Los medios de comunicación, en su mayoría en manos de la clase dominante, ocultan la realidad de los hechos en Irak. No sólo porque nos muestran una visión distorsionada de la realidad, la cual comenzó con la campaña por convencernos de que había armas de destrucción masiva en manos de Sadam Husein. Sino por lo que no nos muestran. La perspectiva del realismo científico nos lleva a indagar sobre la “ausencia” de cosas. Cuando vemos televisión, por ejemplo, hacemos esfuerzos por identificar aquello que está ausente. En cuanto a la vida en Irak según los medios de comunicación notamos la ausencia de la clase trabajadora.
Par las agencia de noticias internacionales en Irak sólo están las fuerzas militares de la coalición, lideradas por los Estados Unidos, en su esfuerzo diario por pacificar ese país, los grupos de milicias étnicas y los militantes de al-qaeda, y el pueblo iraquí retratado como víctima de la violencia de estos últimos grupos. Nada más existe en Irak según estas agencias. A sus dueños les interesa que veamos solamente esa parte de la realidad, por tanto la manipulan a su favor y nos ocultan el resto.
Según los medios de comunicación, al servicio de la clase dominante, en Irak no están las transnacionales repartiéndose el país y no existen los trabajadores que se resisten al saqueo de su país. Detrás de los generales del ejército de los Estados Unidos, llegaron los representantes de las grandes corporaciones, en su mayoría estadounidenses, para instalarse en los ministerios y privatizar todo los ámbitos de la economía iraquí.
El lomito, el verdadero objetivo de la invasión, es el petróleo y la industria petrolera iraquí. Las grandes corporaciones petroleras mundiales están detrás de esa invasión, son sus verdaderos promotores. Ken Derr, Gerente de la Corporación Chevron dijo: “Irak posee enormes reservas de petróleo y gas—me encantaría que Chevron tuviera acceso a esas reservas.” Archie Dunham, Gerente de Conoco Phillips, afrimó: “Nosotros sabemos donde están las mejores reservas [iraquíes] y codiciamos la oportunidad de llegar a ellas algún día.” Las grandes empresas petroleras son las únicas beneficiarias de la invasión. Mientras que la clase trabajadora estadounidense e iraquí, junto a sus pueblos, los principales perdedores.
La apropiación de la riqueza petrolera iraquí se trata de consolidar, después de la ocupación militar, mediante la aprobación de una ley de hidrocarburos. Esta ley permitiría traspasar “civilizadamente” el petróleo del pueblo iraquí a manos de las grandes corporaciones petroleras. Estas corporaciones redactaron la ley de privatización del petróleo del pueblo iraquí, dicha ley es apoyada por el Gobierno de los Estados Unidos y por el Fondo Monetario Internacional. El Gobierno títere de Nouri al-Maliki cumplió con su parte, firmar la ley. Según los términos establecidos por esa ley, las grandes corporaciones se quedan con el 75% de las ganancias del negocio petrolero iraquí, hasta que recuperen su inversión en infraestructura, y tendrán derechos sobre éste por 30 años.
La resistencia del pueblo iraquí se opone al saqueo de su petróleo. En especial, los 28.000 trabajadores de la industria petrolera, agrupados en la Federación Iraquí de Sindicatos Petroleros, anunciaron su oposición a la ley y manifestaron que irían a una huelga general si el Gobierno insiste en su entrada en vigencia. El Presidente al-Maliki aceptó sentarse con los sindicatos para discutir la ley y sus consecuencias. Mientras, el Ministerio del Petróleo aprobaba una resolución que prohíbe las actividades sindicales en la industria. Y el propio al-Maliki ordenó el arresto de Hassan Jumaa Awad y de otros tres líderes sindicales bajo cargos de “sabotaje de la economía petrolera”.
Para mayor información sobre las actividades del Sindicato General de los Empleados Petroleros en Basra, Iraq, visiten la página web: http://www.basraoilunion.org/
Los medios de comunicación ocultan la lucha de la clase trabajadora iraquí en contra de la invasión y en particlura en contra de la privatización de la industria petrolera. Por esos medios se nos presenta la resistencia armada a la invasión corporativa estadounidense como bandas de forajidos, cuyo único interés es realizar acciones terroristas en contra de los “paladines de la libertad”. Es estos medios no se reseña la lucha de los trabajadores petroleros en contra del saqueo estadounidense y de la apropiación de las grandes corporaciones de la riqueza petrolera que le pertenece al pueblo iraquí.
Ocultar, silenciar, la lucha de clases que se libera en Irak es de interés de grupos políticos de derecha y de algunos que se autodenominan de izquierda. En especial aquellos que han abandonado los principios fundamentales de la interpretación marxista de la historia. Pero no podrán silenciarla por más tiempo y al final la historia los arroyará.
El movimiento en contra de la guerra en Irak debe ampliar su visión y dejar la ingenuidad, debe apoyar a la clase trabajadora iraquí que está librando una lucha heroica en muchos frentes, en contra de la ocupación estadounidense que sólo persigue el saqueo de las riquezas petroleras. Aprovecho la oportunidad para hacer un llamado a los trabajadores petroleros revolucionarios venezolanos para que se solidaricen con las luchas de los trabajadores petroleros iraquíes. Debemos tener claro que la ocupación estadounindense, apoyada por otros países capitalistas, tiene como principal objetico privatizar, pasar a manos del capital, las empresas petroleras nacionales iraquíes y detener el avance de la clase trabajadora. Una derrota de la clase trabajadora iraquí, en especial de los trabajadores petroleros, tendría repercusiones internacionales. Se perdería una batalla más en la lucha de clases que ahora se libra mundialmente.
Nota: La principal fuente de información usada para elaborar esté artículo fue una nota publicada en el Freedom Socialist Bulletin, voz australiana del feminismo revolucionario el cual e encuentra disponible en la página web: http://www.socialism.com/FSBulletin/number37/union_eyes.html#oil_workers
Julio_mosquera@hotmail.com
