía, el paramilitarismo y el narcotráfico, para continuar desgobernando a Colombia. Otro que también lo favorecería es a ese señor de la guerra llamado Trump, que está en su peor momento y cada día que pasa se le hace difícil levantar vuelo y, además con una reelección a pocos meses.