Desde el fin de la segunda Guerra mundial, los Estados Unidos de Norte América emergieron como la potencia mundial dominante en el área económica y militar. Pero las cosas están cambiando y ese dominio esta menguando, amenazando seriamente la viabilidad del sistema capitalista.
Una de las principales razones del decline de Estados Unidos como única potencia mundial es la transferencia sin precedentes en la historia moderna de la riqueza y el poder económico, una cambio que se ha acelerado como resultado de la crisis económica del 2007-2009.
Al centro de este cambio geopolítico esta China con su crecimiento económico tan acelerado. Esto no implica que necesariamente China este amenazando a los Estados Unidos, sino que la aparición de otro actor poderoso en la escena global significa un decline relativo del poder de los Estados Unidos, que es precisamente la piedra angular en el que se ha sustentado el orden internacional después de la segunda guerra mundial. Estos hechos nos recuerdan que los cambios en el balance de poder pueden ser repentinos y radicales en lugar de graduales y evolucionarios.
La recesión no es la causa principal de la pérdida de poder de los Estados Unidos, pero ha acelerado las tendencias que han estado afectando la supremacía económica del mismo. Mirando al futuro la economía estadounidense está seriamente amenazada por una crisis económica: el déficit fiscal podría desatar una inflación difícil de controlar y devaluar aun más el dólar. Para evitar la profundización de esa crisis los Estados Unidos tendrían que tomar decisiones económicas muy difíciles.
La administración de Obama y la Reserva Federal han adoptado políticas que han incrementado dramáticamente la cantidad de dólares que circulan en la economía estadounidense, pero que al mismo tiempo ha aumentado el déficit fiscal. La oficina de presupuesto del Congreso ha estimado que el déficit fiscal excederá un trillón de dólares al año durante la próxima década. Ante la situación económica actual esas medidas eran necesarias, a corto plazo, pero a largo plazo tendrán el efecto boomerang, teniendo en cuenta que el déficit persistirá debido a los programas sociales que por ley tienen que recibir fondos, tales como las pensiones del seguro social, por solo mencionar uno, mas el costo de las guerras en Irak y Afganistán, todo esto nos hace presagiar que la estabilidad financiera de los Estados Unidos está seriamente amenazada.
Los privilegios financieros que le han sido concedidos al dólar estadounidense, como la moneda utilizada para depositar reservas internacionales, y por su rol como la forma principal de pago para transacciones internacionales ha ayudado a mantener el rol preeminente de los Estados Unidos en la geopolítica mundial desde la segunda Guerra mundial. Pero la sombra de la agudización de la crisis fiscal que se avecina ha provocado que los principales acreedores de los Estados Unidos, China y Japón, estén preocupados por la depreciación del dólar en el futuro próximo. China especialmente ha expresado en varias ocasiones que el dólar debería ser reemplazado por una nueva moneda como forma de depósito de las reservas internacionales. El primer ministro japonés, esta a favor de la integración económica de toda Asia bajo una misma moneda como substituto al decadente poder económico del dólar estadounidense.
Para defender al dólar, la administración de Obama tendrá que controlar la inflación por medio de una combinación de recortes en el presupuesto federal, incremento de impuestos, y de las tasas de interés, estas dos últimas medidas impedirán el crecimiento económico, dejando como la decisión más lógica y probable el tratar de reducir el gasto federal. Esto significaría necesariamente que Obama tiene que reducir el gasto de defensa, que consume un 20% del total del presupuesto federal (este porcentaje no incluye los gastos en las guerras de Irak y Afganistán). Como consecuencia vendría la disminución radical de los compromisos militares en el extranjero transformando tanto la geopolítica como la economía internacional.
Desde 1945, la doctrina de la Pax Americana (concepto histórico de la preeminencia de los Estados Unidos como el poder único en el mundo y en el hemisferio) ha hecho posible la interdependencia internacional económica y la globalización. Está claro que en los tratados económicos algunos estados se benefician más que otros. Y en el desarrollo de la política mundial, la distribución relativa de poder, y no la ganancia de ventajas económicas, es la principal preocupación de un país, esto desanima la interdependencia económica. En un intento de asegurarse la distribución de poder a su favor en detrimento de sus actuales o potenciales rivales, los estados siguen políticas de auto suficiencia, practicando el capitalismo solamente dentro de sus fronteras, o entre países en un bloque comercial.
Una verdadera economía global es muy difícil de lograr. Históricamente, la única manera de asegurar la integración internacional y la interdependencia comercial ha sido por medio de una súper potencia dominante que controle a otros estados de manera que ellos no persigan políticas de auto suficiencia o formen bloques comerciales para mejorar relativamente sus posiciones en la geopolítica y la economía mundial. Esta imposición de políticas internacionales a través de la hegemonía ha sido el objetivo fundamental de la política exterior estadounidense desde 1940. Los Estados Unidos han mantenido una presencia militar dominante y disuasiva en Europa, Asia y el Golfo Pérsico, casualmente estas son las principales regiones del mundo por donde la mayoría del intercambio comercial se mueve. Desde el fin de la guerra fría, los Estados Unidos han buscado preservar su hegemonía tratando de mantener un margen de superioridad militar tan amplio que le permite mantener a cualquier poder emergente fácilmente controlable y sus intereses protegidos.
