Fue Colón quien instaló la primera base militar extranjera en Nuestra América. En diciembre de 1492, después de navegar varias islas de El Caribe, la nao Santa María, la más grande de aquel primer viaje, quedó encallada y maltrecha a orillas de lo que hoy conocemos como Haití y República Dominicana.
El Almirante ordenó desbaratarla y construir con sus maderas una fortaleza donde dejó 39 efectivos mientras regresaba a España con las nuevas del hallazgo recién encontrado. La bautizaron La Navidad , por haberla concluido para esa fecha.
En el Lago de Maracaibo fue el alemán Ambrosio Alfinger quien intentó, por primera vez, ocupar militarmente la plaza. Durante su incursión con génesis en Coro, en 1529, encargó a una parte de la tropa española a su mando, que montaran base en la costa oeste del estuario, en un lugar cercano a lo que es actualmente la ciudad de Maracaibo
Ya es suficientemente sabido lo que devino de aquellas bases extranjeras en nuestra tierra. Aunque ambas fueron eliminadas por la acción defensiva de los pueblos originarios, ellas fueron apenas el preámbulo del despliegue de fuerzas superiores en destrucción que luego se apoderaron de todo cuanto encontraron a su paso.
Fueron aquéllas expresión de la vieja dominación colonial que nos impuso Europa con su secuela de esclavitud, saqueo, pobreza y atraso.
Pero fue a raíz de la llamada guerra hispano-estadounidense, en 1898, que sería creada la primera base militar extranjera propiamente imperialista, precisamente en territorio cubano, en Guantánamo, al extremo oriental de la isla del Apóstol José Martí.
En esa base los gringos han cometido atroces violaciones a los derechos humanos. Desde sus instalaciones han aupado la desestabilización y el sabotaje contra los pueblos del continente que se levantan dignamente contra la opresión. Acechan a Cuba revolucionaria como serpiente agazapada en su propia entraña.
Pero la gente honrada no acepta estas intromisiones degradantes de la soberanía y el patriotismo. Son emblemáticas las luchas de los boricuas contra la permanencia de los militares gringos en Vieques, donde se unieron luchadores de todas las tendencias para echar los invasores del sagrado suelo que visitó El Libertador y que honró con su elegante gesto y sabio verbo un zuliano ejemplar como don Vinicio Romero, flamante Cónsul de Venezuela en la Patria de don Pedro Albizu Campos y el comandante Filiberto Ojeda Ríos.
Actitud similar tuvieron los descendientes de Eloy Alfaro en Ecuador para expulsar a los imperialistas que desde la base de Manta confabulaban para atacar la legítima insurgencia indoamericana contra las injusticias. Al fin salieron de la Patria de Manuela Sáenz.
Ah, pero qué seducción tan poderosa ejerce el imperio en predios bogotanos. El enamoramiento de Santander con la “Doctrina Monroe” se reproduce en el tiempo como una especie de momia o espectro maligno insepulto. Nefasta reedición de la “Malinche”. Nada se aprendió de la amputación del istmo panameño y otras agresiones tácitas.
Nos resta mucha lucha. También hay venezolanos jugando a favor del enemigo. La conciencia bolivariana nos llama a ser tan inteligentes como astutos. Menos verborrea y más acción. Más vigilancia. Y no confundamos las cosas, este no es un asunto meramente militar. Ni es una lucha sólo de los chavistas. Está en juego la Patria y la vida de nuestra gente.
caciquenigale@yahoo.es
"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad..."
Simón Bolívar, El Libertador.