La situación de beligerancia con el imperio es grave. El enfrentamiento es inevitable: ellos no toleran que este pueblo dirigido por el Comandante Chávez retome la ruta de los Libertadores. El ejemplo que somos los aterra y contra él enfilan toda su maldad.
Las piezas de la infamia se mueven con precisión: levantan la imagen de país y Presidente narcos. Colaboradores con la FARC. Encuentran armas donde sólo hay deseos de paz, apoyan a la oligarquía interna, intentan confundir al pueblo, susurran a militares, etc.
Todos esos movimientos son componentes de un plan que tiene como objetivo acabar con la Revolución y con el Comandante Chávez, convertir al pueblo en su propio verdugo.
En este enfrentamiento con el imperio corremos un serio peligro, el imperio sabio en su agresión, intenta que la tarea de debilitarnos se la resuelva Colombia, usan a aquel país para agredirnos, montan no se sabe cuántas bases para provocar reacción defensiva de la Revolución. Ese ya es un peligro grande.
Pero donde está el peligro mayor es en el nacionalismo desbocado, en el chovinismo. Ese virus puede hacernos perder cualquier enfrentamiento aún antes de que se presente. Debemos combatirlo con fuerza.
Los colombianos y los venezolanos somos hermanos, o mejor: los humildes de Colombia, los humildes de Venezuela somos hermanos y el Comandante Chávez, líder de una Revolución de los humildes, es hermano del pueblo humilde de Colombia.
Los oligarcas gringos, los oligarcas colombianos, los oligarcas venezolanos son cómplices, secuaces, en la nefaria causa de la defensa de la muerte y la barbarie.
Siendo así, la batalla de hoy, la confrontación con la que nos amenaza el imperio, no es entre Colombia y Venezuela, es entre las oligarquías que se enfrentan al pueblo humilde de todo el continente.
De esto se desprende que si la oligarquía colombiana nos agrede, nos está agrediendo también la oligarquía gringa y la oligarquía venezolana, esos serán nuestros enemigos y contra ellos debemos reaccionar unidos los pueblos del continente y del mundo.
Debemos plantear la contienda en su justo terreno y dar la respuesta correcta, internacionalista, fraterna, y con los humildes. Evitar caer en la mortífera trampa del nacionalismo, del chovinismo.
Si se atreven la Revolución debe volcarse sobre la América con fuerza de huracán, la respuesta debe ser continental, si se atreven el incendio renovador llegará hasta más allá del Rio Bravo. Nada podrá detener la ira de los pueblos, una vez más condenados por el único delito de soñar con un mundo mejor.
La contienda es definitiva: sabemos que, o construimos el Socialismo, o la especie y la vida planetaria se acaban. Sólo el Socialismo es capaz salvar al planeta y simultáneamente dar solución verdadera a los problemas cotidianos.
Borremos las fronteras con el amor de los pueblos hermanos, desde ya debemos formar Comités Antiimperialistas Colombo-Venezolanos, Comités internacionalistas que den cabida a todos los pueblos de la América y del mundo. Que el internacionalismo de los humildes derrote al internacionalismo oligarca.
¡Socialismo es Amor Internacionalista!
¡Chávez es Socialismo!
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