Cuando las Patrias no tienen quién las defienda pierden su soberanía, se transforman en simples instrumentos de los intereses de países poderosos, y no pocas veces se diluyen sus fronteras en los lamentos de gobernantes inútiles. En estos días de globalización planetaria, de distancias acortadas, de unanimidades capitalistas, las soberanías son un botín disputado por los imperios.
La otan y Rusia forcejean en la frontera de Ucrania, y esa confrontación se refleja en la frontera de Venezuela y Colombia, recordándonos el concepto vinculado a la teoría del caos: “el aleteo de una mariposa en Hong Kong puede desatar una tempestad en Nueva York”. La otan corrió sus fronteras hasta Colombia, la nombró socio de la otan. Rusia, por su parte, proyecta instalar bases militares y tropas en territorio venezolano. Ya no hay patio trasero, todo el planeta es patio de los imperios. Queda demostrado que Venezuela y Colombia son peones de una disputa entre los imperios. Sus soberanías fueron conculcadas.
Las malas políticas de la oligarquía colombiana y del pranato venezolano, entregando las soberanías, han colocado al continente en medio de una confrontación que no le pertenece. Y la onu, la oea, todos los organismos del continente no intervienen, atrapados en la ciénaga de las conveniencias subalternas.
Lentamente, pero sin pausa, se avanza hacia una confrontación entre los Estados Unidos y Rusia, confrontación que tendría lugar, también, en territorio americano. Aún hay tiempo de parar la locura, la guerra fratricida. Ya los gringos están en Colombia y los rusos en Venezuela, qué esperamos para tomar medidas que conserven la paz. La Paz en un asunto muy importante para dejarlo en manos de estos gobiernos irresponsables.
Estamos en el punto de que un falso positivo, un desliz, desataría la confrontación. A estos gobiernos de Venezuela y Colombia, agotados, insensatos, importados sólo por permanecer, no les desagrada una confrontación en la que los muertos serán los desposeídos; a los gringos y a los rusos no les importa esta guerra fuera de sus territorios, al contrario, les produce ganancias, y eso es lo que los mueve.
Es el momento de hacer algo, después será demasiado tarde. La única manera de recuperar la soberanía de estos países es la Unión. Esto ya lo entendió el Libertador, bajó al sepulcro pidiendo Unidad, ofrendando su vida por la Unidad. Lamentablemente, tenemos doscientos años peleando, debilitándonos y en manos de las oligarquías destructoras del legado de los próceres. Gobiernos que simulan ser bolivarianos cuando en realidad son enemigos del mandato de Bolívar. No puede llamarse bolivariano quien atenta contra la Unidad de la Gran Colombia, estimula los pleitos entre las naciones del Continente.
Es hora de construir una Organización Bolivariana que tenga como objetivo la restauración de la unidad de la Gran Colombia, que promueva la paz entre las naciones y se oponga a la guerra que nos es ajena. Una organización que haga frente a las pretensiones de las oligarquías y el pranato que mantienen divididos a estos países para de esa forma dominarlos mejor. Tienen la palabra los Patriotas…
¡CHÁVEZ, UNIDAD BOLIVARIANA!