La última cumbre de UNASUR, nos ha revelado cosas muy interesantes, que se mueven en medio de la geopolítica de nuestra región. Se comienzan a dar unos reacomodos en el panorama político de los gobiernos latinoamericanos. Se podrían dar unas sorpresas por el giro ideológico que podrían dar algunos gobiernos supuestamente socialistas y progresistas.
No podemos olvidar que el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, ya hizo el primer ensayo con éxito de un golpe de estado militar en Honduras, quizás para medir la fuerza de la reacción de nuestros gobiernos y de las organizaciones continentales y mundiales.
Algunos gobernantes latinoamericanos, mueven su inclinación política e ideológica hacia el gobierno de Barack Obama, en un intento de garantizar por otras vías distintas a las que se están construyendo en nuestro continente, el acceso al gran mercado norteamericano, canadiense y europeo, en estos tiempos de depresión y crisis económica.
La política de la pesca en río revuelto, prevalece en algunos gobernantes que pueden estar evaluando la posibilidad de sacar buenos dividendos para sus economías nacionales. La Unidad de todo este proceso de independencia y liberación de nuestro continente, tiene en sus propios protagonistas a algunos de sus posibles enemigos y detractores.
Ahora se esgrime sin reparos, la supuesta radicalidad del presidente Chávez y de la Revolución Bolivariana, argumento sembrado en la mente de algunos gobernantes por parte del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Ellos y ellas prefieren frente al imperio dar la imagen de un Socialismo Light y sumiso, al estilo de las socialdemocracias europeas, para garantizar así Tratados de Libre Comercio bilaterales, atentando así concientemente contra el proceso de integración de nuestros pueblos.
El miedo al surgimiento del Socialismo del Siglo XXI, en America latina, ha creado tal alarma en el gobierno del supuestamente y malogrado socialista Barack Obama, que se han visto en la necesidad de estudiar y planificar la posibilidad de invadir a Venezuela y ecuador desde territorio Colombiano, quizás con la complicidad e indiferencia de algunos gobiernos supuestamente socialistas de la región.
También han tenido que utilizar el chantaje financiero con las economías más débiles de nuestro continente, para inclinar a algunos gobiernos de izquierda o progresistas de economías débiles, a posiciones políticas e ideológicas afines a la derecha norteamericana y continental.
El sueño de un presidente norteamericano distinto, con la aparición de Obama en el concierto político norteamericano e internacional, se ha convertido en una pesadilla para las democracias latinoamericanas. El presidente actual de los Estados Unidos de Norteamérica, no gobierna sino que obedece a los intereses de los grandes consorcios internacionales, especialmente aquellos que representan a las más poderosas compañías petroleras mundiales.
Hilary Clinton, es verdaderamente la mano dura de los grupos de poder económicos, ella es la Dama de Piedra, en esta nueva etapa de represión e invasión contra nuestro continente por parte del gobierno norteamericano títere. Obama es la primera persona de color que llega a la presidencia de los Estados Unidos, quizás como estrategia publicitaria de los grandes grupos de poder norteamericanos, para dar la impresión de cambio en una sociedad que nada cambia.
El Presidente Obama, tiene el gobierno, pero no el poder, carece de la capacidad de desmontar el poderío imperial del Gobierno Norteamericano, tal como lo prometió en la campaña electoral y en el momento de su supuesta toma de poder. Él tiene a una fuerza Armada y a una oligarquía capitalista y neoliberal norteamericana en contra, que no dudarían en ningún momento en ejecutar el juego del magnicidio si ven sus intereses imperiales amenazados.
Obama, no pasa de ser más que un presidente representativo y decorativo obediente a los caprichos políticos, culturales y económicos de los grandes Blancos, Sajones y Protestantes de la sociedad norteamericana racista y discriminatoria. A un alto precio vendió la primogenitura de la trascendencia histórica de ser el presidente distinto.
Se convierte así, el actual gobierno norteamericano, en una pieza fundamental de disociación política de amplios sectores sociales de avanzada de los Estados Unidos, que pueden ser silenciados y manipulados ante la posibilidad de una radicalización de la política militar norteamericana en nuestro continente.
Se respiran nuevamente, en nuestro continente, aires de intervenciones e invasiones militares, para poder acceder nuevamente por la fuerza a las enormes reservas energéticas de Venezuela y Ecuador, y a las inmensas fuentes de materias primas y el agua dulce que posee la America latina, y que los Estados Unidos y gran parte de la Europa noratlántica ven como de su propiedad colonial.
Los Estados Unidos, ante nuestra recurrente ingenuidad, juega el juego maquiavélico que nos puede ubicar en frentes políticos e ideológicos diferentes, argumentado intereses mezquinos de parte de algunos gobernantes latinoamericanos que han perdido el rumbo de la vía liberadora en nuestro continente, para arrodillarse ante el capital.
En su intento de desarmar militarmente a nuestros procesos políticos actuales, han instaurado un boicot a las compras de armamentos y repuestos militares de nuestras Fuerzas Armadas que sigue un plan de obsoletización del armamento y equipos necesarios para la defensa de nuestras naciones, luego nos acusan hipócritamente ante el mundo de querer iniciar una carrera armamentista incontrolable.
Ellos que han equipado desmedidamente y sin control alguno a las fuerzas armadas colombianas, en las mismas narices de la OEA y de la ONU y que han establecido las siete bases militares norteamericanas- israelíes, para combatir supuestamente a las fuerzas irregulares o para reprimir al pueblo y a las organizaciones sociales en el hermano país, acusan al resto de los países de nuestra región de intervencionismo y rearme.
Habría que hacer uso de las teorías del mundo al revés de Eduardo Galeano, para poder entender el peligroso juego de guerra que quieren imponer a través del método gobeliano, los Estados Unidos y sus aliados en nuestro continente.
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