Sanciones criminales y oposición criminal

Siegfried Ramler, intérprete de Hermann Göring y otros jerarcas nazis, en el histórico Juicio de Nuremberg, 20 de noviembre de 1945, en declaraciones al diario vienés Der Standard, afirmó que ninguno de los nazis acusados en el famoso juicio, dio muestra alguna de arrepentimiento de sus crímenes, algo que atribuyó –entre otros factores- al antisemitismo que les impedía ver a sus víctimas como seres humanos y, al no considerarlos como tales, se consideraban exculpados de sus crímenes. Ese antecedente histórico, es importante tenerlo presente ya que observando los debates parlamentarios, hemos presenciado que los actores que se reivindican como de oposición, asumen una conducta irracional cuando sus entrevistadores les preguntan sobre su postura ante las sanciones de los imperialismos de EEUU y Europa contra el pueblo venezolano, su gobierno e instituciones del Estado. Solo basta remontarse a los tiempos de las guarimbas, 2014 ó 2017, y preguntarse sobre las causas que originaron el asesinato y quema del cuerpo de Orlando Figuera, por tan solo tener el color de su piel morena y vestir humildemente, para que se le tildara de presunto chavista y por ello, justificar su crimen y la posterior quema de su cuerpo. Su asesino, huyó a España donde reside bajo la protección del gobierno español. En otras palabras, para esa oposición que hace vida política en Venezuela, el solo hecho de que algún venezolano o venezolana, reivindique las ideas políticas enarboladas por los padres fundadores de la patria, Simón Bolívar y Hugo Chávez, ya es muestra más que suficiente para que no se le considere un ser humano y como tal, ser objeto de exterminio. En su tiempo, lo decía Hitler: "El empleo exclusivo de la violencia, sin el estímulo de un ideal preestablecido, no puede conducir nunca a la destrucción de una idea o evitar su propagación, excepto, si esa violencia tomara la forma de exterminio irreductible del último de los adeptos del nuevo credo y de su propia tradición…"

Nombrar la palabra "sanciones", en un debate parlamentario, de esos que se dan por tv o radio, exacerba las opiniones de quienes se autoproclaman como opositores al gobierno bolivariano de Nicolás Maduro, quienes, de inmediato, acuden al artificio insincero de negar las mismas pero a la vez, de acusar a las propias víctimas de tales medidas imperialistas, de ser los responsables de sus actos criminales. "Os decis racionales y usáis de la razón para ser más fieros que los animales" (Goethe). Pero, de dónde proviene esa actitud tan despreciativa hacia la humanidad? Erich Fromm, desde la psicología, hace justicia a la forma como el contexto socio-histórico es el que influye en el desarrollo del pensamiento, forma las actitudes y, por ende, el carácter de los seres humanos. Como pensador marxista, Fromm, estimaba que son "las condiciones materiales del hombre las que determinan su modo de producción y de consumo, y que éste a su vez determina su organización socio-política, su modo de vivir y finalmente su modo de pensar y de sentir" (Fromm, Erich . Psicoanálisis de la sociedad contemporánea). Las y los actuales dirigentes del oposicionismo "venezolano", son el producto del cruzamiento entre el pensamiento imperialista y el adequismo romulista, a quien reivindican como el supuesto padre de la "democracia" venezolana. En sus genes, se concentra la fórmula perversa del crimen del bonachón presidente, Raúl Leoni, creador de la figura de los desaparecidos, que se generalizaría al sur de nuestro continente con la llegada de las dictaduras del Cono Sur y su Plan Cóndor, y de Barack Obama, el presidente más guerrerista que han tenido los EEUU, que disfrutaba -cada martes- de la cacería de sus oponentes políticos en el Oriente Medio, a quienes asesinaba con sus drones. Y, por eso, disfrutan tanto del placer de hacer sufrir al pueblo venezolano. Muestra de ello, lo tenemos -en abundancia- en los hechos violentos ocurridos en estos últimos 20 años de Revolución Bolivariana, como por ejemplo: en el golpe de Estado de abril 2002, el paro-sabotaje petrolero de 2002-2003, las guarimbas de Leopoldo López de 2014 y 2017, la descarga de las arrecheras de Capriles en 2012, entre otros muchos más casos. En su obra: "El corazón del hombre", Fromm, pareciera definir al oposicionismo venezolano: "La persona necrófila, es movida por el deseo de convertir lo orgánico en inorgánico, de mirar la vida mecánicamente, como si todas las personas vivientes fuesen cosas. Todos los procesos, sentimientos y pensamientos de vida se transforman en cosas. La memoria, y no la experiencia; tener y no ser, es lo que cuenta"; son una máquina de muerte, en eso han transformado las Administraciones estadounidenses a ese grupo de seres humanos que han cooptado como agentes, en territorio nacional, para la ejecución de sus políticas de agresión a la nación y pueblo venezolano. Fromm, los cuestiona por su deseo de "Sed de sangre arcaica", como le denominó a ese deseo de matar por matar, como expresión de regresión del ser humano a lo más bajo y lamentable de su existencia. "... Si la Destructividad y la indiferencia ante la vida llegan a predominar, no hay ya libertad que obtener, pues no queda nada, sino la máxima degradación de que es capaz el hombre [o la mujer] de ser un animal de rapiña" (Ética y política, Erich Fromm). Un animal de rapiña, en eso se convirtió Juan Guaidó y su banda de Voluntad Popular, para el saqueo de los bienes públicos, en conchupancia con Donald Trump.

