El 9 de noviembre por primera vez en 10 años las diferentes
corrientes
sindicales y sus trabajadores agrupados en UNETE salen a la
calle a
demandar al gobierno bolivariano cuatro consignas necesarias: la
aprobación de una nueva ley del trabajo revolucionaria antes que
finalice el año, el impulso a la gestión socialista de las
empresas
expropiadas, el control obrero y las expropiaciones, un aumento
general
de sueldos y salarios en función de la disparada inflación y la
discusión de las convenciones colectivas vencidas, y la lucha
contra la
penalización de los conflictos y el terrorismo patronal. Es
importante
resaltar que la convocatoria a tal marcha no es iniciativa
propia del
gobierno bolivariano como en anteriores oportunidades, por el
contrario, desde sus instancias de poder y hasta desde el propio
PSUV y
sus sectores sindicales en la voz de Oswaldo Vera, FSB, se ha
tratado
de impedirla. La iniciativa la asume UNETE, una central sin
autonomía
del gobierno bolivariano que ha rechazado la presencia de otras
corrientes sindicales que no apoyan al gobierno del presidente
Chávez,
bajo un marco evidente de clara crisis económica en el país como
consecuencia a lo interno de la bancarrota del capital mundial.
La crisis del capital en el mundo y su reflejo patente en el
país ha
obligado a los representantes de los trabajadores de Venezuela a
exigir
reconocimiento de ellos y sus demandas como contradicción
fundamental
entre el socialismo que se proclama a viva voz desde las
instancias del
gobierno y el que en nada se observa en el seno de los
trabajadores.
Los trabajadores se encuentran agobiados por el alto costo de la
vida,
la burocratización gerencial y explotadora en las empresas del
Estado,
las contrataciones colectivas con años de vencidas en el sector
público, la conciliación de clases y el claro apoyo a patronos
públicos
y privados por parte del Ministerio del Trabajo con despidos
masivos
concertados y en particular de los sectores sindicales
clasistas, la
indiferencia gubernamental ante las solicitudes de reenganche
que
obligan a sus trabajadores a huelgas de hambre para tratar de
hacerlas
efectivas, el sicariato ordenado por los propios patronos
privados para
acallar las voces de los representantes clasistas con el
asesinato, la
criminalización de la protesta obrera con cárcel o la
imposibilidad de
acercarse a los sitios de labores que limitan el derecho a
huelga, el
paro y la toma de empresas por parte de los propios
trabajadores, la
abundancia de pliegos conciliatarios y conflictivos que los
patronos
públicos y privados se niegan a discutir con el conveniente
silencio o
el retraso de las salas de conciliación de las inspectorías del
trabajo, la abundante tercerización con contratas y cooperativas
que
jamás ofrecen las mismas condiciones contractuales de los
trabajadores
fijos, la lucha diaria por parte de los trabajadores por mejores
salarios ante lo que significó la devaluación ordenada por el
propio
gobierno al desvalorizarles a la mitad los conquistados, o hasta
el
propio mínimo, desde enero de este año mientras se vislumbra
otra en
los próximos meses.
Lo importante de esta contradicción fundamental es que ha
obligado a
los burócratas (porque como autonombrados coordinadores nadie
los ha
electo sino que se han impuesto) de UNETE a dar la cara por los
trabajadores que representan y que comienzan a dar muestras
claras de
autonomía frente a las imposiciones gubernamentales y a reflejar
su
independencia de clase frente a los patronos de cualquier tipo,
sean
públicos o privados. Por el lado del gobierno la política sigue
siendo
la de convencerlos que lo que se hace es lo correcto y por eso
los
constriñe en la camisa de fuerza que esperen a que el gobierno
actúe.