Financieramente, los Estados Unidos han sido responsables de manejar la economía global actuando como el mercado y el prestamista principal. Pero tal y como el presidente Obama reconoció en la reunión del G-20, celebrado el pasado mes de Abril en Londres, las cosas están cambiando, según Obama los Estados Unidos ya no pueden jugar ese rol, y el mundo está mirando hacia China e India como mercados emergentes y como locomotores de la recuperación económica global.
Mirando hacia el futuro, una de las consecuencias de la crisis fiscal será que los Estados Unidos se verá obligado a desligarse de sus funciones militares hegemónicas, o porque no puede conservar la ventaja de poder que le ha permitido mantener las ambiciones de los poderes emergentes bajo control, o porque el orden mundial que los Estados Unidos establecieron después de 1945 basada en la supremacía económica y militar, que es la base estructural de la política imperial esta resquebrajándose. El decline del poder de los Estados Unidos significa un fin al control y el dominio del mismo en la política mundial y el inicio de una transición a una nueva constelación de poderes mundiales regionales.
El resultado será un profundo cambio en el orden político mundial. Los poderes emergentes buscaran establecer esferas de influencia, controlar líneas de comunicación, crear poderes militares regionales y competir por el acceso y control de recursos naturales importantes como el petróleo y el agua. Como resultado del decline de los Estados Unidos en su rol de policía militar en regiones claves del mundo, las rivalidades entre algunos poderes emergentes podrían aumentar. Por ejemplo China y la India compiten por ganar influencia en el centro y sureste de Asia, el Medio Oriente y el Océano Indico. En el presente aun cuando los Estados Unidos actúan como un poder “pacificador” en el este de Asia, la competencia entre China y Japón está empujando al último a renacionalizar sus políticas de seguridad que supuestamente la presencia militar de Estados Unidos en la región precisamente quería evitar. Aunque Tokio continúa su alianza militar con los Estados Unidos, en los últimos anos están mostrando preocupación de que a lo mejor enfrenten una amenaza militar en la cual los Estados Unidos no sean un aliado confiable. Al parecer en un futuro no muy lejano Japón elimine el artículo 9 de su constitución (impuesta por los Estados Unidos) que impone serias restricciones al desarrollo militar del Japón, aun hay sectores en ese país que consideran la posibilidad de convertirse en un poder nuclear.
Aunque el debilitamiento de los Estados Unidos no necesariamente implique que el intercambio y movimiento de los grandes capitales terminen de manera absoluta y radical, en los próximos anos podemos esperar que mas y mas naciones adopten abiertamente políticas económicas que las hagan competir entre sí, al verse forzados a buscar poder y ventajas en un ambiente de alta competencia económica y de seguridad. La economía mundial se parecerá mas a la de 1930 que al actual sistema de libre comercio que se ha querido imponer después de 1945. El fin de la hegemonía de los Estados Unidos presupone una crisis aun más seria para el futuro del sistema capitalista.
El sistema económico de globalización será reemplazado más bien por un creciente sistema nacionalista y mercantilista, la geopolítica se caracterizara por el aumento de los poderes regionales emergentes. El dominio económico y militar de los Estados Unidos será un recuerdo para la historia y al futuro nos espera un mundo multipolar.
Ricardo Moreno
rvenezolano@yahoo.com
Moreno es presidente de la Asociación Simón Bolívar de Los Ángeles, EE.UU. y comentarista de asuntos políticos para radio, prensa y televisión. Fue presidente del Caucus Latino de la Iglesia Presbiteriana de los Estados Unidos de América (NHLPC) y miembro de la junta directiva de la Coalición Interreligiosa para la defensa de los Inmigrantes en California. (ICIR). Obtuvo una licenciatura en Teología del Seminario Teológico Latinoamericano en la Puente California, una Maestría en Divinidades del Seminario Teológico de San Francisco California, y un Certificado en Ética y Política Pública de la escuela de Divinidades de la Universidad de Harvard. Es un experimentado organizador comunitario, trabajo para el Cluster de Iglesias Presbiterianas de Hollywood y Wilshire en el corazón de los Ángeles, (CIPWH) y para la Coalición por la Defensa de los Derechos Humanos de los Inmigrantes en Los Ángeles. (CHIRLA). Actualmente es el Organizador Nacional para relaciones con Latinos de Pan para el Mundo. (Bread for the World), una organización compuesta de 60 mil miembros y unas 3,000 iglesias que buscan influir las políticas públicas del gobierno federal de los Estados Unidos con el fin de reducir el hambre y la pobreza en el mundo entero.