La lucha de clases, entre ricos y pobres, es universal; EEUU, desde hace 100 años, invade y derroca gobiernos

1. A raíz del derrocamiento del presidente de Perú y la condena de los gobiernos de México, Cuba y otros, la derecha ha tratado de revivir el llamado principio de "no intervención en los asuntos de otros países". Esas frases, al parecer muy pacifistas, siempre me han parecido anodinas, que nada significan si no tomamos en cuenta el antiguo "derecho" de los más fuertes, más poderosos y todo el sistema de relaciones internacionales.

2. ¿No es acaso una desmemoria y olvido voluntario no saber que los EEUU –así como actuó todo el viejo imperialismo- han intervenido, bombardeando, ocupando, actuando como policía mundial, en más de 50 países, sin que nadie proteste o simplemente se oponga? ¿Se olvida que, en México, en América, el sometimiento es tal que todos los gobiernos tienen que andar como gusanos tras EEUU, para evitar que sean castigados?

3. Son realmente demagógicos, muy engañosos, esos principios del "pacifismo", dado que sólo los países pequeños y gobiernos cobardes, le hacen caso. De acuerdo a sus llamados nacionalismos, todos los gobiernos actúan según sus intereses particulares. Casi todos se han subordinado por décadas a los mandatos de los EEUU por ser el país con más poder armado, con dinero y control de los mercados. Su intervencionismo ha sido imparable.

4. ¿Puede algún tonto ignorar que Cuba ha sufrido por más de 60 años la intervención, el bloqueo yanqui y la orden para todos sus aliados, para impedir la vida independiente del pueblo de esa isla? ¿Puede olvidarse la intervención yanqui en Vietnam, Afganistán, Irak, Irán, Yugoslavia, Libia, etcétera, sin que los gobiernos del mundo protesten? Cientos de ejemplos en el mundo prueban que la no intervención es demagógica nunca ha servido.

5. Los dichos de Benito Juárez de mediados del siglo XIX, de "no intervención" y "respeto al derecho ajeno" son tan generales que nada solucionan; es falso que sin ellos se provocaría la ley de la selva. Los seres humanos, al contrario, por propia naturaleza debemos siempre intervenir –de manera automática y rápida- para impedir o, por lo menos condenar, que los poderosos agredan o aplasten a los débiles, sean personas o países.

6. Moralmente estamos obligados, como dicen aquí, a "meter las narices" sin que nos llamen para evitar la fuerza bruta. Si, también hay que respetar a todos, siempre y cuando el respeto humano sea en todo. Los únicos que no deben ser respetados y, al contrario, deben ser combatidos, son los que explotan, acumulan riquezas que pertenecen a un pueblo, sobre todo a los trabajadores. Esos acumuladores de grandes capitales han provocado la pobreza, la miseria y el hambre.



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Pedro Echeverría


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