MASISA trasnacional anclada en las márgenes del río Orinoco, en los límites de los estados Anzoátegui y Bolívar. Allí tiene su asiento esta empresa que fabrica tableros y fibra de madera para muebles, que una empresa en su totalidad sale para la exportación: pese a los ingentes ingresos y el plácet que recibe del gobierno nacional; se zarandea dentro de la anarquía y el vulneramiento a las más elementales leyes, decretos y normas. Donde pagan salarios de miseria, despiden a trabajadores de forma injustificada. Es un clamor por parte de los trabajadores el adecentamiento de esta empresa.
Frente a tanta lenidad nadie intenta poner el dedo en la llaga. El Reglamento de las Condiciones de Higiene y Seguridad en el Trabajo y otras Normas Laborales; son letra muerta. Los Delegados de Prevención de accidentes, cuyas funciones es la prevención del riesgo en el trabajo y que son electos por los trabajadores; es una figura inexistente en la empresa a pesar que su elección está contemplada en la Ley A los médicos que prestan sus servicios a la empresa, les tienen prácticamente prohibidos dar reposos. Jean Mendoza, un líder sindical combativo, que ha asumido la lucha sindical como un apostolado es continuamente amenazado, perseguido y encarcelado.
No se puede hablar de inversión extranjera a los cuatro vientos, como si fuese una panacea, si se les permite que esas empresas hagan con los trabajadores venezolanos lo que les venga en gana; aplicando medidas punitivas, comprando a funcionarios y violando sus más elementales derechos.
No es suficiente que coterráneos, que les ha tocado que emigrar son perseguidos en otros países con ataques xenofóbicos, ahora en su propia tierra, son maltratados por la planta insolente del extranjero a través de estos consorcios trasnacionales; que utiliza nuestra electricidad barata, nuestro gas a precios irrisorios; nuestra materia prima, adquirida a precios preferenciales a PDVSA. Vengan luego a convertirse en expoliadores y esquilmadores contra nuestro pueblo trabajador.
