A propósito de la celebración del 1º de mayo y de las manifestaciones de solidaridad de los trabajadores venezolanos con el gobierno socialista del presidente Nicolás Maduro, no faltaron quienes lanzaran globos de ensayo y anzuelos para que se arrecieran medidas radicales y se expropiaran empresas capitalistas, las cuales de una u otra manera han hecho el juego a la burguesía parasitaria y a la desaguisada oposición venezolana que no da pie con bola.
La clase trabajadora base fundamental de cualquier proceso el cual se precie de llamarse revolucionario, dio un paso al frente y ofreció alternativas ante la actual guerra económica que tiene contra la pared al pueblo venezolano y ha creado una cultura del bachaqueo, como nunca antes se había visto en Venezuela.
Ante la actual situación el Presidente Nicolás Maduro anunció medidas radicales contra la guerra económica y emplazó a la clase trabajadora a sumarse a la FANB para defender la papa de los venezolanos y decretó algunas medidas que ayuden a paliar la inflación inducida a la que han sometido a nuestro país, los enemigos del pueblo aupados por el imperio norteamericano.
Entre las medidas tomadas por el Gobierno está el anuncio de un incremento del 30% del salario mínimo y de las pensiones y jubilaciones de una gran mayoría de venezolanos. Ante esta declaración del Primer Mandatario, no faltó el rebuznar de un candidato de oposición venido a menos, quien de inmediato saltó para decir que era un ridículo aumento, cuando todo el pueblo sabe que él junto a Fedecámaras son los artífices de esta guerra económica que busca derrotar a la Revolución Bolivariana.
Pero paralelamente a la situación descrita, se tomó en la principal industria del país, la petrolera nacional (Pdvsa) una medida de incremento de sueldo a sus trabajadores. La medida luce justa y equilibrada, ante el desbalance que golpea el bolsillo de los venezolanos y que no escapa a este sector tan importante de la vida productiva del país.
No obstante, no todo es color de rosa y en el ínterin de este proceso de ajustes salariales para los trabajadores de la industria petrolera, quedaron por fuera los jubilados. Una población laboral que se ha quedado rezagada en cuanto a salarios, desde hace varios años, producto del estereotipo creado por la meritocracia petrolera de la vieja Pdvsa y que se viene arrastrando ahora en la nueva, sin que se haya hecho justicia con este colectivo que dio sus mejores años de su vida a la industria y a la economía del país.
Para completar el cuadro, en el anuncio de los aumentos de Pdvsa se le jugó una mala pasada a los jubilados, lo cual más bien ralla en una falta de respeto, al hacerles un anuncio con nota de interés por los canales internos de la industria - con ribetes de oficial - para luego ser desmentido por las propias autoridades de RRHH de la industria petrolera.
Desde hace muchos años los jubilados de Pdvsa fueron congelados en sus pensiones de jubilación las cuales nunca se incrementan, porque según la vieja meritocracia - la misma del paro petrolero - todos los trabajadores de la industria salían ricos y gozaban de buena estabilidad económica.
Este estereotipo y falso paradigma se cobijaba en los bonos que generaban los fondos de pensiones de la industria, hoy en pico de zamuro y en las garras de los fondos buitres, por decisión de algunos personeros quienes quisieron hacer las mismas jugadas financieras y las típicas maniobras de los filibusteros, quienes jugaban con los dineros del Estado y de los trabajadores venezolanos en los mercados bursátiles y en los paraísos fiscales de algunas islas del Caribe y de países del mundo como EEUU (caso Illaramendi).
Si bien hubo una burda burla a los jubilados petroleros quienes merecen una disculpa y una auténtica medida de justicia por parte de las autoridades de Pdvsa; es hora de que se revise de una vez por todas, en las altas esferas de la organización de Recursos Humanos de la industria y en las altas directivas de las Federaciones y Sindicatos de la industria esta injusta situación laboral.
No tan solo debe haber un ajuste para las pensiones, sino una verdadera homologación la cual por justicia vienen reclamando los jubilados de la Pdvsa socialista y calificada en los tiempos de Chávez con orgullo como ¡roja, rojita!…
¡Los jubilados de Pdvsa piden homologación ya!
¡Amanecerá y veremos!