Los accionistas clase “B” de SIDOR apelan al humanismo, al amor por prójimo y la solidaridad del presidente Chávez para resolver su problemática, son 15.200 accionistas, entre lo que se encuentran 7.500 accionistas que son ex trabajadores, no gozan de pensión ni jubilación a pesar de los años de servicio de SIDOR y la mayoría padecen de enfermedades ocupacionales por haber laborado en condiciones ambientales criticas, varios cuando jóvenes trabajaron en Acería en los hornos Martin-Siemens y en Hornos Eléctricos de Arco, Laminación, Planta de Electrodos, conocida como la Planta de Pasta Electródica; departamentos que se trabajaban en condiciones infrahumanas.
Los accionistas Clase B de SIDOR, centenares trabajaron bajos estas extremas condiciones de trabajo. La industria siderúrgica es una de las más peligrosas, se pueden producir accidentes fatales por los grandes riesgos existentes y hay exposiciones físicas, químicas y mecánicos y en muchos casos fallaba la seguridad y la higiene industrial y además se ocultaban y se negaban las enfermedades ocupacionales que padecían los trabajadores.
Entre los riesgos en el proceso de fabricación del acero pueden producirse quemaduras: delante del horno, durante el sangrado, por metal fundido o escoria; por derrames, salpicaduras o explosiones de metal caliente de crisoles o cubas durante su transformación, colada (vertido) o transporte; y por contacto con el metal caliente mientras se está formando el producto final. Quién no recuerda aún y tiene pesadilla con las 9 salas de humo de los hornos eléctricos. Además el riesgo de las explosiones que causa el metal fundido o la escoria si cae en agua retenida, esta genera una fuerza explosiva que hace saltar metal o material caliente en una amplia zona. Intoxicación por monóxido de carbono, era frecuente la intoxicación con CO que sufrían los trabajadores de estos departamentos. En la producción de arrabio y acero de hierro y acero se generan polvo y vapores en muchos puntos. En la planta de sinterización eran nubes de polvo que la visibilidad a 5 metros no era posible y en la planta de electrodos, donde se trabajaba con carbón y brea, la utilización de esta brea causan los mismos riesgos que los alquitranes de carbón o petróleo. Existen indicios de que el potencial cancerígeno de estos productos de brea puede no ser tan elevado como la mezcla, más compleja, de alquitranes y otros componentes volátiles asociada con la combustión incompleta del carbón.
Durante la fabricación de electrodos pueden, generarse cantidades considerables de polvo de carbón y brea. En casos de exposición intensa e indebidamente controlada a este tipo de polvo, existen informes de que los trabajadores que fabrican electrodos de carbón pueden padecer neumoconiosis simple con enfisema focal, complicada por el desarrollo de lesiones fibróticas masivas. Los trabajadores en la piel adquirían un color verdoso.
Tanto las neumoconiosis simples como las complicadas son indiferenciables de la patología correspondiente conocida como neumoconiosis de los trabajadores del carbón. La trituración del coque en los molinos de bolas produce niveles de ruido de hasta 100 dBA.
El polvo y los vapores derivados del mineral de hierro o de metales ferrosos provocan fácilmente fibrosis pulmonar y la neumoconiosis. Se cree que algunos tipos de cáncer de pulmón están relacionados con los productos cancerígenos que contienen las emisiones de los hornos de coque. Los densos vapores emitidos por las lanzas de oxígeno y por el uso de oxígeno en los hornos de hogar abierto pueden afectar especialmente a los operarios de grúas. La exposición al sílice de los trabajadores que se encarcaban de la reparación de los revestimientos de los hornos y cucharones o cubas, compuestos de material refractarios, esta exposición al sílice representa un riesgo para los trabajadores encargados de la colocación y reparación de los revestimientos de altos hornos y hornos acereros y sus cubas, compuestos de materiales refractarios que pueden contener hasta un 80 % de sílice. Los crisoles van revestidos de ladrillos refractarios o de sílice triturada y aglomerada, y estos revestimientos requieren una reparación frecuente. La sílice de los materiales refractarios está parcialmente presente en forma de silicatos, que causan silicosis y neumoconiosis. A esto hay que agregar los aditivos de aleación para los hornos de fabricación de aceros especiales conllevan a veces posibles riesgos de exposición al cromo, manganeso, plomo y cadmio.
La exposición al calor, este ambiente es altamente caluroso, son temperaturas insoportables para el ser humano y así se usen los equipos protectores. Los hornos producen resplandores que pueden lesionar los ojos a menos que se disponga de una protección ocular adecuada.
La fabricación de acero es una de las industrias más ruidosas, se hallan niveles de ruidos de más de 120 decibeles durante una jornada laboral de 8 horas.; aunque los programas de conservación de la capacidad auditiva están reduciendo el riesgo de sufrir pérdidas de oído. Entre los principales focos de ruido cabe citar: los sistemas de extracción de humos, los sistemas de aspiración con eyectores de vapor, los transformadores eléctricos y el proceso de arco en los hornos eléctricos, los trenes de laminación y los grandes ventiladores. Al menos la mitad de los trabajadores expuestos sufrirán pérdidas auditivas incapacitantes debidas al ruido al cabo de no más de 10 o 15 años en este trabajo.
