La decisión del gobierno israelí de suspender los bombardeos en Gaza es producto de la intensa y decidida movilización y presión de prácticamente toda la humanidad, de muchos gobiernos que, encabezados por el de Venezuela, denunciaron los crímenes atroces y de lesa humanidad cometidos por la soldadesca fascista sionista contra un pueblo inerme, y la sofisticada y no menos criminal maquinaria de guerra, fortalecida por el armamentismo norteamericano. En esta jornada, fueron los pueblos movilizados en las calles de las principales ciudades del planeta quienes hicieron retroceder a los desbordados dementes que dirigen el aparato político y gubernamental israelí, remiso a actuar dentro de la legalidad internacional y cagándose en los acuerdos y resoluciones de la ONU como siempre han hecho, con el evidente apoyo del imperio yanqui.
El objetivo político táctico israelí que era destruir a los integrantes del movimiento Hamas no lo lograron, la táctica de este movimiento, más allá de enfrentamientos con soldados israelitas y de haberle causado unas cuantas bajas que permanecen ocultas, la táctica fue resistir para que los agresores/invasores se desgastaran. El tiempo conspiraba contra Israel, cuyo objetivo estratégico es la ocupación total de la franja y estimular una nueva diáspora palestina hacía otras naciones árabes para quedar con el control total del pequeño territorio… y de las cuantiosas reservas de gas en el mar de Gaza.
La vesania, crueldad y sadismo de los bombardeos a escuelas, universidades, hospitales, zonas residenciales está a la vista de todos en cualquier parte del mundo. Los testimonios de los horrores de madres que perdieron a su familia, de médicos que no entendían cómo se podía bombardear un hospital repleto de heridos, las dantescas escenas de niños descuartizados por las bombas, mutilados, quemados por las bombas de fósforo, la destrucción de barcos con ayuda humanitaria para un pueblo sin ningún recurso, el paso de ayuda humanitaria, era algo incomprensible aún para los aliados de Israel; todo ese conjunto de apocalípticos hechos y acciones en nombre de Dios y de una raza o religión que se ha creído su propia mentira de que son el pueblo elegido, era imposible que no sensibilizaran al más indiferente y obligara a gobiernos hipócritas, a condenar el genocidio. No pudo el gobierno israelí controlar totalmente la guerra mediática, otras formas alternativas y libres de comunicación, desde el video amateur, las transmisiones satelitales no controladas, las denuncias sobre lo que allí aconteció, fue una batalla que Israel perdió. Subestimaron la fuerza organizada de la solidaridad.
Sin dudas que la decisión de Israel de embarcarse en una aventura bélica de tan alto costo no pudo darse sin el visto bueno y el apoyo del gobierno norteamericano; fue la última gran trastada y metida de pata del genocida Bush y sus criminales halcones, dejarle a un vacilante Obama –quien durante la guerra contra Palestina evadió condenarla– una papa caliente que lo comprometa en una política guerrerista.
Comentario aparte merece la actitud digna y valiente del gobierno del presidente Chávez y del pueblo venezolano, movilizado desde un principio, dando un ejemplo de solidaridad sin par y generando políticas que aíslan al gobierno Israelí.
El alto al fuego es un saldo positivo para los pueblos y las movilizaciones no deben cesar, profundizar el boicot económico al sionismo, sacar de Venezuela los capitales israelitas, nacionalizar sus empresas, hacer que MERCOSUR rompa con Israel, acusar como criminales de guerra a los gobernantes israelitas ante Tribunales Internacionales y solicitar su enjuiciamiento, presionar para que los organismo internacionales obliguen al gobierno sionista a pagar los costos de la reconstrucción de Gaza.
(humbertocaracola@gmail.com)
