Bolívar quiso del Congreso de Panamá la oportunidad de integrar un frente por lo que llamó “antes colonias españolas”, que evitase a cualquier potencia, incluyendo Estados Unidos, abusar de nuestros recursos y derechos a vivir libre y dignamente.
Bajo la consigna de “América para los americanos”, Estados Unidos inició la era intervencionista en los asuntos internos de América Latina. Le sirvió para tomar nuestros territorios como su patio trasero y hacer de policía internacional, con “derecho a intervenir” en cada país dónde sus intereses particulares se sintiesen “afectados”.
A Méjico le vapulearon, le robaron medio territorio y pese al esfuerzo de los heroicos revolucionarios la cosa, como dicen en mi pueblo, “quedó como si nada.”
Y siempre ha intervenido y continúa haciéndolo, porque toda postura latinoamericana destinada a defender la soberanía, sus recursos econòmicos, derechos a vivir con libertad, comer, gozar de salud, valores culturales, disgusta irremediablemente la mentalidad capitalista yanqui.
Contra la Enmienda Plat, mediante la cual los yanquis pretendieron imponer derechos sobre Cuba, después de la independencia de ese país, lucharon miles de patriotas. Fue esa enmienda una negación al esfuerzo de los Bolívar, Martì, Maceo y tantos héroes que entregaron sus vidas por la independencia americana.
Fueron los yanquis, entendiendo como tales a la clase que domina la economía norteamericana y mundial del capitalismo, quienes colocaron y apadrinaron todos los gobernantes corruptos y viciosos que desfilaron por Cuba, hasta llegar al peor de todos, Fulgencio Batista.
Ellos mismos, con sus políticas rapaces y explotadoras provocaron en Nicaragua la reacción nacionalista del heroico guerrillero César Augusto Sandino. Y ellos, a éste asesinaron y dieron luz verde a la larga hegemonía somocista. Anastasio (Tacho) Somoza García, fue el iniciador de una dinastía que duró en el poder casi 43 años, que continuó con sus hijos Luis y Anastasio Somoza Debayle, éste último derrocado por el Frente Sandinista.
También apoyaron y alcahuetearon con descaro la larga, oprobiosa y corrompida tiranía dominicana de José Leonidas Trujillo, muy conocido como “chapita”, por su apego a las condecoraciones que, cual payaso o quincallero, exhibía en el pecho. Y fueron ellos, quienes ante el asombro e impotencia de los americanos honestos y dignos, intervinieron en el año de 1965, en los asuntos internos de Republica Dominicana. A la postre, ejercía la presidencia, electo democráticamente, tras el derrumbe del trujillismo, el intelectual Juan Bosch. El Departamento de Estado promovió un alzamiento militar con los residuos del trujillismo, encabezados por el reaccionario general Elías Wessin y Wessin. El pueblo dominicano que habìa electo a Bosch y la mayoría de oficiales medios y soldados, dirigidos por el oficial patriota Francisco Caamaño Deñò, arrinconaron a la reacción. Ante esto, el ejército norteamericano invadió, pisoteó la soberanía y la autodeterminación dominicana e impuso un régimen con las fuerzas golpistas. Francisco Balaguer, expresidente de la Republica bajo la protección de “Chapita”, resultó posteriormente presidente del país. Caamaño Deñò, ganó el bronce, más tarde murió luchando por el derecho de su pueblo a ser libre.
Quien más sino el gobierno gringo, en 1954 organizó la cruzada fascista y asesina, comandada por el corrompido latifundista Castillo Armas, perro sabueso de la empresa United Fruti Company, compañía bananera norteamericana, quien cortó el ensayo democrático, independiente y popular de Jacobo Arbenz en Guatemala; mientras que en Venezuela, después de haber promovido el golpe de estado que en 1948 puso fin al régimen de Gallegos, injerencia denunciada por el propio presidente, protegieron y reiteradamente condecoraron al dictador Marcos Pérez Jiménez.
Uno lo sabia en demasía, pero con los últimos documentos desclasificados, ya es inocultable la presencia yanqui, a través de la CIA y la ITT, su delegación diplomática y militar en Santiago, en el derrocamiento y asesinato del presidente Salvador Allende.
Acorralaron al movimiento sandinista y armaron en las fronteras de Nicaragua, con la complicidad de los vecinos, fuerzas para-militares, conocidas como “los contras”, para mantener un estado de guerra e impedir el accionar del gobierno.
En la isla de Grenada, tras el asesinato del presidente Maurice Bishop, en el año 1983, tropas mercenarias norteamericanas, atendiendo a órdenes de Ronald Reagan, invadieron aquella pequeña isla de apenas 90 mil habitantes, sin respeto alguno al derecho internacional. Como antes y después, en el ámbito internacional, salvo las honrosas excepciones de siempre, privó una actitud discreta cercana al servilismo.
Panamá, fue otro episodio indignante. Manuel Antonio Noriega, llegó al poder tras una serie de maniobras e indignidades que incluyen complicidad en la muerte del General Torrijos, con el respaldo de la CIA. Aquel, como Saddam Husseim, comenzó a actuar por su cuenta y a gobernar despóticamente y hasta inmiscuirse en el negocio de la droga. Cuando el Departamento de Estado le consideró un inconveniente, con todo su poderío, invadió al país centroamericano, provocando centenares de muertos que, en su mayoría, nada tuvieron que ver con el asunto. La ONU, OEA, Organizaciones de derechos humanos, maromeros y payasos consabidos, hicieron mutis.
Cuba, sigue en la mira. No basta todo lo que han hecho, empezando por el bloqueo y la Ley Helm-Burton. La señora Rice acaba de declarar la disposición de su gobierno a intervenir en los asuntos de la isla en lo que ellos llaman “la etapa de transición”. No están en disposición de aceptar que eso sólo incumbe a los cubanos y mantienen su vieja actitud de creerse dueños del mundo y policías internacionales. Y no hablemos del Asia, Afganistán, Irak, etc., porque seria muy largo.
Por supuesto, Venezuela es una nota importante en la agenda de la política norteamericana y, por el recorrido que hemos hecho, uno debe estar como dijese Chávez “ojo pelao”. Aquí hay mucho petróleo y allá aumenta desmesuradamente la demanda del mismo. La base de Malta, todavía en territorio ecuatoriana, según informes recientes va a ser trasladada a la zona fronteriza entre Colombia y nuestro país. Este tiburón no se harta de comer sardinas, pero Chávez es respondón y como una espina está atravesado en sus agallas.
pacadomas1@cantv.net