Con la frente siempre en alto y con su morral en el hombro, donde llevaba su vianda, con la comida hecha con las manos de su adorada esposa y una muda de ropa para el cambio, este grupo de abnegados trabajadores, se dirigían a cumplir con sus labores en las distintas instalaciones de la industria petrolera nacional, instalaciones estas, unas distantes, situada en el mero centro del Lago de Maracaibo, otras enclavadas en plenas montañas y así, faenas estas con sus vicisitudes y situaciones que se presentaban a diario.
No importaba el momento ni el tiempo, a toda hora, todos los día, en pleno sol, en pleno aguacero, de noche, de madrugada, a veces con sus redoblonas, pero el objetivo era común para todos, cumplir a cabalidad con su labor. No fue fácil la tarea, algunos compañeros se quedaron en el camino, otros quedaron empotrados en una silla de rueda o en una cama para siempre, pero así todos ellos, dejaron en un sitial de honor para el mundo, aquella otrora Empresa Petrolera..
Hoy en la actualidad, este grupo de compatriotas pasaron a la etapa de la jubilación y lamentablemente sobreviven a una triste situación económica, con pensiones que no están de acorde con la realidad y mucho menos con la ardua labor cumplida en todos esos años de servicio, no contando también con una verdadera salud hospitalaria y así de otros beneficios, que le han sido escamoteados, como es el caso del llamado fondo de pensiones, de ese dinero que acumulamos durante nuestras largas e incansables faenas… Se nos ha engañado y Humillados, dándonos miserias.
Señor presidente Nicolás Maduro, usted se hace llamar el presidente obrero, le pido que revindique a este grupo de valientes compatriotas, que lo dieron todo por poner en alto el nombre de PDVSA y en sí, el de nuestra querida patria Venezuela. Por favor haga justicia..