En veces, la sinceridad, la claridad en el mensaje y el comportamiento de la gente, pese su vileza, tiene algo meritorio. Jugar sin cartas marcadas y mostrarse sin fingimientos, pese eso denuncie la ruindad que predomina, tiene cierto "valor". Por lo menos la gente, hasta la más ingenua y por ende propensa a sr engañada, sabe a qué atenerse y los viles menores pierden la oportunidad de evadirse, sacar el cuerpo o terminar diciendo, "ese carajo me engañó".
En esto pienso por Laura Richardson, la jefa del Comando Sur de EEUU o de los guachimanes que merodean nuestros espacios a espera de cualquier descuido u oportunidad para echarnos una vaina. La señora, no sé por qué, no entiendo exactamente el sentido y finalidad de lo que dijo, que en su cabal expresión significa ratificar aquello que somos el "patio trasero de EEUU", a manera de dejar sentado, aparte del interés de quienes dominan en su país, el triste concepto que tienen sobre nosotros, pero lo dijo y eso tiene algo de bueno. Podría, si uno quiere soñar y persistir en la buena fe, una manera de advertirnos que de ellos no esperemos nada bueno sino que, al contrario, vienen con todo, por el botín, cual nave pirata, ¡al abordaje!, por lo que ellos les hace falta y nosotros tenemos. Aunque también se pudiera pensar en el lugar común en el comportamiento de quienes se sienten superiores y les trae sin cuidado lo que uno piense o tanto nos subestiman que, supone, en lo que no le faltaría razón, abunden quienes con eso no se sienten ofendidos, humillados y amenazados sino halagados por la importancia que nos dan.
La señora Richardson, general y demás hierbas de la flota naval gringa, encargada de tenernos bajo la lupa declaró, "sin más vainas", que el interés de ellos por nosotros está en lo que poseemos y entre esto mencionó los minerales raros y el agua. Justamente coas que, para ellos es vital, estratégico, por lo que ya comienzan a preocuparse y uno sabe que ellos, aun cuando "pierdan, arrebatan".
Es un discurso rudo, ordinario y hasta guapetón, pero por demás sincero, ajeno a aquellas pendejadas de políticos gringos que hablan de su preocupación por nuestra democracia y hasta hambre, mientras hacen lo contrario, como habernos impuesto por largos años dictaduras y gobiernos dispuestos a entregarles lo que a ellos les falta y, a nosotros también, porque ellos se lo llevan. Y cuando no logran eso por los medios habituales, el de la entrega dócil y hasta espontánea de los gobernantes nuestros, justamente para llegar a serlo, entonces como ahora, mediante la fuerza que da el control de la economía mundial y las armas, someten a quienes pudieran hasta última hora dar sus manifestaciones de, como dice el Chavo, "sin querer queriendo".
Bolívar lo supo con anticipación, por eso en la Carta de Jamaica lo dejó asentado. Porque Bolívar, como dijo Rafael Correa, fue capaz de mirar por encima de las montañas y centenares de años de anticipación. ¿Qué más claro que aquello de "Estados Unidos parecen destinados por la providencia a plagar a América de miserias en nombre de la libertad"?
Sólo que se quitaron la careta en su accionar y han demostrado que no es asunto de libertad sino de la supervivencia de ellos en el más alto nivel y abundancia, a cambio de la ruindad nuestra. Primero fuimos el mercado para suministrarles materias primas y consumir su producción. Luego espacio para reproducir sus capitales aprovechando mano de obra barata. Y ahora somos el área que contiene metales hoy estratégicos en abundancia y el 30 % del agua que existe en el planeta; riquezas que a ellos comienzan a serles vitales. Mientras ellos miran al futuro, nosotros nos peleamos como los hombres, hasta hermanos, de la edad de piedra.
Somos sólo eso, el patio trasero que ahora se convierte en su jardín y el cual deben "defender" sin importarle el destino nuestro.
Todo lo anterior, me lleva a recordar a Luis Herrera Campins, quien en visita a EEUU, donde llegó estrenando aquel entonces lujoso avión, el primero que la presidencia de la República tuvo, pues de eso sólo disponían los altos gerentes de PDVSA, aquel que años más tarde, Chávez llamó "el camastrón", afirmó que aquel país y el nuestro tenían vínculos solidarios desde los primeros momentos de la lucha por la independencia; una afirmación que nunca se correspondió con los hechos y que la señora Richardson, en ese "hermoso gesto", desbordamiento de sinceridad, ha puesto de manifiesto y sin querer ha ratificado lo dicho por Bolívar y lo que aconteció a lo largo de nuestra lucha por la independencia..
Cuando Miranda se entrevistó en 1805 con Thomas Jefferson, presidente del país del norte y James Mason, secretario de Estado, en solicitud de ayuda, nada obtuvo. Le alegaron las buenas relaciones entre ellos y España y la vigencia de un decreto que prohibía a los particulares la exportación de armas.
Desde 1810, los nacientes gobiernos independientes de América hispana aspiraron establecer formales relaciones comerciales con los norteamericanos. La respuesta a ese deseo la dio bien pronto el Congreso norteño, en el sentido que sólo establecerían vínculos con ellos, cuando hubiesen alcanzado el rango de Estados soberanos e independientes. Esto implicaba que tal calificación la harían los propios Estados Unidos, según su conveniencia y en vista sus buenas relaciones con España.
Mientras tanto, los americanos del norte se mantendrían "neutrales", de "embuste-embuste" y, en sana y provechosa paz, con España.
El presidente Monroe en 1817, juzgó el conflicto de América meridional como una guerra civil, no de independencia; entre, como afirmara él mismo, "bandos o partidos que son mirados sin preferencia por los poderes neutrales".
Es decir, el país solidario con nuestra lucha que mencionó Luis Herrera, en 1817 se declaró "neutral y sin preferencias".
De remate podemos agregar que, una disposición de 1818, prohibía a los suramericanos cualquier acción, dentro del territorio norteamericano, dirigida a ayudar las guerras de independencia.
La relación es larga, incluye la invasión de la isla Amelia y el envío de embarcaciones yanquis con provisiones y armas para el ejército español. En carta del 29 de julio de 1818, dirigida al agente diplomático norteamericano J.B. Irvine, en uno de los tantos enfrentamientos con aquel país, Bolívar acusó a los yanquis de intentar romper el bloqueo que la naciente república impuso contra España y les dijo, "para dar armas a unos verdugos".
Para hacer un balance de la conducta de nuestro "amigo" frente a nuestra lucha por la independencia, bastaría recordar lo siguiente:
En 1819 se reunió el Congreso de Angostura y se decretó la República; Estados Unidos se negó a reconocer nuestro gobierno.
En 1820, cuando el propio gobierno español, a través del Armisticio y el Tratado de Regularización de la Guerra, reconoció nuestras fuerzas, el gobierno norteamericano continuó desconociendo el nuestro.
Todavía se negaron a hacerlo para1821, cuando se libró la batalla de Carabobo y se instaló el Congreso de Cúcuta.
Tardíamente, cuando ya Bolívar ha consolidado su poder y se dispone a seguir su lucha liberadora en el sur, el gobierno norteño decidió reconocer a la Gran Colombia.
Mal puede considerarse a aquel país amigo nuestro desde los primeros momentos de la lucha por la independencia, cuando en verdad asumió la conducta expuesta arriba en tan graves momentos de nuestra historia.
La señora Laura Richardson ha expuesto las cartas sobre la mesa. Lo que hay en este espacio es de ellos, está de por medio su supervivencia y, en eso, la "amistad", ni siquiera entre "hermanazos del alma", cuenta.