Las y los candidatos, que acuden a los debates parlamentarios, de parte de la oposición, padecen de la enfermedad de Dory o amnesia anterógrada, que los lleva a no recordar absolutamente nada, desde que se tomaron las primeras sanciones contra el país; una vez que Barack Obama, en marzo 2015, declarara a Venezuela como "una amenaza inusual y extraordinaria" y procediera a sancionar a siete patriotas, encabezados por el entonces director de la GNB, Antonio Benavidez, a la fiscal Katherine Harrington y el director de la PNB, Manuel Pérez, entre otros. Siendo, el objetivo de dichas medidas coercitivas, de parte del gobierno de EEUU, el siguiente: "El objetivo de las sanciones es persuadir al Gobierno de cambiar su comportamiento", como lo declarara al Washington Post, la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki. Sanciones, aplaudidas y bendecidas, no solo por todo el oposicionismo "venezolano", sino incluso por la propia jerarquía eclesiástica. Un año después, en marzo 2016, Obama, hizo su Mea Culpa: "Tomamos una decisión estratégica muy temprano (en mi Presidencia), que consistió, en lugar de tomárnoslo como un adversario gigante de tres metros de altura, dar al problema las dimensiones que merecía y decir: No nos gusta lo que está pasando en Venezuela, pero no es una amenaza para EEUU", agregó. Hasta la propia Fedecámaras, en 2019, reconoció lo perverso que eran las sanciones promovidas por el oposicionismo venezolano: "Han sido tan dañinas debido a que los proveedores tradicionales para el mercado nacional, que provienen principalmente de EEUU, tienen temor a prestar servicios a los empresarios solo por ser venezolanos", dijo Cusanno en una entrevista en Globovisión. A estas alturas del partido, cinco años después, no hemos escuchado una sola autocrítica proveniente del sector oposicionista, menos una disculpa al pueblo venezolano por todas las falencias que hoy padece, como consecuencia de esas sanciones que tantos esfuerzos hicieron por conseguir y consiguieron, Julio Borges, Henry Ramos Allup, Antonio Ledezma, Carlos Veccio, Omar Barboza y Juan Guaidó, entre otros, ante el silencio cómplice de sus compañeros de bancada en la AN. Es hora, que dentro de ese sector oposicionista que se autoproclama como "democrático", se evidencie la ruptura con ese pasado reciente, perverso y criminal, con quienes compartieron aventuras en 2015. El papa Francisco, es un convencido de la sanación que lleva consigo mismo la solicitud del perdón. En 2015, en un discurso histórico desde Bolivia, reconoció que "se han cometido muchos y graves pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios", y pidió "humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América". Maravilloso gesto, de un hombre de la fe cristiana. El Presidente Maduro, en otro gesto que lo engrandece ante sus rivales políticos, no dudó -un solo instante- para rechazar las sanciones que el gobierno de EEUU, implementó en contra de la actual directiva de la AN, encabezada por Luis Parra, miembro de Primero Justicia, uno de los partidos que más dinamizó la puesta en vigencia de las sanciones imperialistas. El Presidente Maduro, como fiel creyente de la religión católica, es un consecuente seguidor de la palabra del papa Francisco, quien emplazó a los creyentes: "No tengan miedo a pedir y ofrecer el perdón. No se resistan a la reconciliación para acercarse y superar las enemistades". Convencido creyente y propulsor de la paz, el Presidente Maduro, incluso, gestionó indultos a los actores del oposicionismo, involucrados en hecho delictivos contra la paz de la República, terrorismo. Es por ello, que esperaremos con paciencia, que esos actores del oposicionismo que hoy prometen hasta salarios en dólares, falsas promesas como las de aquellas elecciones de 2015, hagan un acto de reivindicación de su fe cristiana, y en acto de humildad soliciten perdón a ese pueblo que han castigado –severamente- en sus condiciones de vida, gracias a las sanciones que promovieron y pidieron a Donald Trump, con tanta vehemencia que se las ejecutó con supina maldad. Que ofrezcan de corazón, su arrepentimiento y convicción de considerar, a quienes no consideraban como humanos, considerarlos ahora no solo como un voto, sino un ser humano objeto de derechos y comprometérseles a respetarlos. Dejar a un lado, el famoso "pero", con el cual restan mérito a su gesto de repudio a las sanciones y convencimiento de que las mismas, son dañinas para toda la población venezolana, indistintamente sea su criterio político. Ello es necesario, como muestra de cuán sinceros son, en sus ofrecimientos políticos.