La intensión de UNETE, en particular la Máspero y Stalin Perez,
es
conseguir reconocimiento de Chávez por la cantidad de
trabajadores que
movilicen mientras los encausan por una protesta que no se salga
de los
marcos de apoyo al proceso mientras se pueda resolver por arriba
con
los otros burócratas del oficialismo, importando mucho que los
reclamos
realizados no transciendan de lo mediático. Sin embargo, la
manifestación, aún siendo burocrática, resulta positiva, y
merece todo
el apoyo de las corrientes políticas que exigimos un giro hacia
el
papel director que deben jugar los trabajadores en el seno del
proceso,
porque surge no de parte del propio Chávez sino de lo que
subyace aún
inconscientemente en las bases de los trabajadores que ya están
cansados de esperar que algo verdaderamente socialista se haga e
intuyen que deban ser ellos los que realmente lo concreten por
sus
propios medios. Esa debiera ser entonces la atención que se
asuma por
tanto de las organizaciones de claro espíritu proletario y
clasista. No
puede haber justificación alguna que algunas de ellas, por
considerar
que la convocatoria la hace la burocracia gobiernera, la
minimicen y
decidan no participar de manera independiente porque implicaría
un
apoyo al gobierno bolivariano. Las bases de los trabajadores, al
menos
desde el 2008, vienen exigiendo un mayor protagonismo en las
calles que
cada vez más es reprimido o bloqueado por lo que sus ilusiones
en las
virtudes del proceso cada vez más la delimitan en el presidente
y no en
los funcionarios que éste designa. Esa experiencia debe ser
vivida por
parte de las bases de los trabajadores y para tal fin nuestro
aporte es
ir con ellos a reclamar lo que exigen sus burócratas sindicales
pero
partiendo del hecho que lo genérico de las consignas se
convierta en
pasos concretos para lograr lo efectivamente alcanzable pero
desde las
propias bases de los trabajadores.
La Ley del Trabajo “Revolucionaria”
Ninguna ley del trabajo puede ser revolucionaria mientras con
ella se
regule la explotación que ejerce el capital sobre la fuerza de
trabajo
en oferta. Mientras la explotación a los trabajadores esté
garantizada
en ley no podemos hablar de algo revolucionario, menos
socialista. Los
distintos proyectos de esa ley en la AN en ninguna parte
eliminan la
explotación como tampoco que el patrono deje de robar el trabajo
realizado y no pago en forma de plusvalía. Inclusive tampoco
habla de
llevar el régimen prestacional a la retroactividad perdida en
1997 de
la mano de otros burócratas sindicales y actores
gubernamentales, o el
derecho al trabajo necesario sin robo por el patrono o que
también se
lo garantice a los millones que no tienen acceso al mismo. Pero
aún si
esto estuviese planteado en el proyecto que por 10 años la AN se
negó a
aprobar, ¿quién garantiza que se aplique si los trabajadores
viven en
carne propia que las propias instituciones del Estado que
debieran
velar por ella en lo absoluto lo hacen con la ley vigente? Sólo
en el
Estado que impongan los trabajadores bajo su propio gobierno es
que se
puede hablar de una ley del trabajo revolucionaria y socialista,
pero
en dirección a ese papel director en su propio gobierno sí se
pueden
movilizar por convertir a las instituciones del trabajo vigentes
a que
en efecto les funcionen. Primero exijamos, con el propio control
de los
trabajadores, que tanto las inspectorías como el propio
ministerio del
trabajo funcionen y hagan respetar los reclamos que los patronos
y las
instituciones burguesas del Estado no respetan.
La Gestión Socialista, el Control Obrero y las Expropiaciones
Si por gestión socialista y control obrero es lo que se anuncia
que se
hace en Guayana por caso, entonces estamos confundiendo los
términos.
