En efecto, de las ballenas se dice que también cantan y se habla de esa manera de los sonidos que emiten para comunicarse. Pero en Venezuela todos saben que el señor Manuel Rosales, gobernador del Zulia y quien se cree jefe de la oposición, cuando habló de “cantos de ballena”, en realidad quiso referirse a la expresión habitualmente utilizada en nuestra lengua, cuando tratan de atraernos con engaños. Y lo dijo de aquella manera enrevesada, no por una simple equivocación sino porque rara vez sabe lo que dice.
Pero ahora, no queremos hablar del gobernante zuliano y su desentonado canto, que no parece de ballena y menos de sirena, sino al cantar mareado y que marea del señor Bush, quien mucho de Rosales tiene.
Las sirenas cantaban, según la mitología, tan armoniosamente, que a los navegantes hacían perder los sentidos y hasta el control de sus naves. Por ellas y sus cantos, los marinos en los mares lejanos, se dejaban atraer y terminaban perdidos. Sus cantos y hermosas figuras de medio cuerpo de mujer, eran señuelos para que quienes cruzaban los mares perdiesen control de sus embarcaciones y finalmente naufragasen.
El señor Bush, en verdad trata de cantar como si sirena fuese; pero no puede, no le está permitido por los dioses. A las sirenas, las musas les arrancaron las alas; Bush, las conserva intactas y grandes, tanto que en veces se le enredan. Su cuerpo y su voz carecen totalmente de la armonía que en aquellas abundaba; su canto no embelesa ni hace perder los sentidos a quienes lo dirige. Es decir, el presidente gringo no obnubila, convence ni hace perder los estribos y su mensaje nada tiene de ecuménico. No pertenece al mundo de Neptuno sino al de Marte Y tiene billetes, fuego de metralla, arte para el chantaje, el engaño y cínico proceder para poco dar y mucho arrebatar. Para todo esto último, despliega con demasiado desparpajo sus muy particulares y de mal gusto cantos que no atraen, no embelesan ni emocionan sino asustan. Todo el mundo sabe lo que quiere y busca; pero muchos le temen y ponen de rodillas.
El presidente de los Estados Unidos, suple sus pocas atractivas cualidades personales, vocales y hasta histriónicas, con sus armas y sus dádivas, que en fin de cuentas terminan siendo un meter sencillo para sacar el doble.
¿Y qué dice en estos dìas el cantar desentonado y atronador del señor Bush?
Lo primero, por empezar por algún punto, que Chàvez “ha derrochado la riqueza del petróleo por promover su visión hostil”.
Aquí, uno jorungando entre la fauna, encuentra que Bush, como cachicamo, llama a morrocoy conchùo. ¿Cómo alguien puede acusar a otros de tales pecados, cuando a su paìs ha hundido en una crisis tal, que el dólar se derrumba y la recesión galopa, por los enormes gastos de guerra derivados de las invasiones a Irak, Afganistán, el plan Colombia y el persistente estado de provocación contra todo aquel que se salga del redil?. El presupuesto de su paìs ha llegado a extremos de injusticia y guerrerismo, que se la restado a las áreas de salud y educación para invertir en armas y soldados regulares y mercenarios.
En otro canto desafinado y ronco, derivado de esas malas noches, expresó que Chàvez está “lleno de promesas vacías y sed de poder” y es más, según él, aquel mantiene un “patrón preocupante de comportamiento provocador”.
Si de promesas vacías hablamos nada más ejemplarizante que el ALCA y los TLC que Bush, con sus cánticos anda ofreciendo como alternativas a nuestros pueblos. El viejo “Laissez faire”, comercio libre, sin trabas, donde como dijese Juan José Arévalo, “El tiburón se come a las Sardinas”. Un verdadero canto a lo sirena, sólo que interpretado con una voz sin atractivo pero amenazante. Unos tiemblan, se arrodillan o se atan a la cola. Pero los pueblos que no tiemblan, desde los Aztecas hasta los Mapuches, salen con palos y escardillas a enfrentar a la bestia. Como Méjico, o mejor el pueblo mejicano, sus productores, campesinos, Colombia si cae en esa red tendida del TLC, presentada como salida bondadosa con el canto presagioso de Bush, tendrá nuevos motivos para el lamento y la tristeza. Porque sólo es una “promesa vacía”. Un libre comercio, un canto, aunque sin gracia, pero para sacarle las entrañas a quien por él caiga en el redil, en las nada mansas orillas de sus playas.
¿Quién es el más grande y bullero provocador del planeta? ¿Quién tiene encendidas las llamas de la guerra y todavía quiere continuar? ¿Acaso no es el mismo que inventa cuanta cosa se le ocurra para invadir paìses, destruir culturas y cometer tropelías? ¿Qué significado tiene la intromisión en el conflicto interno de Colombia, bajo la excusa de la lucha contra el negocio de la droga, cuando este crece tanto en ese paìs como en los Estados Unidos? La presencia en la patria de Gaitàn de tropas regulares y mercenarias gringas y la instalación de bases militares, son una provocación, una amenaza contra nuestros pueblos y sus gobernantes. ¿Qué fue eso de estimular a Uribe y hasta prestarle sofisticados medios para violar la soberanía ecuatoriana, sino una vulgar provocación? ¿No es este un fingido y ordinario cantar de sirena?
¿En este sentido, qué le ofrece a Colombia como salida a la guerra fraticida que la envuelve desde hace más de cincuenta años, sino guerra y más muertes entre hermanos?
La interpretación que Bush hace de lo que llama crisis andina, que es de muy vieja data, desde los años de la independencia, porque de ella se nutrió el pensamiento de Bolívar y pasò por la furia desatada por el asesinato de Gaitàn, ordenado por la oligarquía, es más que una falacia, un ejercicio de cinismo. Y la limita al enfrentamiento entre las fuerzas que acomodaticiamente llama terroristas y los líderes democráticos. Este es también un intento burdo de cantar como sirena; pues las ancestrales carencias del pueblo hispanoamericano y caribeño, que mucho tienen que ver con las relaciones que hemos tenido con las grandes potencias, sus políticas del viejo y neo liberalismos y ser tenidos como su patio trasero, son las causantes de la guerra entre hermanos, el terrorismo, que tiene muchas cabezas y también de la presencia de pescadores, que como Bush, suelen pescar en río revuelto para sacar las mejores ganancias.
Nuestro péndulo no se mueve del terrorismo a la democracia, como falsamente y simplistamente tipifica Bush; terroristas hay muchos, aquí y allende el mar. Hay criollos e importados. Los hay quienes tratan de convencernos que estàn del otro lado, como quien grita, agarren al ladrón. La cosa es más compleja. Preferiría decirlo como William Shakespeare, es un asunto de ser o no ser. O como Marcos Vargas, en “Canaima”, montado en la piedra del medio del majestuoso Orinoco, frente a Angostura, “se es o no se es”.
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