El descontento del país se manifiesta en cantidades de protestas, principalmente, por aumento de salario. No hay dudas, las condiciones objetivas para un cambio están allí, en la realidad de miseria material y espiritual que vivimos. Lamentablemente, los dirigentes de los trabajadores se equivocan al quedarse en sólo esa reivindicación; al no ir más allá, se colocan objetivamente al lado del gobierno, como unos administradores más del capitalismo tosco.
El capitalismo, tradicionalmente y con mucha habilidad, ha incorporado a los dirigentes sindicales como unos gestores de la mercancía fuerza de trabajo, la llevan al mercado capitalista y procuran el mejor precio. No tienen visión de sociedad, no les importa el desempleo, la explotación sistémica de sus miembros, menos la marginalidad, están de espalda a la sociedad. Pero, cuando la dirigencia sindical se encuentra con su deber histórico, esto es, una revolución que libere al trabajo y con él a toda la sociedad, en ese momento deja de ser parte funcional del capitalismo y se convierte en verdaderos dirigentes de la clase obrera, la llevan hacia su objetivo histórico. Así, se elevan sobre las reivindicaciones y las transforman en poderoso instrumento de lucha por el cambio de la sociedad.
Cuando lo anterior se aplica a la situación de hoy en Venezuela, entendemos el estancamiento de las consignas de las protestas obreras. El deber de la dirigencia de los trabajadores venezolanos, país donde ayer no más se hizo un heroico ensayo Socialista, es colocar todas las luchas reivindicativas en la batalla por retomar el camino de la reivindicación histórica de la clase y de la sociedad, el Socialismo. Demostrar a su base la imposibilidad de conseguir la máxima felicidad posible mientras permanezca este gobierno y su capitalismo tosco. Demostrar que cualquier lucha reivindicativa con este gobierno será sólo una distracción.
El madurismo tiene como plan, como objetivo, permanecer, y a esa meta sacrifica todo, entrega el país en una subasta grosera. Es mentira que sea antiimperialista y es mentira que sea Socialista, chavista. Ahora están conversando con los gringos para que participen en la subasta, ya los rusos y los chinos tienen su tajada, ahora, vienen los gringos. Se instalará aquí un capitalismo salvaje, depredador, sin ningún freno, ya inventaron las zonas especiales, el saqueo será inédito, el país se transforma en algo similar a una de aquellas quincallas de remate de todo a un dólar, entregarán el petróleo, el hierro, los minerales, la electricidad, las comunicaciones, todo, hasta las plazas y las cárceles.
El país se disuelve y los dirigentes de los trabajadores peleando por un puñado miserable de dólares. Mañana tendremos un ejército mayor de desempleados, unos trabajadores en condiciones de esclavitud, unas ciudades rodeadas de marginalidad, unos campos forajidos… ¿y los trabajadores seguirán peleando por unos dólares miserables más?
Es la hora del despertar de los trabajadores, pedir la salida de la cúpula madurista, retomar el camino extraviado con el magnicidio de Chávez. Los trabajadores tienen un deber histórico que cumplir, deben ser principales en la lucha por un sistema diferente del capitalismo que hoy destruye a la humanidad, deben ser fundamentales en la recuperación del camino de Chávez, la construcción del Socialismo, hoy postergado en manos de la traición.
¡VOLVER A CHÁVEZ!