Las instalaciones de soplado, las de oxígeno, los ventiladores para descarga de gases y los hornos eléctricos de alta potencia pueden ocasionar un deterioro auditivo. Hay que proteger a los operarios de los hornos aislándolos del foco de ruido por medio de material insonorizante o facilitándoles cabinas insonorizadas. También puede resultar eficaz reducir el tiempo de exposición. En zonas con mucho ruido suele ser necesario utilizar protectores auditivos (orejeras o tapones) dada la imposibilidad de lograr una reducción adecuada del ruido por otros medios.
La industria del hierro y el acero es una “industria pesada”: además de los riesgos para la seguridad inherentes a las grandes plantas, a los enormes equipos y al movimiento de grandes masas de materiales, los trabajadores están expuestos al calor del metal fundido y de la escoria a temperaturas de hasta 1.800 °C, a sustancias tóxicas o corrosivas, a contaminantes atmosféricos inhalables y al ruido.
Las lesiones musculosqueléticas son corrientes en la fabricación de acero. A pesar de la introducción de sistemas de mecanización y auxiliares, sigue siendo necesario manipular manualmente objetos grandes, voluminosos y/o pesados con frecuencia. Hay que prestar una atención constante al orden y la limpieza con el fin de reducir el número de resbalones y caídas. Se ha demostrado que los operarios encargados del revestimiento de los hornos son los más expuestos a sufrir problemas en la región lumbar y en la parte superior de los brazos. Son numerosos los trabajadores con hernias discales por el esfuerzo físico realizado durante los años de faena.
Otras condiciones críticas que vivieron los trabajadores siderúrgicos que laboraban por turnos fueron las intensas jornadas de trabajos, anteriormente en la década de los 60; 70 y 80 se trabajaban jornadas de 48 y 56 horas nocturnas semanales; y en ocasiones se continuaba laborando hasta 16 horas diarias por sobretiempo, agregado a estas jornadas de trabajo estaba las pésimas condiciones ambientales que conlleva a que este trabajador enfermara al transcurrir de los años de hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, dermatológicas y respiratorias, neumoconiosis, silicosis, sordera, hernias discales, cáncer, perdida de la vista, etc.
Aquí se describen las condiciones ambientales en que trabajaron la mayoría de los accionistas Clase “B” de SIDOR, son 7500 ex trabajadores que anteriormente vivían del pago de los excedentes de caja, excedentes que eran pagados en medios de fraudes contables para escamotearles este beneficio a los accionistas de parte del Consorcio Amazonia de TECHINT. Este dinero recibido era para ser utilizado en la alimentación de la familia, estudios de los hijos y medicinas para paliar las enfermedades ocupacionales que merman la salud y fuerza de los accionistas de avanzada edad, hay más de 220 camaradas accionistas que han muertos en su mayoría por las enfermedades que les ocasionaron las condiciones críticas de trabajo.
Además no piden limosnas, ni dadivas ni regalías, reclaman lo que les pertenece, lo que pudieron arrancarle al capitalismo salvaje en los tiempos de la cuarta republica, ni son concesiones otorgadas por el puntofijismo, estas acciones les fueron vendidas a los trabajadores a un precio de 47 mil bolívares cada una de las acciones. Es justo y legitimo que el gobierno nacional se las reconozca al mismo precio que le pago a la trasnacional. Mas el ajuste inflacionario. El gobierno nacional debe comprar estas acciones para hacer justicia social con estos ex trabajadores.
De los accionistas han firmado más de 6.500 su voluntad de vender sus acciones para que el gobierno nacional asuma el 100% de las acciones de la empresa. Se han hecho propuestas muy importantes que deben ser estudiadas por el estado venezolano. Una de las propuestas interesante es que los accionistas que no tienen pensiones y jubilaciones, que es una injusticia contra estos trabajadores, que laboraron 15 ó 20 años en SIDOR, se les otorgue una Pensión y la ventajas es que estos ya el Estado tiene el dinero para pagar la asignación, porque este dinero es de los accionistas.
Se hace un llamado a ministro del MIBAM, José Khan, a los ministros de finanzas, a la vicepresidente ejecutiva de la CVG, Haydee Valenzuela que deben actuar apegado a los principios revolucionario bolivariano que son el humanismo, el amor al prójimo, Un verdadero revolucionario tiene que sentir amor hacia el pueblo, defender las clases más oprimidas, los explotados y los excluidos del sistema. La solidaridad; Solidaridad es el compromiso que tenemos con los más necesitados. El bien común, estos valores los debemos tener presente para hacer justicia social con los accionistas Clase “B” de SIDOR. Tenemos plena confianza en la decisión del presidente Chávez va ser favorable para todos los accionistas. Son más de 15 mil familias guayanesas que tienen la confianza en usted, de que tomara una decisión favorable para los accionistas de SIDOR
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