Según “Últimas Noticias”, uno no sabe, el Secretario de Defensa norteamericano Robert Gates, en San Salvador, dijo lo que aquí repite la oposición hasta el cansancio, que Chávez anda por allí regalando a diestra y siniestra nuestros recursos, cuando según él, éstos “podrían haber sido más mejor aprovechados para aliviar algunos de los problemas econòmicos que enfrentan los venezolanos”. Lo primero que llama la atención es lo de la redundancia “más mejor”, en una noticia de la AFP. Y es así no porque el gringo haya usado esa expresión, pues es usual que esos funcionarios no tengan interés en nuestro idioma; con cuidar de llevarse nuestros recursos les es más que suficiente. Lo curioso es que el periodista de AFP, responsable de la nota que publicó el periódico, no limpiase el error y se cuidó de meter el texto entre comillas, para resaltar que fueron palabras textuales del empleado de Bush. El periodista de la agencia francesa de noticias incurrió pues en una majadería, que pareciera ser un discurso todo.
Pero más llama la atención que el señor Gates, se muestre “preocupado” porque Chávez, en su opinión, “es una amenaza para la libertad y prosperidad económica de los venezolanos.” Y es que uno no puede entender esa preocupación e interés por el bienestar nuestro.
¿Por qué el señor Gates, el Departamento de Estado y el gobierno gringo, no se inquietaron cuando el señor Luis Guisti, con el aval de los líderes del puntofijismo, estrangulaba a PDVSA, contribuyendo a llevar el barril de petróleo a siete dólares? ¿Por qué a él, jefe del ejército americano, no le mortifica la aplicación de los TLC a paìses de nuestro ámbito para extraerle la última gota de sangre? ¿Por qué jamás y nunca, los señores Gates, se condolieron de nosotros cuándo el FMI y el BM, impusieron a nuestros gobernantes políticas neoliberales que arruinaron nuestra economía y nos hundieron en la miseria?
Al señor Gates, más papista que el Papa, le preocupa que el gobierno venezolano tienda la mano generosa a algunos de nuestros hermanos. Y en verdad, esa actitud del gringo es vergonzosa. Porque su gobierno, no lo hace con nadie a menos que sea para esquilmarlo.
Las Naciones Unidas, por intermedio de una de sus representantes, por el contrario, acaba de desparramarse en elogios para el gobierno venezolano, por sus oportunos y significativos aportes para ayudar a paìses afectados por el desorden climático, generado básicamente por la irracionalidad y agresión de las empresas y la cultura consumista gringas. Y esto al señor Gates, como se dice en lenguaje coloquial, le resbala.
Los venezolanos no queremos que el señor Gates se mortifique por nosotros. Bastantes motivos tiene para estar con el trasero entre dos manos, con el arrume de problemas que su paìs y gobierno confrontan.
Como jefe de la defensa o mejor encargado de la agresión a los demás, tiene un problema enorme con las invasiones a Irak y Afganistán. Lo que no sólo representa un gasto gigantesco de los dineros públicos, sino también un atolladero del que no encuentran como salir y desgaste descomunal de la figura del jefe del Estado y del Partido Republicano.
Al señor Gates debería mortificarlo con razón que de 1950 a hoy, el poder adquisitivo del dólar haya disminuido en 88 por ciento. También que la crisis del Northem Bank de Inglaterra, que no tiene como afrontar las demandas o solicitudes de retiro de depósitos, esté reflejándose en Estados Unidos, cuyos “bancos se encuentran en problemas y carecen de reservas para cubrir sus pérdidas”. Y más que, economistas norteamericanos, prevén una grave crisis en la economía que obligará a “aumentos espectaculares” en materia de impuestos; le debería incomodar que el consumismo desmedido de la sociedad americana haya elevado los precios del petróleo y que la crisis inmobiliaria influya negativamente sobre el resto de la economía y la estabilidad de la moneda. Es más, debería estar preocupado por la quiebra del Banco Mundial, un mecanismo que en el pasado sirvió a la economía norteamericana para esquilmar a los pueblos del tercer mundo y, que ahora el peso de su pasivo, obliga a pensar en disolverlo. ¿Por qué el señor Gates, no se mortifica por la actitud de su presidente que vetó la ley destinada a llevar servicios médicos a millones de ciudadanos, sobre todo niños de su paìs, que no disponen de medios para pagarlos? ¿Por qué no le angustia que esos dineros se utilicen, en lugar de salvar vidas, para prodigar la muerte y agresiones en Irak y Afganistán? ¿Se ha puesto a pensar el alto jefe militar americano en las miles de vidas de ambos bandos que se pierden en las guerras que dirige?
Al Señor Gates en verdad le mortifica, no que Chávez haga, según su egoísta y rapaz opinión, uso inadecuado de nuestros dineros, sino que esté ayudando en buena medida a despertar la conciencia de los pueblos de América. Le preocupa que nuestro presidente tenga éxito en su intermediación en el problema colombiano, que Correa haya ganado abiertamente las recientes elecciones para la constituyente en el Ecuador, que el TLC no alcance el respaldo que con angustia buscan y que los pilares que sostienen sus políticas, el dólar y el Pentágono anden de tumbo en tumbo.
Siendo así las cosas, en verdad, como dijese Gates y admitiese nuestro vicepresidente Jorge Rodríguez, “Chávez es una amenaza”.
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