De esta sucinta revisión histórica sacamos la conclusión que los conquistadores que se apoderaron de lo que en futuro sería Colombia, luego de diezmar a la población aborigen en una cruenta conquista, consolidarían su dominación durante la colonia, creando mecanismos de dominación donde su punto mas fuertes y persuasivos fueron la religión, la política y las leyes; todo esto se desarrollaba en la antes Nueva Granada, mientras que en los otros territorios del nuevo continente, fundamentalmente los que hoy corresponden a Venezuela, se debatían entre la resistencia aborigen y cimarrona africana, acompañadas de ideas independendentistas; los hombres y mujeres de estas tierras de Los Tacariguas, Los Teques, Timotocuicas, José Leonardo, Josefa Camejo, José María España y Manuel Gual, El Generalísimo Miranda, Simón Bolívar, Manuelita Sáenz, Sucre y muchos otros, se preparaban y hacían la guerra contra el Imperio Español, es decir, cuando nuestros héroes estaban en los campos de batalla, los descendientes de los colonos españoles en Colombia, andaban por Europa y Estados Unidos, buscando estudios y mecanismos para preservar la dominación pos-colonial, porque la política entendida y asumida por ellos ya, en ese entonces, les daba para entender que la Independencia Americana, trufaría.
Del mismo modo, los oligarcas colombianos asumieron su dominación durante el siglo IX y XX, tras una cruenta represión contra el movimiento popular, amparados en la aparato militar les permitió la fuerza imperialista que Simón Bolívar ya vislumbraba, Los Estados Unidos. José de Paula Santander, a cambio una sumisión aceptada, consolidándose bajo las imposiciones de valores culturales de dominación que acompañó de traición, se permitió diseñar el aparato de dominación burguesa con los mismos recursos de instituciones religiosas, jurídicas, culturales y militares, que se consolidó con la entrega del Ismo de Panamá, con la intención de mantener a raya cualquier intento de rebeldía que pudiera intentarse desde las fuerzas populares en el continente.
Es así que luego del asesinato de Eliezer Gaitán, líder surgido de la contagiante lucha por la emancipación que inspiraba o inspira, El Libertador Simón Bolívar, los oligarcas en Colombia, siguiendo sin escatimar esfuerzos, montan el aparataje logístico que les permite organizar con éxito el negocio, primeramente la marihuana y ahora también la cocaína y la heroína, porque les permitió dos situaciones favorables, a) pervertir inicialmente a la población pobre, con la promesa falsa de riqueza rápida y b) jugosas ganancias económicas como producto del narcotráfico que le da el mercado mismo norteamericano y, en segundo, la implementación de los paramilitares para el juego sucio de la guerra contra la insurgencia popular y revolucionaria que se inició hace 50 años, tras el magnicidio perpetrado contra Gaitán.
La Colombia traidora, al ver que sus inmundas fuerzas propias no han podido acabar con la rebelión del pueblo, asimismo, debido al rotundo fracaso del mediáticamente vendido Plan Colombia, así como la imposibilidad de frenar referencia popular que de nuevo ofrece la Espada de Bolívar desde Venezuela, acude de nuevo a sus pares en EE-UU, para que éstos hagan directamente el trabajo, que de seguro será infructuoso, para intentar contener o aniquilar la revolución que de nuevo recorre a todo el continente.
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