Yihya Fara, Nizar Aida, Mohammad El Dura, Khaled Bazian, Mohammad Dawood, Samer Tabanja, Sara Hasan, Wa'el Qatawi, Muhammad El Sajdi, Muslih Abu Jarad, Husam El Hamshari, Amar El-Rifa'e y Mohammed Abu Asi, no son los ministros del gobierno palestino, tampoco son los lideres fundamentales de los movimientos Islámicos que protestan en el medio oriente contra la agresión al heroico pueblo de Gaza; ¡No! ellos pertenecen a la triste y larga lista (http://www.jmcc.org/banner/banner1/childaqsa.htm) de niños asesinados cobardemente por los bombardeos indiscriminados, que como “regalo” de navidad casi todos los años, el gobierno fasciszionista de Israel, ejecuta a espalda y en contra de la opinión del mundo.
"Trataremos a Hamas y al terrorismo con mano de hierro. Pero trataremos al pueblo palestino con guante de seda. Nos ocuparemos de las necesidades humanitarias, del material médico y no habrá penuria alimentaria en la Franja de Gaza”, aseguró el primer ministro y criminal de guerra israelí, Ehud Olmert, como que si los misiles que de forma salvaje e indiscriminada lanzados por su jauría, puedan distinguir las manitas de los niños ávidas de juguetes y recreación, de las manos que con firmeza empuñan las armas con las que enfrentan la agresión a sus territorios ocupados, los valientes guerreros de Hamas.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), ha señalado que en esta nueva escalada son más de cuatrocientas las victimas fatales, que hoy yacen bajo los escombros de los poblados de la Franja de Gaza. De ello hasta ahora se han totalizado setenta y cuatro niños; sin embargo el ministro de Defensa de Israel Ehud Barak, otro protegido de Condoleezza Rice y el pentágono, se envalentona señalando que “Hay un momento para la calma y tiempo para la guerra, y ahora ha llegado el momento de luchar".
Baha' Falah Abu Zaytoun, Ahmad Salem Sweirki y Hamdi Muhsen, igual pudieran llamarse Antonio, Jhon, Arihuá o Luisa, como nuestros hijos o como aquel otro niño palestino hijo de José y Maria. Ellos son los hijos del mundo. La diferencia está en que hoy no existen y muy bien pudieran andar correteando por las calles de Negev o en Sderot allá en Gaza.
Por ellos y sólo por ellos; en estas horas menguadas de las tierras de Yasser Arafat, la solidaridad internacional y la movilización de los pueblos negros, indios, blancos, cristianos, musulmanes y hasta el pueblo judío deben parar este otro holocausto y llevar oro, mirra e incienso a los niños palestinos, que hoy bajo esta nueva pax romana el Herodes “Olmert” en su condición de protectorado de la saliente administración Bush, solo les envía misiles, bombas y desolación.
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