El control obrero sólo tiene un sentido revolucionario si los
trabajadores lo ejercen para imponer ellos la producción, esto
es, a
dónde va dirigida y por qué, y los libros contables están a la
vista de
todos, y eso está totalmente ausente donde se proclama que se
está
dando. Adicionalmente, la gestión socialista no tiene cabida
cuando la
producción no es el resultado de la planificación que los
propios
trabajadores ejerzan. Que algunos trabajadores, escogidos por el
propio
gobierno en vez de haber sido electos en asamblea por sus
propias bases
con derecho a revocatoria y bajo un plan concreto de trabajo,
ocupen
cargos directivos o gerenciales no es indicativo de ninguna
gestión
socialista si la fuerza de trabajo sigue siendo explotada en su
jornada
diaria efectiva y el trabajo necesario a cambio del salario
pagado es
mucho más que el que efecto se necesita mientras miles de
desempleados
se agolpan en sus portones por un chance así sea con una
contrata que
les pague menos que a los que están fijos. Las administraciones
impuestas por el dedo del ejecutivo nacional en las empresas del
Estado
no dejan de hacer la misma política que implementaban los
gobiernos de
la cuarta. Con trabajadores o sin ellos en la directiva o las
gerencias, con explotación y tercerizados, con robo de la
plusvalía
como con cualquier otro patrono, sin control directo de los
propios
trabajadores en la producción, y por ende en su administración,
no
puede haber gestión socialista y el “control obrero” se
convierte en la
guillotina que coloca a las empresas expropiadas en manos
privadas a la
vuelta de la esquina.
Por otra parte, las expropiaciones pagas a quienes terminan
salvando
son a los propios capitalistas pues sus capitales son resarcidos
para
aplicarlo ellos en cualquier otra forma de explotación sobre los
trabajadores. Y lo que es peor, sin devolverles a los explotados
todo
lo robado en el tiempo que lo hicieron para el patrono privado.
Son los
trabajadores quienes deban exigir la expropiación sin pago de
los
grandes capitales que se encuentran en la banca privada y en las
grandes industrias, en particular las trasnacionales, pero bajo
el
control directo sobre la producción en manos de los
trabajadores. El
control directo sobre la producción es la necesaria escuela para
que
los trabajadores se encarguen en su propio gobierno de la
planificación
en función de las necesidades de la nación. La producción
adquiere de
esta forma el sentido colectivo y no el individual y anárquico
que
aplican los patronos tanto públicos como privados.
Aumento General de Sueldos y Salarios y Discusión de
Contrataciones Colectivas Vencidas
La devaluación del bolívar fuerte en Enero pasado condujo a que
el
salario valiera la mitad de lo que valía antes. El presupuesto
de este
año ya lleva casi BsF. 50.000 millones más de lo presupuestado
sin que
termine el año, significando un endeudamiento externo adicional
a los
conseguidos para inversiones de infraestructuras. Los créditos
adicionales han vuelto aparecer como en los peores tiempos de la
cuarta
república y de esto sólo se beneficia de manera directa la banca
privada nacional o la internacional. Para el 2011 se presupuesta
algo
similar a lo ya gastado a la fecha mientras la fuente de
ingresos en
divisas por la venta de petróleo no se tiene previsto que
aumente.
Mientras esta renta se destina masivamente a los pulpos
capitalistas
para que la fuguen, o gasten fuera de nuestras fronteras, la
única
forma de equilibrar el gasto público será con lo que se le saque
en
mayor medida a los trabajadores y al pueblo que nada tiene. Una
nueva
devaluación está en las puertas en los próximos meses como
salida para
disponer de más bolívares con la misma cantidad de dólares por
vender
el petróleo, mientras, ya estamos atados con China por 20.000
millones
que la pagaremos en los próximos 3 años con petróleo pero casi a
la
mitad del precio internacional del barril actual. Ese es el
marco por
el cual los contratos colectivos de los trabajadores del sector
público
siguen sin discutirse. No hay lo suficiente para ellos porque lo
que
hay es necesario dárselo como renta a la burguesía nacional y
extranjera. Convocamos a los trabajadores dependientes de la
administración pública a salir a las calles pues sólo ellos son
los que
pueden hacer con la acción directa torcer el brazo a los
funcionarios y
burócratas sindicales que se niegan a discutirlos. Es la
consecuencia
de los embates del capital mundial en bancarrota y los
trabajadores y
el pueblo que nada tiene pagando los costos de la crisis con
altos
precios de los bienes y los alimentos mientras los patronos se
niegan a
mejorar los salarios. La inflación es ya otro artículo que
estamos
obligados a pagar mientras cada vez más aumenta la población sin
un
empleo formal, estable y con un salario digno para vivir. La
escala
móvil de salarios debe ser arrancada con la movilización
continua de
los trabajadores, también la escala móvil de las horas
disponibles de
trabajo para que los desempleados dejen de estarlo.
