Evidentemente hay un clima de desasosiego y de cierta intranquilidad, que está siendo alimentado por rumores. Estas manifestaciones son aristas de la guerra que en estos momentos tiene desatada el Imperio contra nuestro país. Hay maniobras para desabastecer a la población, hay empresas que se suman a una suerte de boicot no declarado; existe un saboteo constante por parte de ciertos sectores empresariales que causa daño al país y que están en plena sintonía con los planes desestabilizadores. Por otra parte, se ha denunciado la existencia de centenares de paramilitares que están listos dentro y fuera del país para intervenir en nuestros asuntos, que en la práctica son respaldados por un complot que se está fraguando en Colombia contra Venezuela, y en el cual participan personajes ligados al alto gobierno, como el Ministro de la Defensa y el Canciller.
Las guerras del siglo XXI no tienen nada que ver con las que se han desarrollado en otros tiempos. Hasta la invasión a Irak estuvo precedida de una gigantesca cadena de mentiras y desinformación en todos los medios de comunicación del mundo entero, para hacernos creer que un país que venía de librar una guerra de 8 años con Irán, y otra contra una coalición de 14 países liderados por los Estados Unidos bajo Bush, padre; un país bloqueado, sometido a sanciones de las Naciones Unidas, era capaz de fabricar armas de destrucción masiva que ponía en peligro la seguridad de Gran Bretaña y los Estados Unidos que se encuentran a miles de kilómetros de distancia.
Para convertirse en una amenaza, Irak debía disponer, y no era así, de un sistema misilístico intercontinental que pudiera alcanzar blancos a las distancias señaladas y además portar ojivas nucleares capaces de causar la destrucción que anunciaban. Sin embargo, la campaña de mentiras surtió efecto y esta cortina de infamias permitió la destrucción de un país, con el solo afán de robarle su petróleo y así seguir alimentando la maquinaria belicista de Estados Unidos.
Toda guerra asimétrica supone la existencia de una confrontación desproporcionada en la magnitud de las fuerzas en conflicto, que no son sólo políticas, sino también militares, con graves repercusiones en los asuntos económicos del bando más débil. Para nadie es un secreto que este conflicto es entre nuestro país y los Estados Unidos, que es la potencia mas poderosa y brutal que jamás haya existido en la historia. Debido a la correlación de fuerzas que existe a nivel internacional con el resurgir de los pueblos y de las organizaciones sociales de nuestra América y que en este momento son favorables para Venezuela, el Imperio se ha visto frenado para emprender una acción bélica convencional. Por ello recurrieron al golpe de estado y al sabotaje petrolero en el 2002-2003, a las guarimbas, etc., con la participación de agentes locales. Por ello, ante la imposibilidad de una intervención directa y descarada, patrocinan actos de terrorismo, guerra sucia, y una suerte de desobediencia civil inspirada en las “lecciones” de un personaje llamado Gene Sharp (1). Siendo la guerra que se está librando en nuestro país de naturaleza asimétrica, es decir, donde impera el desbalance entre los actores del conflicto, se impone toda clase de maniobras para obtener resultados positivos, sin escatimar esfuerzos económicos ni éticos.
En las primeras batallas que hemos librado, nuestro país ha salido victorioso bajo el comando único del presidente Chávez. Estas victorias se han materializado en la derrota fulgurante del golpe del 11 de abril del 2002, en el descabezamiento de la cúpula militar extranjerizante compuesta por cerca de 150 coroneles y generales que están a la desbandada: ocultos, presos o exiliados; y sobretodo por el rescate de nuestra industria petrolera, que nos ha permitido contar con recursos suficientes para atender las necesidades de nuestro pueblo a través de las misiones sociales y para desarrollar obras de infraestructura de trascendental importancia para el país, como son los 2 puentes sobre el río Orinoco, el sistema ferroviario nacional, carreteras, autopistas, viaductos, etc.
Esta nueva etapa quiere ser aprovechada por el Imperio y sus agentes locales para tratar soliviantar a la población, con el pretexto de protestar por la negativa legal por parte del Gobierno, en representación del Estado, de no renovar la concesión a la televisora RCTV, por vencimiento del término. Pero como en otras ocasiones nuestro pueblo saldrá victorioso, porque tenemos las ventajas de tener una conducción experimentada en las manos del presidente Chávez; un pueblo vigilante y decidido a apoyar a su gobierno en las decisiones que tenga que tomar para preservar las instituciones democráticas; la razón legal para proceder refrendada por dos decisiones consecutivas del Tribunal Supremo de Justicia y la fuerza de la razón para hacer valer nuestros derechos.
Si antes nadie se los había dicho, sépanlo ahora: En nuestras academias militares y en todos los niveles de nuestra Fuerza Armada, son materia de estudio todos los aspectos que tienen relación con la guerra asimétrica (2), particularmente son objeto de reflexiones y discusiones las teorías que han surgido acerca de esta variante de la guerra por otros medios y los aportes que hacen y se están haciendo en todo el mundo.
Notas:
1. Ver mi artículo “¿Quieren derrocar a Chávez? Es fácil, pero por favor sigan los siguientes consejos!”, donde se hace un breve análisis de los postulados fundamentales de los libros de Gene Sharp, “De la dictadura a la democracia” y “La Lucha política noviolenta” (sic), y su influencia en conflictos actuales en todo el mundo.
(http://www.aporrea.org/oposicion/a33510.html)
2. Hay una reciente contribución de los chinos al estudio de la guerra asimétrica que comentaremos en otra oportunidad, particularmente el libro “Guerra sin Restricciones”, cuyos autores son los coroneles chinos Qiao Lyang y Wang Xiangsui.
Internet: www.lapaginademontilla.blogspot.com
Correo: omar1montilla@gmail.com