TLC y Bases gringas en Colombia: graves amenazas a la Revolución Bolivariana

Supongo que las emotividades obamistas que dejó en algunos la reunión presidencial en Trinidad ya se han apagado. Que al fin y al cabo, el capital no tiene patria, ni color de piel.
La arremetida derechista de que venimos hablando no es cuento. El golpe en Honduras es sólo un paso firme en el plan restaurador imperialista. Obama es maquillaje. No es menos actor que Reagan ni menos patiquín que Clinton.

Tampoco es cuento el odio arcaico de la oligarquía colombiana a todo aquello que huela a Venezuela y a Bolívar. Ellos están muy preparados en la intención de jorobarnos la vida. Actúan con severa elegancia, astucia y claridad de propósitos. Nosotros zigzagueamos.
Quiero advertir esto muy seriamente: el TLC gringo-colombiano es tan letal a nuestra economía importadora como las bases militares lo son a nuestra estabilidad político-militar.
Hay que definir ya una estrategia frente a las consecuencias de un inminente TLC que va a tratar de invadir el consumista mercado venezolano de baratijas importadas. Observemos con cuidado que ya existe toda una infraestructura montada para ello. La inversión colombiana en centros comerciales de clase media y zonas libres es notoria. Lavanderías sin lavanderas ni lavadoras y por supuesto sin las banderas.

Si además agregamos la previa penetración paramilitar y de los cuerpos de inteligencia neogranadinos que actúan ampliamente en nuestros campos y ciudades, nada bueno resulta.
Un reciente reportaje trasmitido por Telesur muestra a autoridades locales y políticos de Venezuela hablando de presencia paramilitar como si se hablase de fantasmas de medianoche. Se maneja como un tema esotérico. Una leyenda.
La verdad es que esto se ha manejado con tal relajo, con tal irresponsabilidad, que los agentes colombianos se burlan de nosotros descaradamente y con razón.
En la diarrea de secuestros que nos azota, casi siempre el cabecilla, el organizador, el logístico, y hasta el operativo, son colombianos. Tipos bien preparados militarmente, con capacidad de mando y manejo de sofisticados aparatos de guerra. Ni qué decir del narcotráfico.

La amplia frontera sigue sirviendo para toda clase de desmanes antipatrióticos. El negocio del contrabando de gasolina cuenta con la activa y entusiasta participación de la misma vieja institución que dejó pasar a Colombia los ochenta mil carros robados en Venezuela.
En la zootécnica jerga zuliana “bachacos” son los que llevan gasolina a Colombia y “hormiguitas” quienes se llevan los alimentos subsidiados incluidos los de Mercal y Pdval.
Bases militares gringas y TLC vienen a perfeccionar un ajedrez montado con perfección criminal. Para enfrentar con éxito esta jugada hará falta mucho más que discursos. Es más, creo que los discursos entorpecen nuestra acción. La espontaneidad nos llevará a la derrota.
Mando estratégico, unidad monolítica en la vanguardia, movilización popular. Son las tres patas del triunfo contra la arremetida imperialista.

Ah, y la invisible pasión revolucionaria transfigurada en inteligencia histórica. Vienen combates superiores. Hay que vencer.


caciquenigale@yahoo.es


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Yldefonso Finol

Economista. Militante chavista. Poeta. Escritor. Ex constituyente. Cronista de Maracaibo

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