Contra la Criminalización de la Protesta y el Sicariato
UNETE habla de luchar contra la penalización de los conflictos.
Como
siempre, las palabras suaves antes que usar las correctas que
los
trabajadores entienden. Rubén Gonzalez tiene 13 meses preso por
representar a los trabajadores de Ferrominera en una huelga por
la
aplicación del contrato colectivo a la cual se negaba el patrón
público. Los trabajadores de UNETE en Maracay fueron reprimidos
por la
policía del gobernador rojo rojito Isea hace unos meses por
tratar de
hacer una marcha reclamando por lo que UNETE en su marcha en
Caracas
plantea. Las madres del PAE en La Victoria también fueron
reprimidas
por exigir que fueran reconocidas como trabajadoras formales. Un
juez
del trabajo en Barquisimeto decretó ilegal la huelga reconocida
legal
por la propia inspectoría del trabajo en IOSA. 2 trabajadores de
Mitsubishi en Barcelona fueron asesinados por la policía de
Tarek
cuando a la fuerza quisieron éstos aplicar la justicia que un
juez
ordenaba al exigir el reintegro de las instalaciones que
consideraba
propiedad privada de los patronos. El Ministerio del Trabajo
luego
autorizaría el despido “legal” de la junta directiva del
sindicato
Singetram junto a 130 trabajadores, muchos de ellos en reposo y
con
reclamos pendientes por incapacidad laboral por la súper
explotación en
las líneas de producción, y otros 300 están en lista de espera
por
decisión definitiva que aún no se toma porque los propios
trabajadores
sacaron a la calle la denuncia. Robert Gonzales, directivo
electo por
los trabajadores a la FUTPV y trabajador de la refinería El
Palito, fue
despedido aún teniendo fuero sindical pero ya antes una caución
judicial le impedía hacer asambleas con los trabajadores en el
sitio de
trabajo. 7 directivos sindicales de la expropiada AgroIsleña
también
fueron despedidos por el nuevo patrono público al dirigir con
los
trabajadores el reclamo a que se definieran como lo que la
propia LOT
define un cambio de patrono. Podemos llenar páginas de
situaciones
donde la lucha obrera clasista de la mano de los trabajadores de
base
es impedida y hasta penalizada por decisión de un juez
convenientemente
seleccionado, sea por un patrono público o uno privado. Pero lo
peor es
la impunidad con que actúan los sicarios asesinos de dirigentes
sindicales contratados por los patronos. Ninguno de los
asesinatos de
dirigentes sindicales fabriles o del campo hechos por sicarios y
ordenados por los patronos ha sido resuelto por la justicia
ordinaria,
menos descubiertos y presos sus autores intelectuales.
Representar de
forma clasista a los trabajadores con autonomía de gobiernos o
burócratas e independencia de clase frente a sus patronos
capitalistas
es causal de riesgo de muerte. La inseguridad diaria se ha
trasladado
hasta ellos a pesar que el propio Estado de los capitalistas
debiera
garantizar el derecho a la vida.
Toda esta realidad no puede quedar en un mero saludo a la
bandera.
Necesaria es la organización de un frente de luchas que impida
su
continuidad y la desaparición física de los representantes
clasistas
que se manifiestan. El amordazamiento a la protesta obrera es la
consecuencia de la criminalización ordenada por la justicia
bolivariana
y el sicariato ordenado por los patrones capitalistas pues tanto
unos
como los otros lo hacen con el fin que los trabajadores acepten
los
costos de la crisis económica como consecuencia de la bancarrota
del
capital mundial en vez de quienes la causaron.
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