Sigue la farsa de El Paso

La CIA logra mantener a su agente Posada fuera de alcance

La telenovela de quinta categoría que se inventó la CIA para mantener en libertad su agente Luis Posada Carriles a pesar de sus crímenes terroristas y confundir al publico norteamericano, continua alegremente: la Jueza Kathleen Cardone, de El Paso, Texas, encargada del caso le ha concedido al gobierno de Estados Unidos una nueva prórroga hasta el 2 de junio de 2010.

El orden de la corte ha sido firmado por la jueza tejana el 12 de abril de 2010 pero no salió a la luz hasta ayer cuando el presidente de la Asamblea Nacional, entrevistado por la prensa al ejercer su derecho al voto en las elecciones de hoy, subrayó como los cinco cubanos presos en cárceles de Estados Unidos por haber infiltrado grupos terroristas en Miami se encuentren imposibilitados de ejercer su derecho al voto.

Según reportó Prensa Latina, Ricardo Alarcón de Quesada reveló entonces que, mientras tanto, “se sigue posponiendo, mediante acuerdos de gobierno y fiscalía, el juicio al terrorista Luis Posada Carriles”.

Los procedimientos que acompañan el enjuiciamiento de Posada estaban programados para el 20 de mayo, pero la Fiscalía federal pidió otra vez una prórroga bajo el pretexto algo ridículo de tener otro compromiso ese mismo día.

“La asamblea fue aplazada, el pasado 12 de abril, sin embargo no se ha dicho nada, no he visto ningún despacho cablegráfico, ningún medio de comunicación lo ha informado”, comentó Alarcón al señalar el total bloqueo informativo tanto de las agencias de prensa como de la prensa mafiosa de Miami.

La llamada asamblea no es más que un intercambio entre la Fiscalía y la defensa para ponerse de acuerdo sobre la orientación del juicio y en cuanto a la fecha de este.

Esta forma de “justicia” es algo corriente en Estados Unidos donde se alarga los casos con procedimientos dilatorios cuando la Fiscalía y la defensa tienen interés común en este sentido. En este caso, la Fiscalía necesita salvar a Posada de una extradición lo que le conviene a la defensa que mientras tanto sigue facturando a fondo los “benefactores” de Posada.

Ironicamente, el dossier Posada está bajo la responsabilidad de fiscales federales de la sección antiterrorista del Departamento de Justicia.

La actual administración norteamericana como la de George W. Bush pretende no conocer pruebas de que Posada es uno de los autores intelectuales de la explosión, en pleno vuelo, de un avión de cubana de aviación, en Barbados, en 1976.

Tampoco reconoce que su cómplice principal, Orlando Bsoch Avila, refugiado en Miami desde el 28 de julio de 1960, es un terrorista.

Posada y Bosch son los cofundadores de la CORU, la terrorista Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias Unidas, cuyas operaciones fueron entre las más sangrientas de toda la historia del terrorismo en el continente.

Posada fue durante varias décadas un colaborador asiduo y un agente confeso de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos bajo orientación de la cual cometió numerosos actos de terrorismo, torturó y desapareció en operaciones de contrainsurgencia tanto en Venezuela como en América Central, traficó armas y narcoticos y participó en varios intentos de asesinato del líder cubano Fidel Castro.

Mientras Posada y sus defensores quieren justificar sus crímenes por el hecho que obedecía a ordenes de la CIA, el ministerio publico afirma que la mención de los vínculos de Posada Carriles con la CIA no son pertinentes para el estudio de los 11 cargos presentados. La jueza Cardone prohibió a los abogados del asesino involucrar a la CIA en su defensa.

Después de su entrada ilegal en Estados Unidos, hace cinco años, Posada fue formalmente inculpado con cargos menores a partir de enero 2007. Su juicio fue primero fijado al 11 de mayo de este año. ¡Hace ya tres años!

Cuatro años exactamente han pasado desde que Robert E. Jolicoeur, Director de la Oficina del Servicio de Inmigración y Control de Aduana de Estados Unidos (ICE) en El Paso, Texas, le dirigía a Posada Carriles, entonces detenido, una carta en la cual le decía que constituía “un riesgo para la seguridad nacional de los Estados Unidos”.

jean.guy.allard@gmail.com


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Jean Guy Allard


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