El imperio norteamericano no respeta a nadie. La soberbia imperial y su desconfianza permanente los hace agredir y desconfiar incluso de sus propios aliados. Estados Unidos solo vela por sus intereses y son maestros inescrupulosos en el arte de la vigilancia, el espionaje y cualquier forma de intervención tanto a nivel interno como a nivel mundial.
En este proceso no se salva nadie. A sus ciudadanos, en prevención del supuesto terrorismo doméstico, los mantiene bajo total vigilancia. Es el Big Brother imaginado por George Orwell. Tiene "alianzas" de cooperación con las grandes corporaciones del área tecnológica. Ninguna se salva ni pueden resistirse, empezando por Microsoft, Yahoo, Google, Facebook y AOL. Todas permiten que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), a través de programas como PRISM, puedan tener acceso a los contenidos de los correos electrónicos, videoconferencias, fotos, historiales de búsqueda y compra en las aplicaciones de las redes sociales. También realiza escuchas telefónicas de cualquier persona con un teléfono afiliado a las empresas de telecomunicaciones norteamericanas o europeas.
Para estar claros, las agencias de inteligencia norteamericanas tienen total acceso a la Big Data de las corporaciones tecnológicas por lo menos desde el año 2007. Es un programa multimillonario de vigilancia masiva. Y toman de ellas la información específica de un ciudadano o un colectivo, cuando estos son escogidos como objetivos por cualquier alerta de investigación o por una causa judicial. Todo esto está perfectamente detallado en las denuncias realizadas por Edward Snowden, entre ellos en su impactante libro "Vigilancia Permanente".
Todo este tema acaba de rebotar nuevamente en la palestra de los grandes medios de comunicación, pues periodistas daneses expusieron sendas investigaciones donde reportan que con ayuda de sus servicios de inteligencia, "Washington utilizó instalaciones danesas al menos hasta 2014 para poder escuchar a varios altos dirigentes de cuatro países (Alemania, Suecia, Noruega y Francia), entre ellos la dirigente alemana Angela Merkel".
Mediante la "Operación Dunhammer" y con la utilización del programa XKeyscore, la agencia de inteligencia norteamericana "NSA tuvo acceso a SMS, llamadas telefónicas y actividades a través de Internet, lo que incluye búsquedas, chats y servicios de mensajería de los funcionarios espiados, entre los cuales figura también el ministro de Relaciones Exteriores alemán de la época, Frank-Walter Steinmeier".
Lo más vergonzoso del espionaje contra sus aliados es que no estaban recopilando información sobre terrorismo o seguridad. No. Estados Unidos quería obtener información privilegiada y confidencial sobre las posturas de sus supuestos aliados en temas militares, energéticos, económicos, comerciales (siguen las disputas arancelarias), de la OTAN, el G7 y la propia Unión Europea. Es un miserable espionaje industrial para tener una posición dominante en cualquier negociación con sus despistados aliados.
Nada más el presidente de Francia, Emmanuel Macron, puso el grito en el cielo al señalar que esto "No es aceptable entre aliados, ni mucho menos entre aliados y socios europeos". Repitiendo su recurrente pataleta por la eterna posición de sumisión que existe entre el "vínculo de confianza que une a europeos y estadounidenses".
Y alerta. Si los altos líderes de las potencias mundiales son objeto, con absoluta facilidad, del inescrupuloso espionaje norteamericano, que se puede esperar para cualquier paisano de a pie. La próxima vez que entre a su aplicación favorita desde el teléfono o la computadora tenga la plena certeza de que los Five Eyes (FVEY) lo están vigilando y "disfrutan" junto a usted de sus mensajes, audios, fotos y videos favoritos. Nadie está a salvo en los servidores de las redes informáticas. Nada es 100% confidencial, secreto o seguro.