“Proletarios del mundo uníos”
Carlos Marx.
Un fantasma recorre las industrias del sector privado en el país: es el fantasma del socialismo. La Revolución Bolivariana ha despertado el espíritu revolucionario de la clase trabajadora venezolana. Lo habíamos expresado en artículos anteriores. Las diversas movilizaciones realizadas por los trabajadores y obreros por muchas de las instituciones y entes públicos del Estado, en favor de la aprobación de la Enmienda Constitucional, han demostrado, un vez más, el importante nivel de conciencia adquirido por ellos en el devenir histórico de la Revolución Bolivariana. Y es que, sin lugar a dudas, existe entre los trabajadores, obreros y campesinos venezolanos un grado importante y creciente de identificación con el gobierno revolucionario y obrerista del Presidente Chávez. El liderazgo y el verbo revolucionario del Comandante es su infinita fuente de inspiración, organización y de movilización. La lucha de clases ha puesto la sobre marcha al motor de la Revolución Bolivariana. Un gigante dormido ha despertado de su largo letargo, y su paso agigantado sobrepasa a muchos. ¡No podrán detenerlos!
Mientras unos continúan hablando de diálogos, y nos plantean la absurda conciliación con las “fuerzas” del pasado, en su infecundo, ridículo y desesperado intento por confundir al pueblo y detener al gigante que puja por la profundización de la revolución; mientras éstos se prestan al triste y ridículo papel de hacerle el juego al enemigo jurado de nuestro pueblo, los trabajadores dicen ¡Ya basta de tanta manipulación, estafa y explotación a la clase obrera! ¡El dialogo es para con nosotros! La rebelión de la clase obrera no podrá ser detenida.
La emoción experimentada por Eduardo Saman, actual Ministro de Comercio, al presenciar la rebelión de los trabajadores de las Empresas Polar frente a sus patronos explotadores, quienes pretendían parar sus plantas arroceras, chantajear y doblegar por hambre al pueblo, la experimentamos también todos los revolucionarios. “Los trabajadores, como pueblo que somos, como gente honesta, de raíces de abajo, tenemos que apoyar toda iniciativa del gobierno para defender los intereses del pueblo pobre", lo expresó un dirigente sindical de la empresa privada Polar, en un programa VTV, 03/03/09.
De la misma manera, y casi al mismo tiempo, -como en una especie de unión espiritual obrera- se rebelaron los trabajadores del sector privado bancario Banco Provincial y de COVENCAUCHO (empresa privada productora de neumáticos para vehículos), Mitsubishi (empresa ensambladora de vehículos) y otras del sector privado. Todos los trabajadores exigen la intervención del gobierno; beneficios laborales e incluso, hasta han llegado a plantear la expropiación y socialización de los medios de producción. SIDOR (empresa siderurgia del Orinoco) que yacía privatizada en manos de capitales transnacionales argentino, hoy nacionalizada, fue punta de lanza y ejemplo de conquista de la clase obrera venezolana. El paso del gigante ha sido cualitativo. La clase obrera comienza ha reconocerse como el objeto de la revolución.
Pero también dentro del sector estatal se experimentan muy similares insurrecciones contra el viejo sistema gerencial burgués y contra muchos de sus cuadros técnicos gerenciales seudos-revolucionarios. Se desatan los poderes revolucionarios de la clase obrera quienes han sentido la necesidad y la libertad para poner en cintura a su enemigo internos declarados. La directiva gerencial de PETROCASA (empresa productora de materiales para viviendas familiares) a quienes el enajenante poder instituido en la división social del trabajo y la carencia de formación ideológica ha degenerado y conllevado a emprender políticas anti obreras y despóticas contra los trabajadores, han sido denunciados y puestos en cinto por sus trabajadores.
Los coprófagos de la pequeña burguesía y la canalla reaccionaria temen ver al Lázaro Obrero andando y despertando a los vivos. Mientras los muertos entierran a sus muertos; mientras exista revolución socialista nadie podrá detener a la clase obrera. La dirigencia revolucionaria venezolana está obligada a responder y dar causes al caudal revolucionario del proletariado: acelerar la organización de la clase obrera; generar una política del PSUV para la formación ideológica de los cuadros trabajadores y gerenciales; dar respuesta política inmediata a los problemas de los trabajadores; permitir la creación de los Consejos de Trabajadores (CT) en las empresas del Estado y propiciar la creación de sindicatos en el sector privado; democratizar las relaciones entre los CT y los cuadros gerenciales de las empresas estatales; avanzar hacia la división social del trabajo, son tareas fundamentales e impostergable de nuestra revolución.