Sabemos bien que el movimiento del 19 de abril de 1810 no fue la primera manifestación contra el dominio español.
Lo históricamente cierto es que fue la primera oportunidad, en la historia nacional, que los blancos criollos, más conocidos como mantuanos, se manifestaron acordes con una acción que de una manera u otra, implicaba una expresión de descontento contra el dominio de la monarquía española. Circunstancia acelerada por la ingerencia napoleónica. Es también verdadero que un gran sector de esos mantuanos, hasta el 5 de julio de 1811, aún dudó entre declarar la independencia o mantener vigente la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII.
Hasta el 19 de abril de 1810 se habían producido diversas manifestaciones contra el orden existente en Venezuela. Federico Brito Figueroa, uno de los venezolanos que más ha estudiado ese asunto, en su obra "Las Insurrecciones de Esclavos en Venezuela", llegó a contar más de veinte. Pero todas ellas, como es obvio, significaron reacciones más contra la esclavitud que contra el sistema en su conjunto. Fueron reacciones específicamente dirigidas contra los mantuanos esclavistas.
La protesta del canario Juan Francisco de León, sólo aspiró un mejor tratamiento de parte de la Compañía Guipuzcoana para los hacendados y comerciantes de Barlovento; lo que le reportó al soldado alzado el respaldo lógico de los mantuanos del Cabildo caraqueño.
En cambio, el negro libre José Leonardo Chirinos y los criollos Gual y España, atentaron contra la espina dorsal del sistema. Sus programas contemplaban la independencia de Venezuela y la libertad de los esclavos.
El movimiento de José Leonardo Chirinos expresó básicamente el interés de los esclavos y de los grupos intermedios. Gual y España, con sus protestas sociales y económicas, recogieron el deseo de todos, menos de las autoridades coloniales, lógicamente opuestas a la independencia y de los mantuanos contrarios al abolicionismo.
Por esto, no hubo nada raro en el gesto del mantuanismo criollo al salir a las calles de Caracas y La Guaira a pedir las cabezas de Gual y España y, cuando en Coro, organizaron partidas de cacerías de cimarrones afectos a José Leonardo.
Esta experiencia confirma algo que muchos políticos no deberían olvidar. La necesidad de establecer prioridades; definir la contradicción fundamental, los aliados y acciones correspondientes para resolverla.
El 19 de abril condujo a la formación de una junta de gobierno a nombre de Fernando VII, porque los grupos más progresistas, provenientes tanto de los mantuanos como de los pardos, tuvieron que hacer concesiones al conservadurismo mantuano para poderlo embarcar en aquella aventura.
La presión para que se declarase la independencia y la abolición de la esclavitud de inmediato, fue disminuida por la vanguardia, atendiendo a la realidad de la correlación de fuerzas.
La contradicción fundamental, más dinámica, obviamente estaba representada en los sectores más influyentes de la política y economía coloniales. De un lado, la autoridad colonial, guardián de las normas del imperio - un imperio venido a menos agravado por la abdicación de los Borbones a favor de Francia- y del otro, las fuerzas que coincidían en la declaración paulatina de la independencia, en razón de mover libremente la economía pero sin alterar las relaciones esclavistas.
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