Todas las semanas nos someten a un escándalo nuevo. El laboratorio de guerra sucia contra la Venezuela Bolivariana no descansa. Se crea desabastecimiento. Se siembra desprestigio. Insinuar, malsanamente, que Chávez apoya la cocaína por mascar hoja de coca, es como establecer que el niño que toma un tetero de cebada consume cerveza o que quien come arroz bebe saque o quien come un trozo de caña de azúcar bebe ron.
Se trata de mentes perversas ejecutando un plan desestabilizador a sabiendas que hay un terreno fértil a sus mañas. El sistema cultural dominante es absolutamente proimperialista. El capitalismo campea en nuestra sociedad de manera grotesca. La ambición consumista hace estragos en la población. Contra eso no se ha hecho nada. Por el contrario, al dejar correr sin frenos el manantial de los petrodólares, sin objetivos claros de desarrollo productivo, además de la presión inflacionaria se genera una terrible actitud colectiva de enriquecimiento fácil que ya en el pasado hizo mucho daño moral a la Patria.
Todo ello se mezcla con el notorio cambio de estatus socioeconómico que exhiben algunos pseudos revolucionarios enchufados en cargos públicos. Una corrupción doblemente inmoral porque es promesa inmanente de toda Revolución que los recursos se administran con ética para alcanzar el bienestar colectivo. No para que unos resentidos acomplejados se sientan realizados con sus obscenos privilegios mal habidos e inmerecidos.
Sumando a esta ofensiva situación, la ausencia suicida de formación ideológica, constituyen una debilidad que amenaza con acrecentar la vulnerabilidad del proceso revolucionario bolivariano hasta límites de lo insostenible.
Por eso la metralla imperialista arrecia, porque sabe de estas debilidades.
Ahora lanzaron la campaña internacional de terrorismo judicial a través de Exxon Mobil con el fin de afectar el prestigio de la República y de su principal empresa PDVSA. Exxon actúa, como siempre, en consecuencia con sus intereses transnacionales y en sintonía con el plan de Washington. Pero resulta lacerante ver como venezolanos de papel, porque tienen una cédula más no un corazón venezolano, apoyan y celebran el ataque contra Venezuela. Insistimos en que deben ser tratados como traidores a la Patria.
El gobierno de Estados Unidos ha puesto en práctica casi todas las formas de intervención imperialista que se conocen. Mediación de ONGs, caso Súmate, por ejemplo. Cerco diplomático, todos los voceros de Washington opinan y se inmiscuyen en nuestros asuntos diariamente. Incursión indirecta con mercenarios desde un país vecino, allí está la peste de paramilitares colombianos que acechan por todos lados. Ahora activaron el boicot económico con el plan de desabastecimiento y la guerra económica de Exxon. Sólo les falta la intervención militar directa. Algunos apátridas la desean.
También han aplicado todos los pretextos de intervención: acusaciones de terrorismo, de narcotráfico, corrupción, violación de derechos humanos, amenaza a la democracia, y azuzan desde Colombia un conflicto.
Quienes militamos en el proyecto socialista bolivariano tenemos la obligación impostergable de unirnos sin sectarismos y poses prepotentes. Hay que unir a todos los patriotas en un plan inteligente y disciplinado de resistencia y recuperación de fuerzas. No podemos dejarnos derrotar. Necesario es vencer.
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