Si bien, las sanciones unilaterales del imperialismo son de vieja data, como por ejemplo Cuba (1960), debemos precisar, que las aplicadas contra la República Bolivariana de Venezuela, tienen características específicas que las distinguen de las aplicadas hasta ahora en otros países. En Venezuela, se han hecho acompañar de verdaderas "cacerías de brujas", decía Julio Borges: "Solicitamos de toda la comunidad internacional advertir a todos los ciudadanos y empresas de sus respectivos países que deben abstenerse de efectuar operaciones financieras o contratos de interés nacional con el gobierno venezolano que sean violatorios de la Constitución Nacional por no haber sido aprobados por el único órgano constitucional legítimo para autorizarlas como es la Asamblea Nacional" (2017), ante el silencio cómplice de sus compañeros integrantes del parlamento venezolano. Si bien, las sanciones –inicialmente- se instrumentaban contra determinados funcionarios y funcionarias, como por ejemplo lo fue el caso de Motta Domínguez, el solo hecho que se sancionara al ministro de energía eléctrica, no llevaba otro fin sino inhabilitar a la máxima autoridad del ente público para propiciar por esa vía, imposibilitarle de ejercer –plenamente- sus facultades delegadas por el presidente de la República y, con ello, afectar la funcionalidad del servicio eléctrico; que era, en el fondo, el objetivo buscado, lo cual dice mucho de la maldad aplicada con dichas sanciones, y evidencia la perversidad de esa dirigencia opositora, que siempre propició buscar el daño y castigo a todo el pueblo venezolano. Como evidencia, de lo mucho que aprendió de su experiencia dañina en el paro-sabotaje de diciembre 2002 a febrero 2003, evento en el que lograron paralizar la industria petrolera y afectarla negativamente. No solo a la industria, sino al país como un todo. Justo precisar, que esta metodología de aplicar las sanciones a Venezuela, es una metodología made in Venezuela y cuyo estilo criminal, debemos ubicarlo en el año 2002, con la puesta en ejecución del paro-sabotaje petrolero, por parte de la Coordinadora Democrática, la misma oposición ésta que estamos viendo, como angelitos de la caridad, por radio y tv. Le correspondió entonces, a Luis Giusti, ex presidente de PDVSA, explicar dicha metodología al diario El Universal, días antes del paro-sabotaje, ante la pregunta del periodista opositor, Giusti afirmó: "En síntesis, en una semana el país colapsa", explicando a continuación, cómo sería ese proceso: "Sí. Habría una crisis profunda de escasez de combustibles y se comenzaría a declarar fuerza mayor en todos los contratos de suministros". Preguntando el periodista opositor: "Qué pasaría si el presidente dice "no me voy", a lo que responde el terrorista Giusti: "En ese caso la correlación de fuerzas en el país cambia y el Presidente no tendría el apoyo del cual goza hoy en día. El país, no se aferraría a un gobierno en una situación tan grave como esa". (El Universal, 24-11-2002). Agredir a todo un pueblo, en busca de un solo propósito: la ambición del poder por el poder. Así son, los políticos y políticas oposicionistas, que durante toda esta campaña electoral aún no dan muestras de arrepentimiento por los crímenes que han cometido contra el pueblo y la nación venezolana. ¡Es hora de arrepentimiento! Venezuela, reclama una nueva oposición, que haga política con ética y compromiso verdadero con el pueblo. Aún, no se les ve ese rostro. ¡Sí pero no! Ello, definirá la calidad de la Política que surgirá a partir de este 6D…



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Henry Escalante


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